Capítulo 5.

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El segundo día de nuestras mini vacaciones que en realidad no eran concretamente vacaciones, ya era sábado, y por la mañana las tres salimos del hotel a recorrer un poco el lugar y de paso a desayunar en el restaurante del hotel. 

Después de tres horas de compras, decidimos volver al hotel y así alistar nuevamente nuestros bikinis para un espectacular día de relajación y bronceado. Mi piel sin broncear brillaba más que el sol y va enserio.
Alanna al Igual que Amie, se puso su bikini floreado, a diferencia del mío que era azul liso. El día era perfecto para nadar y por la hora no nos broncearíamos aún.

¡Queríamos un bronceado! ¡No quedar como langosta!

Así que nos dispusimos a hacer un poco de "Snorkel". Fuimos a recepción nuevamente para pedir una clase privada, después de unos pocos minutos la amable señorita nos colocó nuestras pulseras y seguidamente nos dirigimos a la playa.
Para ser sincera el entrenador era bastante apuesto, y por lo visto, Alanna no disimuló ni un poco, las tres nos pusimos nuestros trajes de Snorkel y nos sumergimos en el mar azul de Malibú. El día era soñado, el cielo era azul y la arena blanca. Había muchas personas en la playa. Muchísimas en verdad.
A lo largo del recorrido Amie recogió varias caracolas al igual que yo, los hermosos ecosistemas marinos daban una combinación estupenda junto con el coral y las maravillosas criaturas que en él viven.
Había llevado mi gran cámara grande para tomar fotos debajo del agua. Capturé acercando el lente, peces coloridos, pequeños cangrejos, caracolas, anémonas de mar, varios tipos de crustáceos, anguilas y varias mantas rayas. Daban un paisaje inolvidable, era todo tan hermoso bajo el agua. Debo decir que me daba miedo, para que decir que no, si sí. Me daba pánico que una manta me atacara pero me olvidé un poco de todas las preocupaciones que tenía. Fotografié a Alanna y a Amie debajo de agua y junto a los esculturales instructores. En al mar la vida no es más sabrosa, debajo del mar, sí.

Al terminar las clases, Amie y yo descansamos un poco en la arena, apoyadas en una palmera y apreciando los esbeltos cuerpos de los surfistas de la costa, a diferencia de Alanna que seguía platicando con el chico de las clases de Snorkel. ¡Sí que tenía suerte! Era lindo. Muy lindo, e inalcanzable. Vivía aquí, nada más y nada menos que a cuatro horas de casa.

Suponía ser de nuestra edad ya que por su condición y cuerpo modelado y atractivo, tenía un aspecto juvenil. Era joven, a quién engaño.
Pedimos cocteles y nos pasamos el resto del día bronceándonos y apreciando los chicos de la playa y la brisa salada que nos daba en el rostro.

¡Sí que nos refrescamos la vista ese día!

Al día siguiente teníamos la mañana y la tarde libre puesto que era domingo y por la noche regresaríamos a casa porque el día siguiente era día lunes, de nuevo un aburrido día escolar y no quiero pensar en eso porque empiezo a llorar. Quiero quedarme a vivir aquí.

Pasamos la mañana y la tarde en la piscina del hotel, luego relajándonos en el Spa del mismo y al atardecer caminamos por la orilla de la playa hasta la playa rocosa.
Al anochecer y luego de cenar, preparamos nuestras cosas y fuimos por unos tragos al bar. Se hacía más tarde y subimos las maletas en el Jeep con ayuda del botones para emprender nuestro regreso a casa. Era lindo y coqueteaba con Amie pero ella se hacía la difícil. Solo había pedido una margarita simple porque no podía beber más que eso. Por el contrario mis hermanas ya llevaban un par de tragos bien adentro.

De vuelta a casa, lastimosamente me tocó conducir, ya que Alanna y Amie se encontraban extremadamente cansadas y ebrias, yo también estaba cansada pero el Jeep no se iba a manejar solo. Y esto era lo peor.
Tenía tanto cansancio que mis ojos se cerraban poco a poco y hacía el mayor esfuerzo para no quedarme dormida tomando pequeños sorbos de mi bebida energética. Pero era inútil. Sentía la presión en mis hombros con perfecto bronceado y me iba de bruces con las manos en el volante.
Al mirar los asientos de atrás, mis hermanas se encontraban totalmente cómodas y al parecer en un profundo sueño, recostando la cabeza una encima de la otra. Les tenía tanta envidia en ese momento, ellas iban perfectamente en el transcurso del viaje.

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora