Capitulo 27.

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Me gustaba contar los escalones de dos en dos mientras subía la escalera, siempre lo hacía. Inconscientemente mi cerebro estaba programado para hacerlo. Hacer eso ya era parte de mí.


— Amie. Te traje Spaghetthi a la boloñesa. — Digo desde la puerta afuera de su habitación. Toqué dos veces con los nudillos. — Somos las únicas en casa este fin de semana y también te preparé un poco. Para que veas que pienso en ti. — Digo de nuevo. Amie no estaba comiendo bien. Así que en un acto de amor y paz, le llevé su comida.

Escucho silencio desde el interior de su habitación. Supuse que estaba dormida o en la ducha. Abrí la manecilla de la puerta con una mano, mientras que con la otra sostenía la bandeja con la cena de Amie dentro.

Al entrar me percaté de que la cama estaba tendida uniformemente, ahora supuse que se encontraba en el baño, al darme la vuelta observé la puerta de baño abierta y la luz encendida. Imaginé que podría estar abajo, que seguramente bajó cuando yo estaba preparando la cena. Una fuerte brisa hacía bailar las cortinas de las puertas corredizas de vidrio del balcón de la habitación de Amie. Puse la bandeja de comida en la cómoda para poder cerrar la puerta corrediza de vidrio. Caminé hasta la puerta de vidrio y corrí la cortina, quedé perpleja ante lo que presenciaba.


— ¡POR DIOS! — Grito horrorizada sacando de debajo de su lengua, un pequeño papelito similar a las láminas de la gelatina sin sabor. Estaba recostada sobre el pequeño muro de su balcón totalmente inconsciente con más de esos papeles en sus manos y un frasco vacío de pastillas sin rotulación. Si no hubiera estado allí en ese momento ella podría haberse dado la vuelta y haberse caigo desde el balcón, hasta impactar el suelo y morir. No creía que esto estaba pasando. Tal vez era solo un sueño. Un espantoso, oscuro y horrible sueño. Más bien una pesadilla.

Amie últimamente había estado drogándose constantemente. Ya no salía mucho de su habitación, luego de la escuela se encerraba en su cuarto y no salía, en ocasiones ni siquiera para cenar. Se había vuelto ermitaña y solitaria. Huraña y retraída de todo y de todos.
Sabía perfectamente quien había introducido más a Amie en las drogas. Jackson Marin.
Llegué en el preciso momento en la que estaba acostada e inconsciente, totalmente confundida luego de haber introduciendo una o varias láminas de LSD en su boca y sospeché que también había ingerido todas las pastillas del frasco. Jackson, mi compañero de clase era el culpable de todo lo que le ocurría a Amie. Él se había hecho más que su amigo, se había hecho su confidente y su compañero para drogarse. No sabía qué hacer con ella, ni siquiera reaccionaba. Tomé su mano derecha para sentir su pulso. Aún respiraba. Yo estaba helada, apenas si podía recopilar tanta información en mi cerebro.
Tenía que llamar a emergencias o a una ambulancia. Ella podría volver a caer en todo esto, necesitaba llevarla a un lugar ahora y rápido. Como pude y buscando fuerzas de no sé dónde, la levanté y acosté sobre la cama, con su cuerpo de lado por si regurgitaba las pastillas, quien habría pensado que ver tanto Breaking Bad y Grey's Anatomy funcionaria para algo. Ella todavía no hacía ninguna señal.
Estaba sola en casa con una persona desmayada y al borde de la muerte gracias a una sobredosis, empecé a llorar de la desesperación y las lágrimas salían bruscamente de mis ojos. El miedo y la angustia me empapaban por completo en un ambiente de suspenso y locura.
Caminé a zancadas hacia mi habitación en busca de mi móvil, mis piernas temblaban y los latidos de mi corazón eran cada vez más rápidos mientras aún me encontraba llorando, llamé a una ambulancia y di la dirección exacta.
Amie parecía no respirar. Yo estaba aún más asustada y no podía controlar como mis manos temblaban.
La ambulancia llegó rápido, subieron una camilla plegable hasta la habitación de Amie, la subieron y entre dos hombres la montaron a la Ambulancia, cerré la puerta de la casa y me subí a la Ambulancia en la parte trasera junto a Amie. Mi móvil tenía poca batería y tenía que hacer algunas llamadas importantes.

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora