Capitulo 22.

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[Narra Nina]:

Estaba preparada. Había llegado hasta aquí y no podía dar marcha atrás. Lo único que tenía que hacer, era reconocer lo que había hecho y cargar con las consecuencias. Si, eso haré.              

-Vale..entonces, hazlo ¿no?.- Me regañó mi conciencia.

No conseguía salir nada de mi boca, a penas podía articular palabra. ¿Qué pasa? Dios, en mi cabeza parecía todo muchísimo más fácil. Lo hecho está hecho Nina, si tuviste agallas para hacer eso, también tienes que sacarlas para cargar con la responsabilidad.

-¿Nina?. ¿Eoh?.- Gastón pasó la mano por delante de mi. -¿Te sientes bien?.- Puso una de sus manos en mi hombro.

-Eh..s-si.- Me alejé sutilmente de él, soltándome de su agarre. -Por ahora.- Acaricié mi brazo apartando la mirada de sus ojos.

-No estoy entendiendo nada.- Confesó riéndose mientras encogía sus hombros.

-Lo sé, no sé que me pasa.- Me quejé llevando la vista a su mirada. -Es que, yo hice algo por que necesitaba escapar de alguien y resulta, que en vez de ayudar a ese alguien, empeoré todo y resulta que no sirvió para nada por que tengo aún más miedo que antes, me temo que me equivoqué y no debí hacer eso, por que estuvo mal y ese alguien lo está pasando mal por mi culpa y encima sé que se enfadará después por todo y...- Intenté explicárselo, pero me detuvo con cara de confusión.

-A ver...a ver nina.- Interrumpió. -¿Quién es ese alguien? ¿Y qué hiciste o qué?.- Preguntó negando con la cabeza.

-Tú.- Confesé bajando la mirada.

-¿Yo qué?.- Sacó su chaqueta para ponérsela por culpa del frío.

-Osea y-yo...-Tragué saliva. -Voy a decirte la verdad.- Sentencié tratando de convencerme.

-Ajá.- Me indicó con la mano que siguiera hablando.

-La carta misteriosa...- Agarré con mi mano la otra, tratando de calmar mis nervios. -Fui yo, la que le puso la carta a Delfina en su mochila. -Terminé la frase lo más rápido posible.

-¿Qué?.- Sus labios se entreabrieron acompañando a sus ojos sorpresivos.

-Lo-lo s-siento mucho Gastón.- Agaché la cabeza negando para mis adentros.

-¿Por qué hiciste eso?.- Me preguntó muy agitado.

-N-necesitabas a alguien para la competencia, y yo pensé que podía ayudarte a conseguir una buena compañera. Y t-todo fue por que me asusté, por que estabas muy insistente con enseñarme a patinar a mi y no sabía que hacer, sólo quería lo mejor para vos.- Un par de lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, cayendo suavemente en la yema de mis dedos.

-¿Lo mejor para mi?.- Se señaló realmente ofendido. -¿Y pensaste que lo mejor para mi, era estar soportando babear a Delfina, incluso como compañera?.- Las venas de sus manos se hinchaban, según se acumulaba más rabia en él.

-Yo...- Elevé la cabeza mirándole con los ojos completamente envueltos en lágrimas. -Lo siento.

-Si lo que querías, era alejarme de ti, créeme que lo has conseguido.- Sentenció recogiendo sus cosas. -Felicidades Nina, conseguiste lo que tanto querías.- Caminó a toda prisa, desapareciendo del lugar.

Mis lágrimas desbordaron mis ojos inundando por completo mis mejillas, sentía como un fuerte peso aplastaba con dureza mi corazón. Ni por asomo, me imaginaba que podía dolerme tanto esta situación y mucho menos, odiarme por haberlo alejado de mi, a pesar de haber sido el objetivo principal del plan. Me sentía rota, sobre todo por haber lastimado tanto a Gastón. Pero, ya no había marcha atrás, jamás me perdonaría y tampoco lo culpaba por ello. 

Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora