Capitulo 28.

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Cambio de lección, sonó el timbre escolar que anunciaba la siguiente lección. Artes...


— ¿Cómo se encuentra Amie? — Pregunta Owen mientras caminaba junto a mí hacia el aula de arte.

— ¿Cómo crees?

— ¿Ha habido algún avance?

— Supongo. Son sus dos primeras semanas ahí. Hoy por la noche hablaremos todos con ella por llamada.

— ¿Crees que haya superado su problema? — Pregunta.

— No. Probablemente aún no. Es un sistema que involucra mucha paciencia.

Owen asiente con la cabeza.

— Solo espero que no exprese su odio hacia mí en la llamada. Otra vez — Suelto afligida

— No te culpes. Sarah. Tú no tienes la culpa de que ella esté ahí. Tu solo evitaste que muriera de una sobredosis. — Dice tan frío y sincero. Era cierto. Todo lo que decía era tan cierto... No era mi culpa que ella estuviera ahí, ella se hizo propio el daño. Ahora tenía que enfrentar las consecuencias. Tendría que tener culpa y sentirme culpable, si la hubiera dejado morir allí en su habitación, de una sobredosis.

Llegamos al aula de la señorita Malena Pickman. Las mesas se encontraban en semicírculos. Tres filas de semicírculos frente al pizarrón. Ella llevaba un vestido flojo de manga larga, largo hasta los tobillos, de color azul con flores en color salmón.
No se podía observar mucho debajo de sus tobillos, pero llevaba también unas bajas sandalias color miel. Usaba un collar plateado hasta el escote, muy femenino y nada pesado. También traía con ella un bolso largo y negro de flequillos.
Ella lucía un estilo muy Hippie y relajado. Simplemente amaba a Malena.
Los demás maestros de la secundaria Monroe se reunían en pequeños grupos para hablar sobre ella y su vestimenta.
En especial las mujeres. Algunas veces cuando pasaba por mi casillero las escuchaba hablando mal de ella, sobre su manera de ser.
Aclaraban entre sí que su actitud no correspondía para ser una persona madura. ¿Cómo debía ser? ¿Cómo una anciana amargada? Malena tenía alegría y estaba llena de vida. También murmuraban de sus locos atuendos nada formales. Criticaban su forma de expresarse y también sus divertidas clases de arte.
La señorita Malena era un alma libre y soñadora. Tan creativa como ella sola.

— Buenos tardes a todos mis "Grageas Bertie Bott" (Dulces de Harry Potter). — Dice sonriendo, refiriéndose a los estudiantes. Eso es a lo que me refiero con decir que no hay dos como ella.

Me imaginé por unos segundos que nos habría dicho así ya que de esos dulces hay de todos los sabores y colores. Desde el más asqueroso hasta el más dulce. Así mismo con los estudiantes.


Todos los del grupo se refirieron a ella, contestando con un. "Buenos días" grupal.

— ¿Alguno de ustedes tiene un Hámster? — Pregunta frotando sus manos delante de su pecho, haciendo un gesto de sospecha mientras se encontraba de pie y de espaldas delante del pizarrón.


Todos se mantuvieron en silencio.

— ¿Nadie? — Pregunta de nuevo.

— Mi sobrino tenía uno...— Suelta alguien. — Terminó en triturador de comida. — Se escucha la misma voz de un chico en la última fila.

— Bien... — Dice Malena levantando las cejas, intentando no pensar en el pobre animal siendo triturado hueso por hueso. Que perturbador.

— Por lo general. Los Hámster tienen una pequeña bola de plástico en donde salen a dar un paseo fuera de sus jaulas. ¿Las han visto? — Dice nuevamente entusiasmada.

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora