Capítulo 2.

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ESCRITO POR.

Alanna Clinton.

De nuevo la entrada escolar y no hay mejor manera que celebrar que con una gran fiesta para todos en la preparatoria.
Y así fue, en el tercer día de clases mi hermana Amie y yo organizamos una grandiosa y alocada fiesta en nuestra casa, "La mansión Clinton".

Amie aprovecha al cien por ciento qué nuestros padres no se encontraban en casa, ya que siempre se la pasan viajando de un lado a otro por cuestiones de trabajo, eran los dueños de la empresa "Clinton" y siempre se encontraban ocupados de un lugar a otro, sin detenerse permanentemente en casa. La figura materna y paterna más cercana es La señorita Miller y en diminutivo con cariño la llamamos "Nana", no le gusta que la llamemos de otro modo, hoy se fue de vacaciones y desde ya, la extraño.

Al llegar a la preparatoria, repartimos volantes por toda la preparatoria Monroe y por supuesto no podían faltar en la fiesta, los chicos lindos, alcohol y drogas, como en todas las fiestas que organizaba mi hermana Amie. La conocen como "la reina de las fiestas". Es ridículo pero cierto. Apostaría que esto se saldría de control. No quiero ver qué cara pondrá Sarah.

****

Al esconderse el sol y caer la noche por fin, la casa se empezó a llenar de chicos y chicas de toda la escuela y gente que ni conocía. Al igual que el bufete, los aperitivos y cocteles de la piscina empezaron a ser devorados y consumidos. La casa estaba inundada por gente de todo tipo y con ya unos tragos adentro, debía asegurarme que las habitaciones importantes se encontraran cerradas. Siendo la menor, soy más responsable que Amie, por mil. Todo parecía en orden hasta ahora y hasta donde sé. Nadie nunca se perdería una fiesta como esta.

La música a más no poder resonando en el interior, y la pista de baile repleta de chicos bailando al ritmo de la música de un lado a otro, sonaba la canción " Were Are Ü Now" de Diplo. Había alcohol regano en el suelo, olía a hierba y a cigarro; como si fuera poco empezaban a llegar más y más personas. A lo largo del transcurso de la fiesta, se podía observar chicos ebrios, drogados y teniendo relaciones con chicas en diferentes habitaciones. ¡Qué asco! Necesito pensar en otra cosa y al bajar las escaleras en encontré con chimeneas andantes. La casa apestaba.
Busqué desesperadamente a Amie para saber cómo se encontraba en la multitud de personas. Ni a ella misma le importa, pero a mí sí. Cuando al fin la encontré, estaba en la piscina de la alberca usando un short corto y la parte de arriba de un bikini, todos allí vestían parecido. Estaba besando a un chico, muy atractivo para ser verdad. Así es Amie.
Caminé hacía ella y me dispuse a hablarle, yo no estaba tan bien, me sentía mareada y con una sensación de llenura en el estómago.

— ¡Amie! — Grité.

— ¿Qué pasa Alanna? — Contestó alzando una cerveza en la mano. Ella estaba ebria, muchísimo. Puede que igual que yo porque apenas lograba mantenerse en pie agarrándose del cuello del sujeto.

— ¿Sí te das cuenta que se están robando objetos de la casa? — Le digo. — Esto es tú culpa, tú organizaste la fiesta. — Le grité molesta mientras caminaba en su dirección. Ella fruncía el ceño mientras se echaba a reír.

— Quieres relajarte... No... No te desquites conmigo. — Me dice apenas pudiendo pronunciar las palabras. — Tú también la organizaste, si estás furiosa por algo no es mi problema. Disfruta de nuestra fiesta señora ogro. — Contesta y me pasa un puro de hierba encendido. Olvidando lo molesta que estaba lo tomé y me lo llevé a la boca. ¡Al diablo!

— No estoy furiosa. — Le reclamo rodando los ojos.

— ¡Oh! ¡Sí lo éstas! Sarah no está una noche y tú ya quieres ocupar su papel de amargura y aguafiestas. — Me contesta. — ¡Relájate! — Agrega y se lleva otro trago de la cerveza a la boca. — A todos les está fascinando la fiesta.

— Bien. ¡Como digas! — Contesto. — Solo te comunico que esto se está saliendo de control. Y lo sabes. — Suelto alejándome del lugar donde se encontraba. Tomé una cerveza del mini bar de la alberca e intenté relajarme. Me terminé el puro en una silla mientras charlaba con algunos conocidos.

Mi hermana mayor Sarah, no se encontraba en casa. Ella como ya, aclaró Amie, no es tan fiestera ni para nada adolescente, no se comporta como una. Lo es, pero es como si no lo fuera. Se concentraba al igual que yo, en los estudios, pero era tan amargada, era seria o por lo menos eso fingía. En el fondo yo sabía que estaba loca, le faltaban como tres o cuatro tornillos que no extrañaba. Pero quién sabe... Ella tiene algo que lo la deja ser alegre, talvez algo que no ha podido hacer, algo que hizo o solo por ser la hermana mayor y ya le entró la madurez. Tan reservada, seca y distante, siempre en sus cosas siendo tan impulsiva pero tan graciosa. Era sarcástica y juro que nadie en el mundo bailaba mejor que Sarah. Desearía poder moverme como ella, con esas caderas... Es más. ¡Desearía tener caderas! Algo que siempre he envidiado es su destreza para bailar, es experta, es solo la "Fucking Queen". En la mañana me comentó que iría al cine y luego pasaría la noche en la casa de su amiga Karima Wilson, esa chica es una antipática, pero por alguna extraña razón, para Sarah creo que es la mejor persona que ha conocido en su vida. Son tan unidas que me da una envidia de miedo, ella es la única que la saca a fiestas, Amie y yo intentamos de las mil y un formas que existen pero no lo logramos, se podría decir que nadie conoce mejor a Sarah que ella, pero...
¡Por favor! Es mi hermana, y apuesto que la conozco más, nuestro nivel de confianza es tan grande que en ciertas cosas sabemos lo que la otra piensa respecto a cualquier tema, con solo la mirada.
No somos la familia perfecta pero existe la confianza, y eso es lo principal en nuestro lazo de hermanas. Nos confiamos todo aunque una tienda ser una aburrida rata bibliotecaria bailarina, otra sea una ebria compulsiva y yo, bueno... Un poco de ambas.

******

La fiesta acabó poco antes del amanecer, la multitud de gente poco a poco fue desapareciendo hasta que el último invitado tomó su chaqueta y se largó. ¡Por fin!
La casa quedó hecha un lío, comida en el suelo, refrescos derramados, desorden y más desorden; sin tomar en cuenta la ventana rota de la puerta que daba a la piscina de la alberca. Van asesinar a Amie.

Éste no era mi problema, pero si era el de los chicos de limpieza.

— ¡Suerte Chicos! — Dije, aunque no se encontraba ninguno de ellos todavía. La cabeza me iba explotar, tenía náuseas y aún seguía ebria.

Amie se encontraba en su habitación, cansada de la fiesta, al igual que yo. Subí rápidamente por las escaleras hasta llegar al segundo piso y así adentrarme en mi habitación para descansar un poco. ¿Qué digo "un poco"? Todo el día.

— No iré me levantaré hoy. — Susurré antes de quedarme dormida. No debimos haber hecho la fiesta.  

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora