Capítulo 70.

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[Narra Luna]:

Mi mente parecía haber desenchufado todos los cables que conectaban con mi cuerpo.
Era consciente de que habían personas a mi al rededor, las cuales estaban hablándome, pero realmente no era capaz de escucharlas.
Leer el contenido de aquel e-mail me había dejado realmente impactada.
¿Cómo que íbamos a empezar a vivir en el Colegio? Ya me sentía lo suficientemente desplazada viviendo en la mansión de los Benson. Pero es que ahora sería mucho peor, estando alejada de mis padres, Ámbar tendrá vía libre al cien por cien para atosigarme las veinticuatro horas del día. Básicamente ya podía empezar a declararme en estado de alerta máxima.

—Luna, euh.— Una fuerte palmada resonó cerca de mi cara, haciéndome sobresaltar de inmediato.
Los ojos del chico fresa estaban clavados en los míos, esperando algún tipo de respuesta por mi parte.

—Se tiene que tratar de una broma.— Retrocedí un par de pasos mientras cogía aire lentamente, llevándome las dos manos a la cabeza.

—Definitivamente no nos pueden hacer esto.— La voz de Nina parecía estar un poco mas temblorosa de lo habitual. Y yo sabía exactamente a que era lo que temía. Delfina.

—Al parecer si que pueden, sino, todo esto no estaría pasando.— Refutó Gastón casi sin inmutarse, llevándose las manos al interior de sus bolsillos. Al menos a él no parecía estar afectándole demasiado la decisión de la institución.

—Sigo sin entender por qué lo hacen...— Negué con la cabeza echándola para atrás, aún con sujetándola por ambos extremos con mis dos manos. Quizás estaba dramatizando demás la situación, pero es que de tan solo imaginar que tendría que convivir con el trío dinámico, se me quitaban hasta las ganas de patinar.

—Supuestamente, acá pone que es una medida drástica pero efectiva de mejorar notablemente el rendimiento escolar de lo alumnos.
Ya que dicen que han notado un gran bajón académico en las calificaciones de muchos de nosotros.
Creen que así cambiarán las cosas.— Matteo se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa irónica en sus labios. Ninguno de nosotros daba crédito aún a cerca de lo que estaba sucediendo. En menos de diez minutos, nos habían hecho un giro de trescientos sesenta grados. Y para colmo, no hay vuelta de hoja, teníamos que obedecer el comunicado si o si. No hay excepciones que valgan. Los cuatro nos miramos algo cabizbajos, aceptando silenciosamente la cruda realidad mientras nos marchábamos de allí a buen paso.

[Narra Ámbar]:

Se podría decir que este, sin duda alguna, ha sido uno de los mejores días que he tenido en muchísimo tiempo. No creo que nadie pueda saber con exactitud, es más, ni si quiera llegar a hacerse a la idea del grado de placer que he sentido al poder haberme quitado del medio, a la mosquita muerta de Luna, a la cual pienso aplastar y exterminar personalmente del todo. Conmigo no se juega y le va a tener que entrar en la cabeza, ya que se lo pienso dejar claro las veces que hagan falta, pero no con palabras, sino con hechos, como a la única e inigualable de Ámbar, le gusta hacer las cosas, a lo grande. Lo mejor es que en ningún momento planeamos atacar la noche del Open Music, ni mucho menos no ser nosotras las que formáramos el pleito.

—Chicas, ¿habéis visto a matteo?— Alcé una de mis cejas, cruzando una de mis piernas sobre la otra, para inclinarme y mirar fijamente a los ojos de mis dos amigas.

—La última vez que recuerdo haberle visto, es en el momento en que Luna y Simón se estaban besando.— Confesó Delfina haciendo un poco de memoria, mientras se encogía de hombros, con una extraña mueca en los labios. —Ahora que lo pienso, no veo a Gastón por el Jam and Roller desde hace un buen rato.— Acercó su cuerpo hacia adelante, poniéndose en pie, para dar un rápido vistazo entre la multitud que se hallaba aún por el local.

Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora