Capítulo 78.

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[Narra Matteo]:

Aún no conseguía asimilar que todo lo que había hecho, no había servido absolutamente para nada.
Tanto tiempo machacándome la cabeza para decirle lo que sentía a Luna, de la forma más adecuada posible, para evitar que se generaran mal entendidos y lo que ha terminado pasando, es que todo ha salido completamente al revés.
No se ha enterado, que de alguna manera estaba intentando declararme.
Me había decidido, juntando toda la valentía que me fuera posible para enfrentarla de una buena vez.
Pero al parecer, entendió otra cosa...
Y ya no sé si creer que es así o que para evitarme el papelón, fingió estar hablando de otro tema en particular.
Nunca he sido un chico el cual tenga dudas, sobre si le gusto a la chica que a mi me gusta. Normalmente las suelo tener a mis pies o simplemente sus amigas terminan diciéndomelo.
Chica que me gusta, chica que consigo, no hay persona en el mundo que se resista a mi. O al menos no la había, hasta que llegó Luna.
Provoca en mi hasta inseguridades que desconocía que tenía, celos, miedos, preocupación, etc.
¿Acaso me estoy enamorando?
Jamás me habían hecho sentir así.
Llevé las dos manos a mi cabeza, acomodando mi cabello lentamente una y otra vez, mientras intentaba concentrarme sobre si debía seguir intentándolo o lo mejor era olvidarme de ella.
Bajé la mirada a mis pies, sin a penas prestar atención a la repentina sombra que estaba frente a mi.
Me había quedado totalmente inmerso en mis pensamientos.

-Hey Matteo, ¿qué haces?.- La burlona voz de Gastón, me hizo volver rápidamente a la realidad.

-Nada importante.- Me encogí de hombros colocándome en una posición erguida y cómoda en el banco en el que me encontraba sentado.

-Decíle eso a tu cara.- Negó con la cabeza, dando un par de pasos al costado para sentarse a mi lado, en el hueco que quedaba libre. -¿Otra vez Luna no?.- Preguntó de la forma más delicada, posando una de sus manos en mi hombro, dandome un par de palmaditas de ánimos.

-¿Cómo sabes?.- Rodé mi cuerpo, inclinándome hacia él, para poder mirarlo cara a cara.

-Por tu tono de sorpresa intuyo que llevas mucho rato acá solo.- Apartó sutilmente su mano, intentando restarle importancia a lo que había dicho, aunque ya fuese demasiado tarde.

-¿Por qué lo decís?.- Pregunté un poco confundido, arqueando una de mis cejas frunciendo el ceño.

-Ámbar casi le arranca los pelos a Luna.- Sentenció sin más rodeos, siendo lo más claro y preciso que podía.

-¿Qué?.- Abrí los ojos totalmente sorprendido, inclinando casi por inercia todo mi cuerpo hacia adelante, como si mi corazón quisiera salir corriendo por cuenta propia, para saber si la chica delivery se encontraba bien.

-Me imagino por quien habrá sido todo este lío.- Una pequeña sonrisa traviesa asomó entre los labios de Gastón, dándome un ligero codazo en la zona de las costillas. -¿Qué hiciste ahora bribón?- Apoyó la espalda contra el banco, doblando una de sus piernas sobra la otra, como de lado, en la típica posición masculina.
Al parecer le interesaba notablemente lo que tuviese que decirle.

-Hice lo que vos me alentaste a hacer.- Reconocí un tanto avergonzado, rechazando cualquier tipo de contacto visual con mi amigo, para evitar terminar sonrojado.

-¿Le dijiste lo que sentís a Luna?.- Llevó sus dos manos hacia la boca, cubriéndosela toda con estas, sin terminar de creerse lo que le había confesado.

-Mas o menos, lo intenté, pero cuando parecía que estaba yendo todo bien, no estábamos hablando exactamente de lo mismo.- Apreté los labios con fuerza, sintiendo la ira que se esparcía por mi cuerpo, al recordar ese preciso momento.

-¿A qué te referís con mas o menos? ¿Supo que te morís por ella al final o no? Es simple boludo.- Me miró fijamente esperando mi respuesta, tratando de examinar cada uno de mis movimientos, para saber si tenía razón en lo que estaba pensando.

Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora