Nuestro destino es chocar.

Capítulo 82.

Antes de empezar, quería deciros que os dejé un enlace a un cover nuevo que subí a youtube.
Es acompañada de mi guitarra, de la canción "La vida es un sueño" — De Soy Luna 2.
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Gracias y ahora, vamos con el capítulo de hoy jeje.

[Narra Gastón]:

Hacía mucho tiempo que no experimentaba un día tan cargado de emociones.
Primero, la novedad de estar viviendo "internado" en el colegio de lunes a viernes.
Segundo, el intento fallido de Matteo por confesarle a Luna que la quiere. Tercero, la terrible pelea de Ámbar contra Luna por celos.
Cuarto, la ruptura amorosa sin opción de vuelta atrás de los reyes de la pista.
Y por último, mi declaración seria hacia Nina de ser pareja.
A la cual, por cierto aún no ha contestado.
Comprendo sus miedos y que no sea fácil tomar una decisión, pero siento cosas por ella. No me apetece estar dando vueltas como un boludo, me lancé con toda a la pileta, solo espero que al fondo halla agua, sino el golpe va a ser doloroso.
Pero como decía mi abuelita; mejor arriesgarse a vivir con la duda de "¿que hubiera pasado si..?", nunca permitas tener la sensación de arrepentimiento por no haber hecho algo para lograrlo.
El no ya lo tenemos, siempre busca las ganas para luchar con fuerza por el si.
Nina es el tipo de chica con la que siempre quise estar, pero estaba demasiado ciego para abrir los ojos.
O quizás es que no sabía que lo que necesitaba era alguien como ella.
Agaché la cabeza, bajando la mirada hacia mis manos, observando como los nervios se habían apoderado de mi. Ni si quiera me había dado cuenta de que estaba tan inquieto.
Mi mejor amigo se encontraba sentado a mi costado izquierdo, manteniendo el silencio, aunque no era el único, todos estábamos igual.
Pendientes de que la respuesta finalmente llegase.

—Vos..— Balbuceó tímidamente Nina, rompiendo el incómodo silencio. —¿Estas completamente seguro de lo que dijiste?, mirá que luego no hay marcha atrás.— Parecía estar asustada por si decidía cambiar de parecer en el último momento.

—Obvio, nadie me va a hacer cambiar de opinión, está todo muy claro en mi corazón, quiero estar con vos. Decime, ¿arrancamos y ponemos primera o no querés?.— Era conciente de que su respuesta podía hacerme el hombre más feliz del mundo o exactamente todo lo contrario.

—O lo tomas o lo dejas.— Añadió su amiga, creando un poco más de tensión a la situación. Ambas se miraban como hablando entre ellas, mientras yo intentaba averiguar que podrían estar diciéndose.

—Dale, no tengo ganas de estar acá toda la noche, decile.— La paciencia de Matteo había llegado a su límite, lo que aún no lograba entender, era como conseguía tener tanta con Luna y tan poca con los demás.

—Chico fresa.— Le regañó Luna mirándole de forma atravesada, llevándose el dedo índice contra sus labios, pidiéndole de esta manera que se mantuviera callado.

—No se peleen por favor..— Suplicó Nina avergonzada, agachando ligeramente la cabeza para disimular lo roja que estaba. Carraspeó haciendo quedar en silencio a los demás integrantes de la mesa. Cogió aire y se acomodó el cabello tras las orejas, adoptando una posición firme. —Acepto, pero no me apures, quiero que vayamos despacio.— Una amplia sonrisa se apodero de mis labios, mirándola bastante sorprendido.
Se había atrevido a vencer sus miedos por estar conmigo, su mayor prueba de valentía era el amor.

—¿Es en serio? Obvio, todo el tiempo que necesites amor..— Accedí totalmente encantando, levantándome de la mesa casi por inercia, extendiendo mi brazo para indicarle que se pusiera en pie.
Justo cuando lo hizo, la abracé como si el mundo se acabase mañana, estaba viviendo como un sueño.

—Hacen una muy linda pareja.— Confesó su mejor amiga muy contenta, después de que nos separásemos y nos volviésemos a sentar en nuestros respectivos sitios.