[Narra Matteo]:
Me había estado mintiendo todo este tiempo en la cara y yo había sido el estúpido celoso que no se había dado cuenta de toda la farsa.
No eran novios y ella estaba muy contenta por la noticia de mi ruptura con la reina de la pista.
¿Por qué exactamente? ¿Acaso Luna siente algo por mi?
Por algo habrá decidido terminar la mentira con Simón y yo tenía la misión de averiguarlo, sea como sea.
Seguíamos en medio del pasillo, ambos en silencio, pesando en como cortar el momento incómodo que se había creado entre nosotros.
Por lo sucedido, sentía que debía de ser ella la que empezase a explicarme las cosas.
Me lo merecía.
Rodé los ojos, tratando de disipar los pensamientos negativos de mi cabeza, centrándome en intentar ponerme en su lugar para entenderla.
Carraspeé, bajando del mas allá, centrándome en mirarla e incitarla de esta manera a hablarme.—Lo siento.— Retiró las manos muy avergonzada del agarre con las mías. —No sabía que había sido por mi culpa, verás como vuelven pronto, ella te quiere mucho y tú también la quieres, se nota...—
—Estas equivocada, el problema está en que yo no siento lo mismo que antes. Ámbar no me interesa.— Me confesé, explicándole de forma resumida que no tenía sentido seguir insistiendo en ello.
—Matteo, ustedes están destinados a estar juntos.— Sentenció cruzándose de brazos, mirándome completamente segura de lo que estaba diciéndo.
—Mi destino cambio el día que chocamos en cancún.— Me armé de valor y me sinceré sin ningún miedo, respecto a lo que realmente sucedía.
—Oye, eso no es cierto tú me chocaste.— Entre abrió los labios sorprendida, llevándose las manos a la boca para taparsela. Mostrándose muy sorprendida.
—No, vos me viste y te quedaste hipnotizada por lo lindo que soy. Y como sos tan torpe, me chocaste.— Le recriminé inmediatamente haciéndola cargar a ella con toda la culpa, aunque tratase realmente solo de chincharla.
—Ajá ya claro, si si, seguro fué por eso, no tenía cosas más importantes que hacer, como llevarle a tiempo el pedido a tu novia.— Asintió como a los locos, aunque sin poder evitar soltar alguna que otra carcajada.
—Exnovia, acordate.— Elevé mi dedo índice, señalando con este su frente.
—Por ahora.— Arqueó una de sus cejas desafiante, para luego terminar encogiéndose de brazos.
—Por siempre.— Negué con la cabeza, contra atacando con mi verdad.
—¿Por qué dices eso?¿No se supone que deberías estar triste por lo que ha pasado recién?.— Suspiró con descaro, intentando averiguar mediante mis gestos, como me sentía.
Parecía perpleja, no entendía por que no estaba triste.—Lo que teníamos hacía tiempo que se había marchitado, solamente seguíamos juntos por costumbre y quizás por que yo no me animaba..— Resoplé bastante cansado, con la intención de acabar con este tema tan pesado cuanto antes.
—¿A que te refieres con que "no te animabas"?— Preguntó confundida, haciendo el gesto de las comillas con sus dedos.
—A decir lo que siento.— Balbuceé por lo bajo, sin pretender que se me escuchase, aunque consiguiendo el efecto contrario.
—A ver chico fresa, no te estoy entendiendo, ¿a decir lo que sientes por que o que?— Preguntó un poco confundida, acercándose ligeramente hacia donde estaba, quedándose cruzada de brazos cerca mío.
—Más bien por quién..— Apreté los labios impactado, arrepintiendome al momento de haber dicho eso.
—Vale, entonces ¿por quién?.— Rodó los ojos con pesadez, para luego acabar mirándome con curiosidad, esperando a penas un par de segundos en silencio a que hablara.—Por favor, no te hagas el misterioso, lo llevas siendo desde hace mucho tiempo.— Suplicó juntando la palma de sus manos, mirándome con cara de perrito abandonado, para que accediera a su chantaje emocional.
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Nuestro destino es chocar.
FanficLuna Valente es una chica de a penas dieciséis años, la cual es totalmente feliz en su universo sobre ruedas. Su vida siempre ha sido muy tranquila, como la de cualquier otra chica de su edad. Pero de repente, todo da un vuelco inesperado cuando...