Capítulo 50

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« ¿Quieres saber algo? »

Aquel niño asintió esa noche, mientras yacía recostado sobre la pierna de su protector, Evan. Pero, ¿era correcto llamarlo niño? Probablemente no, él detestaba que la gente lo llamara así. Tal vez porque se sentía lo suficientemente maduro para ser un adulto, tal vez porque la niñez le fue arrebatada desde el momento en que nació, le fue arrebatada por sus padres, por las sombras y por Javi. Seguramente era eso, odiaba ser llamado niño, porque realmente nunca lo fue.

Mucho menos lo era ahora. Había pasado por demasiado para ser un niño, pero aún le deparaban muchas cosas para poder convertirse en un adulto.

«—Eres lo más increíble que me pudo pasar —continúo diciendo Evan, con tranquilidad y mirando a la nada, como si de un cuento que él narraba se tratase—. Tal vez es muy tarde para decirlo. Tal vez me di cuenta de ello demasiado tarde. Cuando te perdí, cuando te hundiste en el pozo, cuando no eras tú, me di cuenta de lo indispensable que eras para mí. Me di cuenta que no te podía ver así y me culpaba y no lograba encontrar la forma de mejorar las cosas. Eres lo único que me queda y me alegro que sea así, no pude haber escogido a alguien mejor para realizar este viaje».

Aquel niño simplemente acariciaba el metal debajo de él, con profundo arrepentimiento y tristeza en su interior por todas las cosas malas que habían ocurrido hasta ese punto, y es que aquel niño no lograba entender aún que nada era su culpa, que la vida está llena de sorpresas, que las cosas ocurrían de un momento a otro, que los instintos te ciegan o te guían, que las consecuencias pueden ser buenas o malas y al final nunca serás capaz de saber que hacer hasta que el momento haya pasado, entonces te arrepentirás y culparas o celebraras el haber hecho lo mejor, pero nunca estás preparado para lo que viene, y la realidad es que siempre hay algo nuevo. Aún no lograba comprender la vida.

«—A pesar de todo lo que hice, todo lo malo, ¿crees eso? —preguntó Dan aquella noche con gran melancolía».

«—No cambiaria nunca esa idea —Contestó Evan con total sinceridad y alegría».

Aquella noche continúo, un momento de alegría, la conversación se tornó en un par de historias, historias de Evan, de su vida, de lo que solía ser antes de la llegada de los triángulos, los buenos y malos momentos, sus pasatiempos, sus gustos, lo mejor y peor del mundo, después de todo, Dan podía llegar a ser tan inocente como quisiese, y en lo único que tenía una esperanza, inocente y patética desde su punto de vista, era en ver ese mundo de las anécdotas. Llegar a vivir lo suficiente como para ver aquel mundo tan siquiera una vez.

Vivir una buena vida.

Ahora esa buena vida sonaba lejana, sonaba patética, había sido destruida en un instante.

Ese sueño se extinguió a la par de la vida de Evan.

Fue como si el tiempo se detuviera. Inesperado. Pudo ver todo tan lentamente, pero sin poder hacer nada. Vio el movimiento inesperado de Kyle, el cambio de dirección. Vio su dedo moverse, presionando el gatillo. Vio la bala atravesar su rostro, vio la sangre salpicar la pared. Vio su cuerpo caer al piso, una sonrisa fugaz de Kyle.

No lo pensó, empezaba a correr con furia hacia él, con lágrimas comenzando a recorrer sus mejillas, cuando una mano lo detuvo con fuerza y otra la jaló del brazo. Escuchaba voces desesperadas a su lado pero no las lograba distinguir. El mundo se había quedado en silencio. Intentaba correr pero la fuerza de los que lo jalaban era mayor.

Salieron por una puerta y la luz lo cegó. Forcejeo pero no lograba escapar. Se convencía así mismo de que lo que había visto no había ocurrido en realidad. No podía reaccionar, no tenía una idea clara, cedió a la fuerza de quienes lo jalaban sin saber que hacer, sin entender lo que acababa de ocurrir, no podía ser real. Después lo empujaron dentro de un auto, las voces eran más esta vez, eran desesperadas, eran tristes, no las entendía, no entendía nada.

El automóvil encendió, comenzó a ver fuera de él, comenzó a ver las imágenes fugaces, no lograba distinguir con claridad nada. Finalmente el automóvil se detuvo en medio de un camino rodeado de bosque y con él, la mente de Dan se aclaró, ya no lloraba y solamente necesitaba que alguien le dijera que era falso, necesitaba despertar de aquella pesadilla.

Volteo a ver a sus acompañantes, del otro extremo, a lado de una puerta estaba sentado Eddy y en medio Leah, vio el semblante de Eddy, vio como finalmente se rompió a llorar desconsoladamente, vio a través del espejo retrovisor los ojos de Aarón, que lo miraban con tristeza, después, sentado en el asiento de enfrente estaba Caleb el cual lo no lo observaba, miraba a sus manos mientras lloraba en silencio. Sintió una mano en su hombro, giro la vista y vio a Leah con una expresión de verdadera tristeza.

— ¿Dan...? —comenzó a preguntar como si susurrase.

— ¿Dónde está Evan? —dijo Dan con la voz ronca, esperando la respuesta que quería, que necesitaba. Vio el rostro de todos, el silencio era la respuesta que no quería—. ¿Don... dónde está...?

No logro completar la pregunta de nuevo. Comenzó a respirar con dificultad, comenzó a llorar, a llorar sin consuelo, abrió la puerta de su lado, se bajó torpemente, tropezó y cayó de rodillas, lloró, lloró cada vez más fuerte, grito de furia, no podía ser cierto lo que había ocurrido, pero nadie lo negaba. Gritó, gritó de furia mientras el odio lo consumía. Comenzaba a aceptar su realidad mientras a su mente venían las palabras que Evan le dijo aquella noche antes de que se durmiera.

«—Dan... te quiero».

Ya no habría quien le dijera eso de nuevo. Una vez más. Una última vez.

La última esperanza Parte 2: Resistencia (The last hope #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora