[Narra Gastón];Era imposible describir toda la felicidad que había inundado mi pecho al completo, tras escuchar aquellas palabras de Nina.
No terminaba de creer que ella hubiese sido capaz de poder decirme algo así, con lo mucho que sé que le cuesta confesar las cosas.
Había agarrado la mano de mi futura chica, sin saber realmente hacia donde demonios podía llevarla.
Solamente quería sacarla cuanto antes del Jam and Roller, antes de que se arrepintiese y decidiese que era mejor olvidarlo todo.
Tenía que aprovechar, era el momento idoneo para convenserla de que en la vida todo se basa en arriesgarse.
Nunca estamos del todo seguros al hacer las cosas, ni sabemos al cien por cien que saldrá bien, pero hay que intentarlo, no quiero quedarme con la duda de "que hubiera pasado si.."
El amor todo lo puede.
O al menos eso siempre me repetía una y otra vez mi confidente personal; Thelma, la empleada doméstica de la casa.
Vivía prácticamente conmigo, a penas regresaba a su domicilio para descansar, se podría decir que hacía incluso el papel de madre.
Ya que mi familia estaba casi todo el tiempo viajando.
Quizás en cierto modo, puedo entender a Nina cuando me comenta que le cuesta abrirse con sus padres.
Ambos estamos en una situación parecida, es triste, pero eso fué lo que en principio nos hizo empezar a ser amigos, sino llega a ser por su repentina e inesperada huída de casa, no sé que sería de mi ahora. Conectar de forma tan profunda con ella, ha sido de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
Estoy completamente seguro que ni queriéndolo, podría encontrar a nadie igual que Nina. Es única.
Una vez salimos por las cercanías del bar, caminé un par de pasos agarrado aún de su mano, hasta dar con el mismo callejón en el cual sucedió nuestro primer beso.—Gastón.— Susurró mi nombre, girándose sutílmente hacia mi para mirarme tímidamente. Sus mejillas se habían vuelto de color rojo, al parecer recordaba perfectamente lo que habíamos vivido en este sitio.
—Lo sé.— Asentí desviándo la mirada hacia nuestras manos entrelazadas, tratando de grabarme este momento a fuego lento en la memoria.
—Estoy muy nervioso, la creatividad ha salido volando...— Me eché a reír, relamiéndome los labios poco después por culpa de los nervios.—No no.— Rompió el silencio, apretándo con suavidad nuestros dedos. —Es el lugar perfecto.— Esbozó una de sus mejores sonrisas, tratándo de animarme.
—Además, cualquier rincón a tu lado, se vuelve el sitio mas bello del mundo para mi.— Descendió su tono de voz segun me lo confesaba, haciendome comprender que haberme dicho eso no había sido tarea fácil. Volvió a aparecer nuevamente la chica vergónzosa, esa que tanta ternura me causaba.—Lo siento, pero no aguanto más.— Admití, tirando ligeramente de su brazo, haciéndola caminar de espaldas por el callejón hacia dentro, a escasos centímetros el uno del otro.
Cuando por fin llegamos al mismo huequito de aquella vez, la acorralé contra la pared, observando durante escasos segundos su hermosa sonrisa, para luego terminar impactando mis labios rápidamente contra los de ella.
Dios mio.
No se pueden imaginar lo mucho que la extrañaba, esto se había vuelto una adicción muy seria.
Jamás había encontrado a alguien que con un beso, me hicese sentir tantas cosas al mismo tiempo.
Además, su boca era tan suave y dulce, podría pasarme toda la vida disfrutando de sus besos, que estoy absolutamente seguro que no me cansaría de ellos ni queriéndolo.
Subí la mano que me quedaba suelta hacia su mejilla, para acariciar esta lentamente, mientras continuaba besándola con todas mis ganas.
Pocos minutos mas tarde, nuestras respiraciones estaban muy agitadas, por no hablar de la rápidez a la cual bomeaban nuestros corazones.
Me separé muy lentamente de ella, aunque no sin antes depositarle un último y corto beso.
Abrí los ojo, chocándome inmediatamente con el brillo de los suyos.—Antes que nada, Gastón Perida ha besado a Nina Simonetti por que se moría de ganas, ningun grupo de fans locas me ha obligado, ni ahora ni en la otra ocasión.— Estaba siendo completamente sincero, necesitaba dejar aclarado cuanto antes ese fastidioso tema. —Ojalá pudieras notar como vuelan las maripósas en mi barriga por tu culpa.— Confesé echándome a reír dulcemente mientras la observaba.
—Si quiero.— Anunció de lo más entusiasmada, clavando su intensa mirada en la mía.
—Pensarás que soy un idiota pero...no entiendo, ¿a qué te referís?.— Pregunté un tanto extrañado, acariciándole con suavidad el brazo.
De repente nuestros teléfonos vibraron al unisono, lamentablemente nos habían llegado mensajes de las personas más importantes; Luna y Matteo.
Fue imposible evitar que nos riésemos por la gran bonita coincidencia del momento, aunque para ser sinceros, no haber sabido finalmente a que quería referirse Nina con el "Si quiero", me había dejado con las ganas de averiguarlo cuanto antes.
Podría decirse que me urgía como situación de vida o muerte, encontrar sentido a lo que me había dicho.—Es demasiado raro que nos necesiten los dos al mismo tiempo.— Admitió entre risas. —Solamente espero que no les haya pasado nada malo.— Apretó los labios, jugando de forma nerviosa con sus dedos.
—Un segundo..— La interrumpí de golpe, divisando en una de las ventanas de mi móvil, una notificación del e-mail que provenía del correo del Blake.
—Esto si que es extraño.— Reconocí casi en un susurro, abriéndo rápidamente la aplicación para leerlo."Les comunicamos, que el piso superior del colegio, el cual estaba inhabilitado por reformas, se le procederá el lunes a su reapertura.
Dándole una nueva utilidad a dicha planta de la institución.
Tras varias reuniones con la directiva, llegamos a un acuerdo en su tiempo, de crear un número de habitaciones determinado, en las cuales los alumnos vivirán y dormiran de lunes a viernes.
Varias faltas de asistencia, malas calificaciones o simplemente mantenerlos centrados en los estudios, nos han llevado a tomar esta irrefrenable decisión.
A partir del comienzo de las clases la semana que viene, los alumnos que hayáis recibido este e-mail tendréis que alojaros en el Blake. Firmado; La directora.".—¿Qué?.— Exclamamos al mismo tiempo horrorizados, leyendo una y otra vez el mensaje que habíamos recibido.
—¿Esto es una joda no?.— Pregunté esta vez yo, intentando ponerle un poco de sentido a lo que había sucedido.
—Me parece que no...¿será por esto que nos escribieron?.— Preguntó ella de forma dudosa, refiriéndose a los mensajes recibidos de nuestros amigos.
—No lo sé, pero vamos ya mismo a averiguarlo.— Sentencié firmemente, guardando el teléfono en mi bolsillo, para correr rápidamente con Nina de vuelta al Jam and Roller.
No me gustaba la idea de tener que abandonar mi casa, mi cuarto y mis cosas casi toda la semana, para vivir en una habitación compartida.
Esa idea era de locos.
Además ¿y si me tocaba de compañero alguien al cual no soportaba?
Lo único bueno a todo esto, es que podré ver a Nina siempre que quiera.
Quizás así logre convencerla de que se anime a estar conmigo.
Al que no le va a hacer ninguna gracia cuando se entere va a ser a Matteo.
No quiero ni imaginarme el enfado que va a cogerse al descubrir que a parte de ver a Luna en la pista y en el Blake, va a tener que vivir prácticamente las veinticuatro horas con ella.
Aunque así a lo mejor, termina admitiendo de una vez que le gusta o al menos les sirve de terapia para empezar a llevarse bien.
Estaba muy ansioso por saber lo que nos iba a suceder de aquí en adelante.
Ninguno eramos consciente de lo que se nos avecinaba.(ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO, YA SABÉIS; COMENTAD, DADLE LIKE PARA SABER QUE QUERÉIS QUE SIGA ESCRIBIENDO Y SEGUÍDME EN MI PERFIL PARA NO PERDEROS NINGUNA ACTUALIZACIÓN DEL FANFIC. ARRIBA OS HE DEJADO UN VÍDEO MÍO CANTANDO UN NUEVO COVER A GUITARRA DE LA CANCIÓN "MÚSICA EN TI". POR FAVOR VEDLO.
MUCHAS GRACIAS POR TODO❤).
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Nuestro destino es chocar.
FanfictionLuna Valente es una chica de a penas dieciséis años, la cual es totalmente feliz en su universo sobre ruedas. Su vida siempre ha sido muy tranquila, como la de cualquier otra chica de su edad. Pero de repente, todo da un vuelco inesperado cuando...