Ebullición
Emili sentía que el corazón se le salía del pecho.
Se imaginaba las cosas que le podrían hacer o el precio que pondrían por su libertad.
- tranquila soy yo - la voz de Ricardo hizo que todo su cuerpo se relajase.
- me as dado un susto de muerte- dijo dándole un manotazo en el brazo.
- perdona pero no podía aguantar más sin poder tocarte necesitaba verte a solas- dijo acercándose y agarrándola de la cintura.
Emili al fin pudo ver donde se encontraba, eran las escaleras de emergencia.
- sabés lo desesperado que me sentía no te haces una idea de como es verte en este traje de baño y no poderte ni siquiera acariciarte, para rematar tener que aguantar a tres niñatos babosos comiéndote con la mirada, diciendo lo buena que estas y no poder partirles la cara ni decirles nada- dijo cada vez más furioso apretando sus puños asta tal punto de tener sus nudillos blancos.
- no tienes porque ponerte de esa manera, que digan lo que quieran en vez de ponerte sín, sólo tienes que pensar que aunque ellos miren y digan lo que quieran el único que puede tocarme y tenerme entre tus brazos eres tú- dijo Emili acercándose cada vez más a él llegando a pegar sus cuerpos, se levantó sobre sus punteras y le dio un casto beso en los labios.
- en eso tienes razón tu eres toda mia- dijo mostrando su perfecta dentadura.
- toda tuya- recalcó Emili muy cerca de sus labios.
- eres perfecta- susurró Ricardo mientras la agarró de la cintura, apretándola más a su cuerpo sin apartarse ni un milímetro de sus labios.
En ese momento ni Ricardo ni Emili se aguantaron las ganas de besarse y así lo hicieron.
La sangre de Emili empezó a calentarse, el beso empezó suave, Ricardo acariciaba su espalda desnuda de arriba a abajo con total libertad y suavidad.
El beso fue subiendo de tono al cabo de los minutos, Ricardo le mordió el labio inferior para después chuparlo, Emili abrió un poco su boca para dejarle espacio para que su lengua la explorara libremente, lo que empezó como un beso lento y tierno se convertía en momentos en uno ardiente.
A Emili a cada segundo le hervía cada vez más la sangre, en ese momento no pensaba sólo se dejaba llevar por su cuerpo y sentimientos.
Ricardo bajo una de las manos para situarla en su trasero, lo apretó y lo acarició de manera firme por encima del pareo el cual al cavo de los minutos pareció molestarle ya que se agachó un poco estirando su mano para meterla por debajo de este para poder agarrar su trasero ahora sólo con la parte trasera del biquini lo que le permitía tocar parte de su trasero descubierto.
Ricardo se dio la vuelta sin apartarse de Emili la cual tampoco tenía intenciones de apartase de él.
Emili sintió en su espada descubierta el frío de la pared. Era un contraste de frío y calor que le hizo erizar la piel.
Ricardo la aprisionaba contra la pared cada vez más fuerte pero sin llegar a ser doloroso sino todo lo contrario excitante.
Emili sintió como Ricardo levantaba un poco su pierna derecha para que ella la colocará en su pelvis y así lo hizo enganchó la pierna en su cintura dándole pasó a que un bulto ya bastante hinchado chocara con su intimidad haciendo que los dos jadearan al mismo tiempo, Ricardo dejo de besar sus labios para dirigirse hacia su cuello besándolo y chupando a su antojo , lejos de parase esta vez Emili hizo algo que incluso a ella le sorprendió, arqueo su espalda y apretó más el agarre de su pierna sobre la cadera de él para poder sentir aún más la erección contra ella.
Cuando Ricardo noto esa presión perdió a un más el control apretando aún más su trasero contra él pero esta vez haciendo un movimiento de arriba a abajo haciendo que los dos sexos se frotasen y sintiendo como su pene iba a reventar y destrozar cualquier tipo de tela que se interpusiera por delante.
Emili cuando Ricardo empezó a frotarse contra ella sintió como si tuviera lava en vez de sangre, no sabía si eso se consideraba sexo pero no estaría muy lejos.
Ricardo sentía como empezaba a sudar y como sus manos no se agarraban como debía a él trasero de Emili, así que metió las manos dentro de la tela agarrando y estrujando su redondo trasero, al seguir moviendo su trasero de arriba a abajo noto como su yemas de los dedos se humedecían, eso le hizo sacar un gran jadeo de dentro de su garganta, sabía lo que esa humedad significaba.
A Emili su sangre paresia evaporarse, no pensaba en nada el momento en el que se encontraba la avía segado en ese momento no pensaba sólo sentía, noto como Ricardo metió sus manos dentro del biquini y como apretaba su trasero mientras seguía lamiendo su cuello y volvía a sus labios intermitentemente, Ricardo siguió el ritmo del sube y baja hasta que sus dedos rozaron su parte intima, Ricardo soltó un gran jadeo, lo que la hizo despertar y darse cuenta que estaban llegando demasiado lejos. Aunque sabia que debía parar cuanto antes su cuerpo no quería apartarse.
- joder- soltó Ricardo echando la cabeza hacia atrás.
Aunque a Emili esa palabra lejos de terminar de despertarla hizo que no quisiera despegarse de él, por que sabía que en ese momento era de ella y de nadie más, que ella era la que había provocado que él se pusiera de esa manera y le gustaba.
Pero sabía que esto no podía seguir, no aquí, ni de esta manera.
- Ricardo para- le dijo en el oido colocándole las manos en sus hombros y dando un pequeño apretón.
Ricardo la miro directo a los ojos y empezó a ponerse nervioso, como pudo ser tan inconsciente y llegar asta donde llegó debería haber tenido más autocontrol con ella.
- perdón, perdona, lo siento, no debería aver llegado tan lejos perdón- decía mientras se alejaba de ella con pequeños pasos.
- no tienes por qué disculparte yo también seguí, sólo que no estoy preparada- dijo agachando la cabeza.
- nunca te voy a presionar y soy yo el que debería haber dicho basta por que tu no te mereces esto- dijo señalando en el lugar donde se encontraban- sino lo más especial del mundo- dijo dándole un suave beso en los labios.
- creo que ya debo volver, se estarán preguntando donde me metí- dijo acariciándole la cara.
- claro - dijo Emili mientras vía como él se colocaba bien la ropa y de daba una sonrisa coqueta, le dio un pico rápido y cruzo la puerta no antes de guiñarle un ojo, dejandola con una sonrisa.
Emili sentia su cuerpo débil, sus piernas le temblaban, sentía como si su sangre le quemara por dentro, estaba nerviosa y feliz al mismo tiempo.
Wauu este si que a sido un capítulo calentito espero que os allá gustado.
Espero recibir alguna a que otra estrellitas.
Gracias por leer
Un bss fuerte😍😘
ESTÁS LEYENDO
Mi Doctor De Hotel
RomanceEmili 17 años y Ricardo 29 Dos vidas completamente diferentes que se cruzarán. Situaciones que los llevarán al límite de sus fuerzas y cordura, en una trama de enrredos los cuales te harán retorcerte de risa, llanto e incluso dolor. Amor, edad , se...