Capítulo 39

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Daniel:

El llanto inconsolable.

Eso es lo único que logro escuchar, un llanto sincero, un llanto de dolor. No puedo evitar sentirme mal por Will, pero a pesar de eso dentro de mí hay una sensación de emoción. Si Will está aquí, el resto del grupo debe estar aquí, incluyendo a Evan pero, ¿Dónde están?

— ¿Will? —pregunta Caleb desde su contenedor esperando una respuesta que nunca llega—. Lo siento amigo. De verdad siento lo de tu hija —aún no hay respuesta, solo un llanto que no cesa. Me gustaría decir algo para intentar consolar a Will, debe estar así porque su hija murió, y eso era predecible, eso explicaba el olor que impregnaba el lugar, sin embargo sé que cualquier cosa que diga no servirá de nada.

Repentinamente un ruido invade el lugar, se oye una puerta abriéndose seguida de pasos, alguien viene de nuevo.

«Por favor, que sea Evan».

Se escucha como abren la puerta de un contenedor, me asomo por un agujero en la pared metálica y observo a tres hombres lanzando adentro a una persona en el contenedor en el que está Caleb.

— ¡Ethan! —Escucho la exclamación de alegría de Caleb, seguido de eso, les cierran la puerta—. ¡Oh, gracias a Dios! ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?

—Sí, yo también me alegro de verte hermano —contesta Ethan con un poco de sarcasmo, después siguen risas.

Antes de que pueda escuchar algo más, mi puerta se abre. El grupo de hombres que vi hace unos momentos están en la salida, uno entra y me sujeta del brazo, me resisto y lo empujo violentamente pero el hombre me responde con un golpe en el rostro. El dolor es increíblemente fuerte y me cuesta trabajo hacer algo más, siento como mi labio arde y el dolor crece. El hombre me vuelve a sujetar del brazo y me saca del contenedor.

—Vamos, niño, hay alguien esperándote.

—No soy un niño —susurro dejándome guiar por el hombre.

«Espero que estés aquí Evan».

Salimos a un pasillo y subimos rápidamente unas escaleras, nos detenemos frente a una puerta metálica y el hombre que me sujeta la abre y me empuja adentro. Caigo torpemente y detrás de mí se cierra la puerta. El dolor sigue presente en mi rostro, por lo cual aún hago unos movimientos un tanto torpes, me tardo unos segundos en ponerme de pie, cuando finalmente lo logro, alzo la mirada y una mano se coloca en mi hombro.

— ¡Daniel! —dice Evan alegre y me abraza fuertemente.

—Evan —digo sorprendido y lo abrazo con todas las fuerzas que tengo—... Por fin estás aquí.

—No te dejaría. No podría —me susurra.

— ¡Vaya! Cuanto amor hay aquí —interrumpe una voz del otro lado de la habitación, busco a su dueño y observo como es que Kyle comienza a avanzar hacia a nosotros, Evan deja de abrazarme y se pone de pie, recuperando su postura— ¡Casi me hacen llorar! Aunque siendo sinceros, he visto mejores actuaciones —llega hasta donde estamos, con una sonrisa maliciosa y con una hacha en su mano derecha.

—Déjanos en paz —le contesta Evan a la defensiva.

— ¿Qué es lo que decías? —Le dice Kyle colocándose frente a él, mirándolo directamente a los ojos—. ¿Qué no le tenías miedo a la muerte? Bueno, entonces te enseñare a tenerle miedo a algo. Te enseñare a tenerme miedo.

De manera inesperada, Kyle golpea el rostro de Evan fuertemente, haciéndolo caer estoy por hacer algo, pero Kyle me sujeta del pelo y me aleja de Evan. La furia me invade y comienzo a soltar golpes desesperados, pero Kyle me sujeta del cuello y pone el filo de su hacha contra mi cuello.

La última esperanza Parte 2: Resistencia (The last hope #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora