Capítulo 56.

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Antes de empezar, muchas de ustedes me habéis estado pidiendo en comentarios "Por favor, haz un maratón de episodios del fanfic".
Y bueno, tras pensarlo detenidamente, he llegado a la conclusión de que es una excelente idea.
He pasado sin escribir absolutamente nada desde Octubre por culpa de las clases y creo que os debo un pequeño premio por seguir aquí conmigo.
Gracias a todas por tanto amor, por el aguante y los comentarios, que sabéis que los adoro.
El lunes empiezo las clases nuevamente, se me acaban ya las vacaciones desgraciadamente.
Quiero volver a retomar la iniciativa de escribir un capítulo diariamente, se que puedo hacerlo c:
Pero todo esto va a llevar un proceso, ya que no es tan fácil, tengo que planificarme.
Asi que sin mas dilación, os dejo ya con este capítulo.
Pda: No os preocupéis habrá Lutteo más pronto de lo que pensáis.

[Narra Nina]:

Allí estaba, parada en medio de la habitación asimilando todo lo que acababa de pasar.
Había venido a mi casa, a estas horas de la noche para hablar conmigo.
Y no se iba a marchar sin antes hacerlo, no tenía vía de escapatoria.
Conociéndo lo tozudo que puede llegar a ser Gastón, sé que es absolutamente capaz de dormir en la calle e incluso de subir hasta mi casa.

—Dios mío Luna...— Arrugé la frente entrecerrando los ojos, maldiciéndo la situación en voz baja. —Llámame ya por favor, lo suplico.— Rogué aumentando el tono desesperado en mi voz, mientras observaba con ansias el ver iluminándose la pantalla.

Y como por milagro divino, nada más terminar la frase, la melodía de mi canción favorita inhundó por completo mi habitación.
Respiré profundo, inhalando el aire por la nariz y soltándolo con lentitud por la boca, tratando de tranquilizarme.
Una vez recobré la compostura, deslicé el botón de atender.

—¿Pero que estabas haciendo que tardaste tanto?.— Y nada más abrir la boca, todos mis intentos por mantenerme tranquila, fallaron en el intento. Podría decirse que estaba empezando a entrar en un estado de pánico absoluto. —Amiga me quiero morir, ayúdame. ¿Que hago? No puedo bajar, te juro..— Apreté con fuerza uno de los puños de mis manos, intentando canalizar los nervios de alguna forma.

—Nina, estas demasiado alterada, tienes que relajarte, estar así no te hace bien.— Hizo un pequeño parón, en el cual carraspeó tratando de aclarar su voz. —¿Recuerdas esta mañana cuando te dije que cuando estuvieras preparada hablases a solas con Gastón?— Preguntó refrescándome la memoria.

—S-si...— Conteste de forma dudosa.

—Pues olvida todo eso. Ha llegado el momento. Es ahora o nunca. Tienes que solucionar tus problemas con Gastón, todo esto te esta afectando demasiado, no puedes seguir así.
Y lo vas a hacer ahora, te obligo.
Puede que pienses que no te quiero ayudar, pero estoy haciendo justamente eso.
Además es injusto que no le des ni una mísera oportunidad para que se explique.
Madurar y crecer implica enfrentarse con todo a los problemas.
Asi que ahora mismo me cuelgas, te abrigas y bajas en pijama a hablar con Gastón. Sé decidida por una vez.
No pierdas el tiempo, confío en ti.
Nada más termines, llámame y me lo cuentas todo. Fuerza amiga, te quiero.— Un pequeño nudo comenzó a formarse en mi estómago según iba hablando. Tenía toda la razón y yo solo me empeñaba en salir huyendo.
Asentí para mis adentros y una vez me despedí de ella, coloqué el teléfono móvil en la mesilla de noche y caminé hasta la puerta de mi habitación, cogí la primera chaqueta que encontré colgada en el perchero de esta y salí rumbo al portón.
Un par de minutos mas tarde, me encontraba a escasos pasos de la puerta principal, desde donde estaba podía divisar una silueta apoyada contra el cristal de la puerta.
Sin duda alguna, se trataba de Gastón.
Cogí un poco de aire, asumí la situación y tome el control.
Era hora de poner todas las cartas sobre la mesa.

Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora