Capitulo 8.

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[Narra Luna]:

No había mejor forma de empezar la mañana que discutiendo con Ambar y llegando tarde a mi primer día de escuela.
Al parecer, me había levantado con el pie izquierdo, sino, no era capaz de entender el motivo de mi mala suerte.

Tras bajarme del coche y tener una "especie" de charla-sermón con mi padre, dí por inaugurado mi primer día en el Blake.
Acomodé mi uniforme y caminé hasta llegar a la entrada, donde allí, choqué con alguien, el cual, tiró todas mis cosas al suelo.

-Oye...ten más cuidado.- Me quejé agachandome sin mirar aún de quien se trataba.

-¿Otra vez chica delivery, dónde están tus patines?.- Se rió agachandose conmigo.

-Que chistoso chico fresa eh.- Respondí sarcasticamente para agarrarlo todo antes de que pudiera ayudarme.

-Ey, te queda bien el uniforme.- Confesó mirandome de arriba a abajo.

-¿Sabes? A tu novia le queda muchísimo mejor.- Apreté mis labios algo molesta volviendo a ponerme en pie.

-¿Que pasa?...¿Síndrome del primer día de colegio?.- Preguntó de forma burlesca.

-Si, la verdad es que estoy un poco asustada, pero no es eso.- Me crucé de brazos. -Mis papas me dijeron que este colegio tiene un nivel muy alto, por lo tanto tendré que dedicarle muchísimo más tiempo del que normalmente le doy a mis estudios, no quieren que descuide esta oportunidad y quizás no me dejen ir a la pista...- Agaché la cabeza un poco triste.

-Yo te puedo ayudar, tengo todos los apuntes de las asignaturas del año pasado.- Esbozó una sonrisa elevando con su mano mi barbilla.

-A ver matteo...- Quité suavemente su mano de mi cara alejandome un par de centímetros de él. -Te voy a explicar una cosa, ¿si?.- Rodé mi mirada a sus ojos.

-A ver, explicame.- Asintió haciendose el gracioso.

-Yo vivo en casa de Ambar, la cual resulta que es tu novia. Y la verdad es que yo no quiero ningún tipo problema con ella. Si lo entiendes ¿verdad?.- Dí un suave toque en su frente.

-Yo sólo quería estudiar...¿que creíste? ¿que te estaba invitando a salir?- Arqueó una de sus cejas haciéndose el desentendido.

-No, para nada. Además, yo no saldría contigo.- Esquivé su mirada sintiendome algo incómoda, mis mejillas empezaban a ponerse coloradas.

-¿Segura?.- Arqueó una de sus cejas, con sus ojos aún clavados en mí.

-Ey, campeón.- Interrumpió gastón desde la lejanía.

Como diría mi abuela, en estas ocasiones; Salvada por la campana.
Me dí la vuelta rápidamente y entré por la puerta del colegio a paso apresurado.
Quería dejar atrás a Matteo y cuanto antes, no quería volver a cruzarmelo, al menos por el momento.
La situación en si, era bastante incómoda.
Todos y cada uno de nuestros encuentros, habían sido terriblemente tensos.
Y por alguna misteriosa razón, siempre terminamos discutiendo.
Aunque aún no le doy una explicación lógica a esa extraña sensación eléctrica que constantemente nos invade por completo el ambiente.

[Narra Matteo]:

¿Cómo era capaz siempre de conseguir escaparse en los momentos más inoportunos?
En serio, que alguien me lo diga.

-Y...- Me encogí de hombros, dejando todo el misterio en el aire.

-Vamos a clases.- Dijo gastón con una sonrisa pícara entrando al colegio.

Todo estaba igual que siempre, los mismos muebles, las mismas clases, los mismos profesores e incluso los mismos compañeros.
Caminé junto con Gaston hasta llegar a las taquillas, donde depositamos dentro todas nuestras cosas.
Después de cerrar los casilleros, ambos fuimos al punto central del colegio.

-¿Cómo va todo con delfi?.- Pregunté mientras me apoyaba en una de las columnas del largo pasillo.

-Y bue...- Se colocó al lado mio. -Está mas molesta que nunca, no me deja tranquilo.- Soltó un amargo suspiro.

-Deberías aprovechar, es linda, y está detrás de vos, que ya es algo...- Me burlé dandole un toque a su hombro.

-Claro...por que todas las chicas están loquitas por vos.- Asintió haciendose el gracioso.

-Es evidente amigo...- Me encogí de hombros.

En ese preciso momento, apareció luna junto con su nueva amiga.
Detuve a Gastón, antes de que siguiera con su chachara.
Debía acercarme...pero ¿cómo?

[Narra Luna]:

-Que mala onda que no puedas ir al roller...- Confesó nina entristecida.

-Sí, la neta es un bajón.- Desvié mi mirada al suelo.

Ambas nos detuvimos, por alguna extraña razón, últimamente no dejaba de caminar mientras hablaba.
Me acomodé la chaqueta y miré a nina, la cual tenía mala cara.

-Son los chicos más populares del colegio. Veo como lo mirás a Matteo.- Dijo con una pícara sonrisa.

-¿Al chico fresa? Con los dos ojos.- Contesté rapidamente pasandome la mano por el cuello. -Además, es el novio de Ambar y para mi, se hace el que se cree mucho.- Añadí.

-Bueno, pero a muchas chicas les gusta igual.- Dijo mirandome a los ojos.

-Pero a mi no.- Negué con la cabeza.

-Menos mal, por que es un poco chico imposible.- Respondió. -Como sus amigos.- Finalizó borrando de sus labios la sonrisa.

-¿A ti te gusta alguien?.- La miré de forma traviesa.

-Se me olvido el celular, en el locker, voy a buscarlo.- Se escusó para luego salir corriendo.

-Pero nina, ven, vuelve.- Grité esperando una reacción por su parte.

Ni caso, me había quedado sola.
Me encogí de hombros mirando todas las cosas del lugar hasta chocar con los ojos de Matteo.
Me sobresalté poniéndome un poco nerviosa, toqué mis bolsillos y saqué rapidamente mi teléfono móvil.
Se estaba acercando a mi.
¿Qué hago dios?
Ya sé.
Me dí la vuelta fingiendo que usaba mi celular.

-Cuidado...-Advirtió matteo trás de mi.
-Bueno, te aviso, así no chocamos.- Finalizó

No contesté. Continué de espaldas, fingiendo no escucharle. Quizás así, conseguiría que se fuera. Pero para mi desgracia parecía que no iba a ser así.

-¿Cómo va tu primer día de clase?.- Extendió su mano.

-¿A mi? ¿Me estás hablando a mi?.- Pregunté dandome la vuelta.

-Sí, ¿que pasa? ¿no querés que seamos amigos? eso no tiene nada de malo.- Contestó aún con la mano estirada.

-Hola.- Apareció Ambar de la nada.

Quitó rápidamente su mano para rascarse sutilmente la nuca.
Parecía nervioso.

-¿Que hacen?.- Preguntó interesada.

-Le estaba ofreciendo mi generosa amistad a luna, me parece que necesita un poco de asesoramiento con el nuevo colegio.- Respondió con total serenidad mientras ella se acomodaba a su lado, agarrandolo por el brazo.

-No no no, muchas gracias pero yo me las puedo arreglar sola.- Me quejé.

-Buenisimo, aunque ya sabes, cualquier cosa que necesites, podés contar conmigo.- Parecía sincera.
-¿Vamos mi amor?.- Me miró como advirtiendome.

-Eh, no, nos vemos más tarde, no voy con Gastón.- Negó con la cabeza para luego marcharse por donde había venido Ambar.

-Está bien.- Se encogió de hombros, dejandome ella también sola.

¿Qué le pasaba a todo el mundo?
En ocasiones muy arrogantes y en otras todos muy amables.
Y luego yo era aquí la rara.
Lo mejor sería que dejase de pensar tantas tonterias o terminaría llegando tarde a mi primera clase.

(ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHÍSIMO ESTE CAPITULO, MUY PRONTO ESTARÁ SUBIDO EL SIGUIENTE Y NO OLVIDEN COMENTARME SI LES GUSTÓ❤).

Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora