capítulo 34

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Me desperté un poco aturdida.

-Em ¿estas bien?-me pregunto Ricardo acariciando mi cabello.

- si un poco mareada pero estoy bien- dije incorporándome en la cama miré a mi alrededor dandome cuenta que me encontraba en la habitación de Ricardo.

Los recuerdos me invadieron de golpe y mis ojos comenzaron a nublarse pero esta vez de lágrimas. Mi corazón dolía de una manera inexplicable, Ricardo se dio cuenta inmediatamente de lo que estaba pasándome, me rodeó con los brazos en un abrazo, su olor empezó a calmarme pero no lo suficiente como para dejar de llorar.

- no llores mi amor, no te creas a esa loca, está mintiendo, te amo, nunca te haría eso- sus palabras eran calmadas y muy sinceras .

Mi llanto empezó a calmarse a medida que pasaban los minutos.

-¿pero por qué dijo eso, como sabe de nosotros?-estaba muy nerviosa y mi cuerpo no paraba de temblar.

- no tengo repuesta para ninguna de las dos preguntas pero lo que si se, es que yo no voy a tener ningún hijo con ella- dijo sin apartar su mirada de mis ojos como si quisiera que viera en su interior que no me estaba mintiendo.

- te creo- dije agarrándolo de la mandíbula y depositando un suave beso en sus labios.

Sus labios formaron una suave sonrisa, su cuerpo se fue inclinando encima del mio, se fue recostando poco a poco encima de mí.

- te juro que no la toco desde un poco antes de irse, lo que dice no puede ser o estaría de más de 3 meses- dijo suave en mi cuello.

Su aliento me relajo lo suficiente como para poder sonreír.

Ricardo empezó a darme suaves besos en el cuello y empezó a subir por mi mandíbula hasta mis labios.

- te amo y me da igual que ella lo sepa, ya me da igual que lo sepa todo el mundo yo ya no puedo vivir sin ti-
Mi corazón empezó a acelerarse de alegría al escuchar eso aunque sabía muy bien que si todo el mundo se enterara estarían en problemas.

- yo también te amo, creía que me moría cuando escuché que ibas a hacer papa, pero te creo por que eres el mejor hombre del mundo, mí hombre- cuando dije lo último a Ricardo se le formo una sonrisa.

- y tu eres mí mujer- dijo dandome un beso en los labios y un apretón en los muslos.

- y no veas que mujer- ante ese comentario no pude aser otra cosa que reírme.

Ricardo me volvió a besar pero esta vez con mas fervor,una de sus manos empezaron a subir por mis caderas por de bajo de la blusa,mientras la otra se quedaba en uno de mis muslos dando apretones de vez en cuando.

Mis manos se fueron colando dentro de su camiseta tocando cada uno de sus abdominales, acariciando los con cuidado como si se fueran a desgastar.

Ricardo empezó a apartarse de mi y puso mis manos en los bordes de su camiseta y con su ayuda fui quitándose la. La vista mejoró muchísimo, y mi labio inferior sufrió las consecuencias.

No se por qué pero en ese instante sabía lo que tenía que hacer.

Con cuidado fui sentandome sobre mis rodillas y retirando mi camisa lentamente dejando al descubierto mis pechos ya que no me puse sujetador por que supuestamente iba a leer un poco y a acostarme.

Vi como Ricardo tragaba saliva y aproveche ese momento para ponerme encima de él y apretar nuestros cuerpos como si quisiera unirlos en uno solo.

Ricardo no perdió oportunidad de poner sus manos sobre mi trasero y darles un buen apretón, sus manos fueron colándose por mis pantalones cortos que eran de una tela muy fina, pudiendo meter sus manos fácilmente.

Empezó a acariciar mi trasero y apretarlos cuando quería. Sus manos fueron bajando hasta encontrarse mi zona íntima lo cual me hizo dar un buen suspiro.

Nuestros corazones latían a un ritmo cada vez mas frenético.

— no podría seguir viviendo sin ti, y sin tu cuerpo, eres incleible—

Los besos se fueron haciendo cada vez mas intensos hasta el punto de casi doler.

Las caricias no tardaron en llegar, y la ropa fue desapareciendo poco a poco. Esa noche fue otra de las mejores de mi vida, una noche en las que nos entregamos completamente el uno al otro sin restricciones.

— quedate esta noche aquí en mi habitación, conmigo, quiero abrazarte toda la noche, soñar que estamos siempre juntos, que eres mi mujer para mi y para todo el mundo, poder pensar que duermo todos los días así oliendo a ti— fue lo último que escuché antes de caer en brazos de Morfeo, con una sonrisa en los labios.

A la mañana siguiente me desperté por el inmenso calor, pero cuando abrí los ojos el calor era lo que menos me importó, al lado mía tenía al mismísimo dios griego dormido, su cuerpo, sus brazos, su cara, todo gritaba cómeme, cualquier mujer en su sano juicio se derritiría por este hombre pero ya se podían olvidar de él. Por que era totalmente mío.

Mi sonrisa aumentó cuando Ricardo abrió los ojos y se le dibujo una sonrisa, alargó sus brazos  me abrazó y me dio un leve beso en los labios.

Toda la magia terminó en un segundo cuando unos golpes se escucharon en la puerta.

Espero que os aya gustado este capítulo aunque soy un poco mala al dejaros con la intriga enn

¿Quién sera el o la que llama a la habitación y para qué?

Bueno un beso enorme 💋😘

Esta ves e subido rapidito en? Jeje y esto no acaba aquí por que el siguiente ya esta terminado y os aseguro que os dejara patidifusos jeje si lo se soy mala no pasa na se que a ustedes os gusta 😜

Mil gracias por seguir leyendo.😍😘💋

Mi Doctor De HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora