Capitulo 41.

143 4 20
                                    


Sin mirar siquiera el reloj despertador, me doy cuenta de lo tarde que era por la posición de sol, los rayos me daban justo en los ojos a través de la ventana de la habitación. Había olvidado correr las cortinas ayer por la noche, como siempre. Si viviera en una ciudad tendría que cerrar las cortinas sí o sí. O tal vez ni siquiera las abriría. Me suspendí de la cama, miré el reloj despertador y eran las 8:15 am. En menos de una hora tenía clases en la secundaria. Bajé a desayunar y luego me terminé de alistar en menos de lo que canta un gallo. Era el último día de escuela por el resto de mi vida. Alanna había tenido notas excelentes en todo el curso lectivo y así que a pesar de su edad y ser un grado menor, la trasladaron al final del curso del último año, a undécimo y se graduaría éste año al igual que Amie y yo. Nos graduaríamos todas juntas. Voy a llorar.

Todo fue de lo más nostálgico en clases, pensaba depresivamente que esa era la última vez que tenía clases con el profesor Martínez y sus locos pantalones tan inusuales y estrambóticos. También con la dulce Malena y con el señor White. Era también la última vez que comía un sándwich de carne y queso en la cafetería, la última vez que vería a mis compañeros de clase y a los demás chicos que veía en los recesos. Las últimas risas entre todos, la última palabra escrita en el libro de apuntes, y también la última vez que cerraba mi casillero. Me empezaba a dar cuenta lo vieja que era. Era la última vez que parqueaba mi auto en el estacionamiento de la escuela. Ahora esperaría tres meses hasta graduarme. Que nostalgia, que loco. Que extraño es saber que no volverás a decir, "Que flojera, no quiero ir a la escuela" porque entonces ya no tendrás que ir más. Y aunque suene raro es triste dejar la rutina.

En clases de Psicología, el maestro como de costumbre me obligó a desprenderme los auriculares.

— Cómo hoy es el último día que los veré, haremos una dinámica para fortalecer sus lazos de amistada y compañerismo. Necesito que se unan en parejas. — Suelta aplaudiendo para llamar la atención en su aburrida clase. Inmediatamente hice contacto visual con Owen, con la mirada y una mueca nos decíamos mutuamente que nos uniríamos en pareja para la dinámica. Era algo lógico.

— ¡No! Pensándolo bien. Yo haré las parejas. — Suelta el maestro nuevamente observando a los estudiantes corriendo por la clase en busca de sus mejores amigos o amigas como pareja. Había mucho ruido por el sonido de las mesas al moverse. Decidió uno por uno, las parejas. Miré a Karima por encima de dos chicas y me dio una sonrisa amable, me saludó alzando con la mano. Le devolví el saludo y aparté la mirada.

— Sarah y Benny. — Dice el profesor señalando una esquina. Teníamos que ir allí. Esto era perfecto, estupendo y fantástico. Me tocaba con la chica que había hecho mi vida imposible y miserable en último año. Genial. Benny me miró de alto a bajo y se dirigió a la esquina, yo hice lo mismo vagando aburrida hasta el lugar.

— Tómense de las manos. Y respiren lentamente, relajen sus músculos...— Dice el profesor caminando en círculos por el aula. — Cierren los ojos. Inhalen y exhalen... Inhalen y exhalen...

Cerré los ojos y la tomé por las manos de mala gana. Todos los demás hacían el ejercicio perfectamente. Estaba dispuesta a ignorar lo irritante y mala persona que había sido conmigo solo por el periodo de esta dinámica.

— Ahora quiero que piensen en la persona que tienen como pareja en frente. Piensen en todos los momentos que pasaron con esa persona. También tienen que pensar en cinco de sus cualidades y luego decirlas sinceramente mirándolo o mirándola a los ojos. — Suelta el profesor con los ojos cerrados respirando despacio y moviendo los brazos a los lados como si fuera un loro desplumado. Teníamos que hacerlo también.

No podía pensar en una cualidad para Benny. Todo en ella era odio, rencor, maldad y anti bondad. Así que tendría que mentir, tenía que decir cualidades que no fueran propias de ella pero que convencieran al profesor. Me preguntaba qué diablos iba decir ella de mí. 

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora