Capitulo 17.

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[Narra Luna]:

Al parecer, nuestro plan había dado resultado.
Delfi y Gastón iban a participar como pareja en la competencia del Roller.
Nina había tenido que marcharse ya a casa, por una llamada repentina de su madre.
Lo cual me venía de perlas, puesto que necesitaba estar a solas para poder poderme concentrar a la hora de estudiar.
Después de pasar aproximadamente, media hora dando tumbos, con los ejercicios, apareció Matteo.

-¿Qué onda chica delivery? ¿Encontraste tus apuntes?.- Se sentó en la silla de enfrente.

-No, me temo que no y encima estoy echa un lío con todos estos ejercicios.- Me quejé llevandome las manos a la cabeza.

-A ver a ver...- Cogió mi cuaderno. -Esto es fácil.- Me lo resolvió para después devolvermelo.

-¿Que hiciste?.- Le reproché. -Los tenía que hacer yo.- Negué con la cabeza.

-Bueno, disculpame.- Me miró.

-Es que tú no lo entiendes, si repruebo este exámen, mis papás no me dejarán venir al roller.- Me lamenté.

-¿Y eso por qué?.- Preguntó preocupado.

-No quieren que descuide mis estudios y si no supero este exámen de nivel...me temo que me lo prohibiran.- Me mostré preocupada.

-No seas tan negativa...- Nos quedamos ambos en silencio sin saber que decir. -Entonces...¿encontraste tus apuntes?.- Intentó romper el hielo.

-No, ya te dije que no. Díos. ¿que voy a hacer?.- Le miré de forma tristona.

-Yo te prestaré los míos, total, ya no los necesito.- Dijo tratando de hacerme sonreir.

-¿En serio?.- Pregunté sorprendida.
-Te lo agradezco chico fresa.- Extendí mi mano para acariciar la suya, cuando de repente tiré mitad de su licuado sobre él.

-Oh dios, lo siento.- Dije avergonzada mientras me inclinaba para poder limpiarle. -Soy muy torpe, en serio, perdón.- Añadí mientras le limpiaba con una servilleta.

-No pasa nada.- Dijo el ayudandome.
-Mira como me dejaste chica delivery.- Se rió tratando de aliviar el mal momento.

-Si, ya sé perdón.- Sonreí acercándome a él para limpiarlo mejor.

-Bueno bueno...te perdono.- Comentó entre risas mojandome con la cañita.

-Oye, ¿que es esto? ¿una declaración de guerra?- Pregunté cubriendome como podía.

-Algo así.- Asintió aún riendose.

-Para, antes de que me arrepienta y te arruine todo.- Dije cerca de él, deteniendo con mi mano, la suya.

Ambos nos quedamos mirandonos fijamente, a muy corta distancia el uno de otro.
Podía sentir un ligero cosquilleo subiendo por mi estómago.
La boca comenzó a resecarse y mi pulso a acelerarse.
¿Otra vez esta sensación?
¿Qué me estaba pasando?
¿Estaría poniéndome enferma?
Una sonrísa se dibujó en mis labios, al verlo observarme, el me imitó acariciando con suavidad mi mano.
Al girarme por un instante, pude ver a Delfi y Jazmin viniendo hacia nosotros con cara de pocos amigos.
Me separé de golpe fingiendo un ligero atáque de tos.

-Em...-Balbuceé. -Ten.- Le entregué una servilleta limpia para que se terminara de estregar la camisa.

Me asustaba tanto meterme en problemas nuevamente con Ambar, que recogí lo más rápido que pude mis cosas y salí corriendo hacia los lockers, dejando a Matteo con ellas.

[Narra Matteo]:

-¿Que hacías?.- Preguntó delfina poniendose a un costado.

-Tomarme un licado, banana split.
¿Quieres?.- Le pregunté a penas rodando la mirada.

-Sabes que no me refería a eso.- Contestó poniendome cara de asco.
-¿Sabe Ambar que te gusta andar tomandote licuados con Luna?.- Preguntó muy irritante.

-No tengo que estar dandote explicaciones de nada y menos a vos.- Contesté seco.

-Me parece de cuarta lo que hacés, jugando a dos bandas. Que feo matteo y encima con Luna, osea...más bajo no podías caer.- Se rieron las dos a la vez.

-Cierra la boca.- La amenacé empezando a enfadarme.
-Acá la que hace las cosas de cuarta, sos vos nena. ¿Para qué te apuntas con Gastón a la competencia? Si el...ni te soporta.- Me reí cruzandome de brazos.

-El mismo me lo pidió.- Se defendió.

-Claaaaro...por carta ¿no?. Me parece que te tomaron por tonta. Y no me sorprende- Dije levantandome de la silla. -Ahora, dejadme en paz.- Cogí mi licuado y desaparecí rumbo a los lockers.

Lo que me faltaba, estar aguantando amenazas de dos estúpidas locas.
Las cuales hacían de espias absurdas para luego irles con el cuento a Ambar.
Nada me rompía más las pelotas.
Caminé entrando por la puerta de los casilleros mientras rebuscaba en mi maleta, el usb que le iba a entregar a Luna con mis apuntes.
Me detuve apoyandome en una de las columnas para observarla.

-Hola.- La salude haciéndola girarse.

-Ay...me asustaste.- Dijo ella poniendo la mano en su corazón. -¿Todo bien?. Digo, con delfi y jazmin. En serio chico fresa, no quiero tener ningún problema.- Bajó la mirada a sus manos.

-Tranquila luna, olvidate de esas dos.
Tengo algo para ti. -Dije con una sonrisa.

-¿Qué o qué?.- Arqueó una de sus cejas cruzandose de brazos.

-Toma, mis apuntes.- Le entregué el usb.

-En serio gracias, me has salvado.- Dijo ella con cara de emocionada.

-Ya he perdido la cuenta de cuantas cosas me debes.- Dije para molestarla.

-Si lo haces para eso...mejor quédatelo, ya te debo suficientes.- Se quejó tratando de devolvermelo.

-No no, es una broma. Quédatelo en serio.- Aparté su mano.

-Está bien, gracias.- Sonrió guardandolo en su mochila.

-Y recuerda...nada de estudiar con licuados cerca, por que un segundo de luna en la luna, derramas el vaso y chau chau pendrive.- Me reí advirtiendole.

-Lo cuidaré como si fuera lo más preciado.- Terminó acercandose a mi. -Bye chico fresa.- Depositó un suave beso en mi mejilla y luego desapareció dejandome solo.

¿Por qué le hacía tantos favores a Luna?
Y sobre todo...¿Por qué me sentía tan mal solo de pensar en tener que pedir que me los devolviera?
Soy Matteo Balsano, a mi ninguna chica me domina, o eso creía.
¿Qué me estaba pasando con ella?
Ya ni pensar podía, esto no era ni medio normal.
Tenía que volver a ser como antes.
Dejarme de tantas pavadas y despertar.
Ahora la pregunta es ¿Cómo?.

Desvié la mirada al suelo, encontrandome con la chaqueta de Luna tirada.
Con las prisas se le había caido y no tuvo tiempo de darse cuenta.
Necesitaba estudiar tranquilamente y yo mismo lo sabía.
Pero al mismo tiempo, quería acercarme a la mansión a devolversela, quizás se esté lamentando por haberla perdido.
De repente, algo vibró en mi pantalón haciéndome salir de mis pensamientos.
Saqué el teléfono, Ambar me había mandado un mensaje.

"Ven a la mansión, necesitamos ensayar la canción para el open music".

Era la oportunidad perfecta para acercarme a la casa, sin levantar sospechas y poder devolverle la chaqueta a Luna.
Y ya de paso, ensayar nuestra nueva canción.
No había nada más que pensar.
Manos a la obra con el plan.

Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora