[Narra Luna]:
Allí seguía, meditando una y otra vez en silencio, si atender la llamada entrante de mis padres, llegue hasta tal punto, en el que empecé a planear una posible "escusa" para decirles, por si habían descubierto que me había escapado del colegio.
De repente, la melodía dejó de sonar, y todo por culpa de haberles hecho esperar tanto. Obviamente me habían colgado. Lo cual me hizo sentir de golpe terriblemente aliviada, pero eso a penas fue durante un par de segundos, por que la pantalla del teléfono volvió a iluminarse, mostrándome nuevamente que mis papas me estaban llamando otra vez.—¿No piensas atenderles?.— Simón se había colocado tras de mi, para poder cotillear lo que estaba mirando. Haciéndome sobresaltar al hablarme y tenerlo pegado justamente en mi oído. Tenerlo tan cerca me abrumaba.
—Tengo miedo de que me estén llamando para regañarme, capaz ya se enteraron de que me escapé...— Mordí ligeramente mi labio inferior, moviendo los dedos de la mano de un lado al otro de la pantalla, pero sin llegar a tocarla, decidiendo aún si debía colgar o hablar.
—¿Dónde escondiste a la verdadera Luna? Si, la chica más valiente que jamás he conocido.— Alzó una de sus cejas un poco extrañado, observándome detenidamente para luego pasar un brazo tras mi hombro, para moverme un poco del sitio, fingiendo buscar por el salón a mi "yo" verdadero.
—Aquí estoy...— Elevé mi mano como si de pasar lista en una clases se tratase. Había conseguido hacerme reír y por suerte eso me hizo sentir más animada. Tragué una gran cantidad de saliva, intentando aliviar el enorme nudo por los nervios que tenía en la garganta y me detuve en seco muy decidida. —Está bien, allá voy.— Asentí con la cabeza, deslizando lentamente el dedo índice por el teléfono, descolgando la llamada.
—¿Hola?.— Preguntó mi papá algo preocupado, al no decir absolutamente nada tras aceptarla.
—Luna, ¿Qué pasó hija, todo bien?— Su tono de voz era bastante alegre. Así que eso solo podía significar que todo estaba en orden y que podía respirar tranquilamente.—Sí, claro, ¿ustedes?— Respondí lo más entusiasmada que podía, haciéndoles notar que esa pregunta en cierto modo sobraba. —No saben cuanto los extraño..— Admití poniendo pucheros cual niña pequeña, queriendo poder estar con ellos en este momento para abrazarlos.
—Nosotros también te extrañamos mucho a ti mi amor.— Contestó rápidamente mi mamá, ganándole el turno por goleada a mi padre, sin a penas haberle dado tiempo para pensar. —Pero ya, cuéntanos..¿con quién te tocó compartir habitación?.— Preguntaron los dos al unisono, bastante interesados por saber todo lo que me había pasado hoy.
—¿Adivinan? Con Ámbar..— Resoplé rodando los ojos tras pronunciar su nombre en un tono muy molesto. —Pero ya pedí el cambio de compañera, a ver que onda, por que no voy a soportar sus pendejadas.— Crucé los dedos de mis manos, deseando en silencio para mis adentros que ese tema se solucionase con éxito lo más pronto posible.
—Oye, ese vocabulario...— Me regañó casi al instante la voz de mi mamá.
—Celosa.— Susurró mi amigo, sentándose cómodamente en el sofá más cercano al que me encontraba.
—¿Qué fue eso?.— Preguntó Miguel realmente interesado, metiéndose de lleno en el papel de detective privado.
—¿Eh?.— Abrí los ojos como platos, deseando que la tierra me tragase justo en ese mismo instante. —¿Qué cosa?.— Rodé los ojos para mirar a Simón con cara de pocos amigos, advirtiéndole mediante señas que si volvía a hacer algo como eso me iría. —Lo más seguro es que haya sido el viento, tengo la ventana abierta.— Traté de inventarme rápidamente alguna escusa que pudiese funcionar, para evitar que sospechase nada. —Y no te pongas en ese plan, que ya te veo venir papá. Ni que no estuviera en la escuela o en el cuarto con un chico.— Bufé frunciendo el ceño, al mismo tiempo que me esforzaba por soltar alguna que otra carcajada, para que entendiera que estaba de broma.
—Tienes razón, ya sabes como me pongo, siempre serás mi pequeña y me sale sobre protegerte sin querer— Se explicó tragándose todo el orgullo, con un tono de voz muy tímido. —Tú madre siempre me dice, que ya va siendo hora de que acepte que eres mayor. Y es cierto, pero dame tiempo...— Carcajeó haciéndome reír casi al mismo tiempo. Cuando por fin se me pasó el ataque de risa, escuché al otro lado del teléfono como Mónica le pedía ayuda.
—¿No me digas que me llamaste porque mamá te pidió ayuda para lavar los trastes?.— Pregunté fingiendo estar sorprendida, pero estallando en carcajadas, sin ser capaz de poder contenerlas.
—Me tengo que ir, que sino me muerde.— Ladró imitando la voz de un perro, para luego despedirse de mi dulcemente y recordarme que no me acostase muy tarde.
Mandé a través del teléfono un par de besos para ambos y después de despedirme como quería, colgué la llamada sintiendo como me había quitado medio peso de encima.
Daba gracias por que no me hubiesen pillado. Siempre había sido una chica muy buena y haciendo cosas como estas, podía sentir perfectamente el peso de la conciencia.—¿Entonces qué, preparada para dormir?.— Preguntó volviendo a la conversación que estábamos manteniendo antes de que me llamasen mis papas.
—¿Por qué no me callé la boca antes? No tenía que haberte dicho nada..— Negué con la cabeza maldiciendome en voz alta. —Voy a emplear la fortaleza del almohadón. Y si tratas de hacer algo, te asfixiaré con él, ¿me escuchaste?.— Le advertí señalándolo con el dedo índice mientras caminaba en dirección a la única habitación que tenía el piso.
—Alto y claro, pero no se me altere señorita generala.— Bromeó levantándose del sofá con rapidez, para luego adoptar una posición con el cuerpo estirado y el brazo doblado, llevando la mano a su frente para saludarme cual soldado del ejercito.
[Narra Matteo]:
Las horas pasaban, el frío de adueñaba poco a poco de cada rincón de la habitación, haciéndome abrigar cada vez con más mantas. Esta era una de las pocas veces en las que me había quedado despierto por culpa del insomnio. Y todo por culpa de Luna. Siendo sincero conmigo mismo, la discusión que tuvimos me dejó bastante mal, pero no estaría tan hundido si no se hubiese marchado a dormir a casa del guitarrista.
A saber que cosas estarán haciendo ahora mismo. Seguro que él está pasándoselo en grande, después de saber que ni un día estuve bien con su amiga. Fue empezar y terminar. Aunque en ningún momento fuesemos novios. Su felicidad estará desbordando al tener la posibilidad de tenerla para el solito hasta mañana.—Arg, más vale que no la toque ni un pelo. Por que voy a buscarlo y le corto las manos.— Gruñí negándo con la cabeza mientras me daba la vuelta en la cama otra vez, intentando disipar sin éxito todos los pensamientos tan negativos que estaba teniendo.
Elevé la cabeza un poco hacia arriba, posando la mirada sobre la mesita de noche, para poder observar con detenimiento el reloj que estaba sobre de esta. —¿Las tres de la madrugada? No puede ser. Imposible.— Me dejé caer sobre la almohada, llevándome las manos a la cabeza para estregarme con rabia los ojos.
Un Balsano siempre consigue todo lo que quiere y en esta ocasión solo quería dormirme y que este día se terminase ya, acabar la pesadilla.
En cuanto me levantase por la mañana, esperaría a que Ámbar saliese ya vestida con sus amigas y se marchase a desayunar al comedor, para yo poder ir a su cuarto y esperar allí a Luna. Necesitaba hablar con ella urgentemente, esto no podía quedarse así, o más bien dicho yo no iba a permitir eso. Por mucho que lo niegue y trate de hacer lo imposible, estamos destinados a estar juntos y así va a ser, le guste o no.
Asentí decidido, sonriendo de forma traviesa antes de cerrar los ojos por última vez y adentrarme en el mundo fantástico de los sueños.
Tenía un plan y estaba deseando poder llevarlo a cabo.(ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHÍSIMO, DENLE LIKE PARA SABER QUE QUE QUIEREN QUE SIGA ESCRIBIENDO, COMENTEN, SIGANME AL PERFIL PARA NO PERDERSE NINGUNA ACTUALIZACIÓN DEL FANFIC Y COMPARTANLO PARA QUE MÁS PERSONAS PUEDAN VERLO. GRACIAS POR EL CARIÑO Y ESTAS 54K DE VISITAS, SIN USTEDES NO SERÍA POSIBLE ESTO, LAS ADORO.
DISCULPEN LA DEMORA, INTENTARÉ ACTUALIZAR LO MÁS PRONTO QUE PUEDA💜).
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Nuestro destino es chocar.
FanfictionLuna Valente es una chica de a penas dieciséis años, la cual es totalmente feliz en su universo sobre ruedas. Su vida siempre ha sido muy tranquila, como la de cualquier otra chica de su edad. Pero de repente, todo da un vuelco inesperado cuando...