Sentí tres punzones delicados y seguidos, en mi mejilla, desperté y al abrir los ojos lo primero que vi fue el rostro somnoliento de Isaac, el cual me punzaba con su pequeño dedo índice, la mejilla para que despertara.
— Buenos días, Sarah. Adam me dijo que viniera a ver si ya despertaste. — Dice con esa vocecita suave y tierna, llevaba su pantalón y abrigo de pijama a manga larga, celeste con logotipos de los personajes de toy story. La misma pijama que llevaba ayer por la noche. A demás cargaba el gran oso de peluche que también cargaba ayer.
— Buenos días Isaac. — Contesté frotando mis ojos. — Dile que sí, ya desperté. — Aclaro forzando una sonrisa.
Isaac me devolvió la sonrisa y salió del lugar arrastrando al oso. Yo me encontraba en la habitación de Adam, con sus cuadros y retratos perfectos y pintorescos hechos por él mismo que colgaban de las paredes, todos esos poster's de bandas y los trofeos. Todo estaba en la misma posición que la última vez que vine. No sabía con certeza como había llegado allí, pero estaba. La cama estaba tendida perfectamente, había dormido toda la noche en la superficie de la cama acomodada, sin desdoblar la almohada ni la cobija. Dormí sin cubrirme con nada más que mi gabardina beige muy por debajo de la rodilla. En cuestión de dos segundos recordé lo ocurrido ayer por la noche, todos aquellos gritos, los golpes y los minutos de duda en la pelea. No quería estar aquí para el amanecer y el desayuno. Pero bueno. Aquí estaba lamentablemente cuantiándome a mí misma sí esto era bueno o malo...
No tenía corazón para dejar a Adam en ese estado ayer por la noche. No podía abandonarlo nada más. Necesitaba a alguien que lo escuchara y lo apoyara. Ese era mi deber. Tocaron a la puerta dos veces y luego sin más, la abrieron. Yo estaba acostada sobre la cama, inmóvil y quieta, mirando el techo y pensando tantas cosas... Era muy temprano, había visto las 7:00 am en mi móvil. Era Adam. No llevaba puesta la misma ropa de ayer por la noche, su pijama de camiseta blanca y boxer's largos. Ahora usaba una camiseta gris y boxer's azules.— Buenos días. — Digo al momento. Recordaba haberme quedado dormida viendo una película en un sofá de una sala trasera, aquí, en el piso de arriba. Él estaba a mi lado, acurrucados entre sí, trataba de hacerle olvidarse de la pelea. Estaba logrando que se tranquilizara un poco. Pero él no había amanecido allí junto a mí en el sofá. Yo desperté en su cama y él quien sabe dónde.
Ayer por la noche luego de curar sus manos en la cocina, subimos las escaleras y caminamos hasta aquella sala. Estando allí me habló de él, era un momento preciado ya que no me había hablado absolutamente nada después de la golpiza que le dio a su padrastro. Entre densas y pausadas palabras me dijo todo. Lo mal que se sentía por haberlo golpeado así, pero que en un momento de ira fue imposible no hacerlo. Se lo merecía por haberle hecho eso a su madre. Se sentía mal por sus acciones, por más que Frank intentara detener que lo golpeara más y Mariana y yo, suplicarle que parara, él nunca paró, nunca lo hizo. Y si tan solo Chris no hubiera llegado en ese momento a tiempo, pudo haberlo matarlo. Adam no controló su ira, se dejó llevar hasta el peor de los puntos...
— Buenos días. — Responde. — ¿Cómo amaneciste? — Pregunta pasándose una mano por su alborotado cabello castaño, simulando peinarse.
— Bien, creo. ¿Y tú qué tal? — Pregunto echándole sal a su herida. Él no estaba bien, era obvio...
— No muy bien la verdad. Ayer por la noche te dormiste, entonces te traje del sofá de la sala hasta la cama y me acosté junto a ti. Isaac despertó con pesadillas poco después de las 3 de la mañana. Vino a mi habitación y lo llevé de nuevo a su cama, me tuve que quedar con él el resto de la noche. Me quedé dormido sobre uno de sus juguetes. Juro que no siento las costillas. — Responde estirando su espalda. Se veía mal y acalambrado. — Ven bajemos a desayunar. — Dice de nuevo viniendo hacia mí para besarme.
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El Trío Perfecto.
Teen Fiction¿Tienen hermanas, o hermanos? Como ya saben la vida con ellos, suele ser un poco frustrante; pero también tiene bastantes beneficios. Hay altibajos como en cualquier familia, hay problemas, hay discusiones y reconciliaciones. Las Clinton, probable...