Capitulo 19.

101 8 2
                                    

ESCRITO POR.

Alanna Clinton.

***Mucho tiempo antes del cumpleaños de Alanna***

Mi vida se reduce en conocer y conocer personas, algunas agradables, y otras no tan agradables, como es el mismo hecho que conocí a una persona con un poco de ambas cosas. Un chico igual pero diferente al resto, primero fue un extraño irrespetuoso fue todo lo contrario, fue gentil, sociable. Y nos perdimos en un bosque. Si. Así sin más. Como la canción. En el bosque de la china, el chinito ser perdió. Como yo andaba perdida, nos encontramos los dos... Literal, así fue.
La primer vez que estuve frente a él, fue extraño puesto que derramé café caliente sobre su camisa y también, él dañó la pantalla de mi móvil, pero la segunda vez, en el campamento, fue genial, más que genial, los dos estábamos totalmente perdidos en aquel sendero y no era recomendable alejarse uno del otro, en ese momento entendí que no puedes juzgar a una persona por una sola vez que la viste, o si ni siquiera la viste, hay que entrar a fondo y dejar que te muestre quién es realmente.

Desde ese momento, James se había convertido en una persona realmente cercana a mí, era muy amable y atento. Un amigo más.
Además de ser estupendamente apuesto, también era mi compañero de clase. James no era de aquí, de San Diego California, era de Portland Oregón, pero por razones de estudio, sus padres se habían trasladado a aquí, para que empezara su antepenúltimo año de Secundaria en San Diego.

Caminaba impaciente a las afueras de la oficina del director, James también se encontraba conmigo, solo que él estaba sentado muy tranquilo. Hace un rato nos habían sacado de la clase de arte, por haber empezado una guerra de pintura que terminó muy mal.

Todo estaba muy tranquilo, yo sacaba mis pinturas de casillero asignado, James me ayudaba con el lienzo y todo transcurría perfectamente.
Tomé mi lienzo y James se veía distraído, pues él no había traído el suyo.

— ¿Eres buena en arte? — Pregunta James riendo burlonamente.


— ¡Pfff! ¡Por supuesto que sí! — Exclamo mintiendo.


— ¿Qué es eso? — Pregunta tomando en mano un lienzo muy pequeño, en el cuál, clases atrás, había hecho el intento de pintar un elefante en un atardecer.


— Es un elefante. — Suelto seria.


— ¿Segura? — Pregunta burlándose nuevamente. — Es lindo.


— Si. — Contesto siendo obvia, mientras abría la pintura negra.

Era muy mala en arte, mi pulso era un tremendo asco, nunca lograba no salirme de la línea, y tampoco calculaba la cantidad necesaria de pintura, así que todo se escurría. Y si por a o por b pintaba una carita feliz, siempre se escurría la pintura y sus ojos terminaban siendo una imitación barata del logo de Nirvana.

Creo que cada persona nació para algo, algunos son bailarines como Sarah, otros cantantes, otros pintores, otros escritores, otros animadores y yo, pues yo era una buena persona.

Nunca sabía qué demonios hacer con los pinceles, digo, igual se puede pintar con uno número "0" a uno número "16". Para qué tanta cosa, tanta perfección, si al fin de cuentas era solo pintar.
Pero bueno, definitivamente lo mío no era la pintura, prefería más la natación, amaba nadar más que nada en el mundo. Resulta que sí. Para algo era buena.

— ¿Qué vas a pintar ahora? — Pregunta James nuevamente, observando como aún no conseguía abrir la pintura negra para así colocarla con el pincel por todo el lienzo.


El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora