Capitulo 3.

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[Narra Luna]:

Al parecer, el día no terminaría de acabar tan mal como yo suponía.
Al menos no había recibido ningún tipo de castigo por el incidente en la casa de Ambar.
Algo es algo.
Aunque muy a mi pesar, me tocó a mí quedarme hoy a limpiar a fondo todo el local de Foodger Wheels.
Ahora le encontraba sentido a la frase que me decía siempre mi mamá "Cuanto antes empieces, antes acabas".
Y era verdad, no había hecho más que perder el tiempo entumecida en mis pensamientos con "el chico fresa".
Y lo peor de todo es que aún no era capaz de entender por qué no podía sacarlo de mi mente.
Últimamente en mi vida, todo parecía un auténtico misterio.

-Ya está bien Luna, si sigues así terminarás mañana.- Se quejó mi conciencia obligándome a salir de mis pensamientos.

Me recogí todo el cabello en una coleta y agarré los utensilios necesarios para empezar con la tarea de limpieza.

Comencé a barrer el suelo más próximo a la zona de asientos, cuando de repente escuché la melodía de mi sueño sonar por todo el establecimiento.
Caminé rápidamente hasta el lugar procedente del sonido y, para mi sorpresa, encontré a Simón sentado tocando con su guitarra mi canción.

-Esa canción... Es la canción de mi sueño.- Me detuve frente a él con una amplia sonrisa en los labios.

-Así es, y quedó muy bonita la melodía ¿cierto?- Preguntó acomodando la guitarra sobre la mesa.

-Está increíble, ahora solo le falta ponerle letra.- Asentí mientras desviaba la mirada a sus ojos.

-De eso nos encargaremos mañana, ahora vámonos, ya es tarde.- Respondió poniéndose en pie.

-Yo no puedo irme aún...- Solté un leve suspiro.

-¿Y eso por qué?- Preguntó mientras guardaba la guitarra en su funda.

-La generala me pidió que limpiara la tienda antes de regresar a casa, seguramente quería hacerme pagar las consecuencias por lo sucedido con Ambar.- Contesté un poco entristecida.

-¿No era que lo había entendido?- Arqueó una de sus cejas.

-Y eso pensaba yo, pero no sé... Igualmente, ayúdame ¿sí?- Junté mis manos a modo de suplica.

-¿Qué? No... ni hablar.- Trató de esconder su sonrisa.

-Por favor Simón, ayúdame... Te prometo que terminaremos rápido ¿si?, anda...- Supliqué poniendo cara de cachorrito.

-Ais... no se vale, así no hay nadie que pueda resistirse.- Soltó una gran carcajada abrazándome.

-Muchas gracias, eres el mejor.- Le seguí el abrazo.

Pasado una hora, ya nos encontrábamos guardando en sus respectivos lugares todos los productos.
Por fin habíamos terminado.
Al salir comprobamos que todo estuviera en orden y después de eso, cerramos la puerta con llave.
Observamos que no hubiera nadie por la zona y escondimos dicha llave en el lugar secreto, donde allí la cogería para abrir mañana la generala.

Simón me acompañó hasta mi casa y una vez frente a la puerta, me dio un pequeño abrazo de despedida y se fue, desapareciendo en la oscuridad de la noche.
Al entrar a casa me encontré con mis padres cenando en la mesa del comedor.
Parecían estar festejando algo.
Dejé mis zapatillas en el recibidor, corrí a soltar mis cosas al cuarto y regresé a cenar con ellos al comedor.
Me moría de hambre, al igual que de curiosidad por averiguar que festejaban.

-¿Pasó algo?- Pregunté curiosa mientras cogía los cubiertos para mi cena.

-Sí... Pero primero, por favor siéntate.- Me ordenó de forma educada, mi madre con una sonrisa en los labios.

-Está bien, a ver, díganme.- Terminé de colocar mis cosas y me senté frente a ellos.

-¿Recuerdas a la señora "Sharon" verdad?- Preguntó mi padre cuidadosamente.

-Sí... ¿Que pasó con ella?- Arqueé una de mis cejas.

-A ver, Luna...- Intentó balbucear.

-Lo que tu padre y yo queremos decir, es que nos ha ofrecido una gran oferta de trabajo a los dos y la hemos aceptado.- Esbozó su mejor sonrisa.

-¿En serio? ¡Que bueno!- Me alegré completamente sorprendida.

-Lo que aún no te hemos dicho es que tendremos que irnos a vivir a Argentina.- Mis padres se cogieron de las manos clavando sus miradas en mi

-A ver a ver...¿nos vamos a ir a vivir a Argentina? ¿Para siempre?- Entreabrí los labios sumamente sorprendida.

-Sí, viviremos allí todo el tiempo que estemos trabajando para Sharon.- Tragó saliva. -Pero, cuando la familia venga a pasar las vacaciones a Cancún, vendremos con ellos.- Intentó alegrar la situación.

-Entiendo... Está bien.- Me esforcé por intentar estar lo más alegre por ellos.

-Sabemos que esto es muy difícil para ti Luna, vas a dejar tu trabajo, tu colegio, a tus amigos, tu país, pero verás que no será tan malo como parece...- Contestó mi padre poniéndose en pie para acercarse a abrazarme.

-No se preocupen, todo estará bien, supongo...- Asentí siguiéndole el abrazo.

Durante la cena hubo un silencio algo desgarrador, que mi padre trataba de arreglar con su gran historial de chistes.
Sabía que lo estaba haciendo por mi, por hacerme sentir mejor, pero en estos momentos necesitaba un momento a solas para asumir todo lo que me habían contado.
Y más aún, que mañana mismo, viajaríamos a Buenos Aires.
En un abrir y cerrar de ojos, mi vida cambiaría para siempre...

(ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHÍSIMO ESTE CAPITULO, MUY PRONTO ESTARÁ SUBIDO EL SIGUIENTE Y NO OLVIDEN COMENTARME SI LES GUSTÓ❤).



Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora