Capítulo 13.

119 8 4
                                    

Abro los ojos y lo primero que hago mientras me encuentro acostada, es escuchar detenidamente el sollozo de Dona la cual aún no ha logrado subirse a mi cama, aún no sabe cómo, no ha aprendido y no sé si eso es bueno o malo. También me percato de su respiración agitada y los sollozos se transforman en pequeños ladridos de cachorro. Su tierna carita me conmovió el corazón, era muy linda, solo quería levantarla de suelo, abrazarla y estrujarla contra mi pecho.

La ventana grande de mi habitación se encontraba abierta, razón por la cual tuve gran cantidad de frío por la noche y todavía, solo esperaba no atrapar un resfría. Un poco somnolienta tapo mi cara con la sábana, por el pequeño rayo de sol que traspasaba el vidrio de la ventana, situándose directamente en mi cara, en mis ojos para ser exacta. La alarma no había sonado a lo que suponía que aún era bastante temprano para levantarse e ir a la preparatoria. Eran tal vez las seis o seis y media supongo.

Perezosamente desconecto mi móvil del cargador para que no prenda fuego luego de pasar toda la noche conectado a la corriente, y observo la hora en él, en la imagen del fondo de bloqueo que tengo de Dona.

— No, no... ¡No! ¡No puede ser! — Exclamé abriéndome paso deprisa entre las sabanas arrolladas, las arrojé detrás y salí. Ya no tenía tiempo para hacer la cama.

Era extremadamente tarde. ¡Mierda! Me había suspendido de la cama a toda velocidad. También había salido de prisa de mi habitación directo a las habitaciones de mis hermanas para despertarlas.

— ¡Alanna! ¡Amie! ¡Despierten! — Grito como una loca por el pasillo. — Es muy tarde y la alarma del despertador no sonó. — Sigo gritando mientras toco con fuerza la puerta de la habitación de Alanna.

Sigo caminando y presiono el interruptor de luz de la lámpara del pasillo, observé que éste no encendió. No había electricidad, por eso la alarma del reloj despertador no sonó. Debo de usar la del teléfono pero siempre lo olvido.

¡Perfecto! Llegaría nada más y nada menos que una hora tarde a la preparatoria, mínimo, y como si fuera poco el agua de la ducha será fría.

Corro a toda velocidad hacia mi cuarto, Dona, se encontraba sobre mi cama lo cual me pareció extraño, pues la cama es alta y ella es tan sólo una cachorra pequeña y se supone que aún no sabía hacerlo. No consiguió subirse en toda la noche pero ahora si lo había hecho. No entiendo. Los duendes le ayudan a subir, cuando no le presto atención.

Busqué de prisa algo rápido para ponerme y opté por usar lo primero que encontré. Una blusa corta, blanca lisa y holgada, jeans negros hasta la cintura, y deportivas blancas. Le hice un pequeño doble en el extremo del pantalón, justo en el ruedo para achicar su tamaño y parecer más Sport según yo. Luego deprisa, tomé la ducha más rápida que he tenido en toda mi vida, tomando en cuenta cuán fría se encontraba el agua del grifo. No se sentía como agua del grifo, si no como agua del refrigerador. Salí de la ducha, me coloqué la ropa y ondulé un poco las puntas de mi cabello, opté por llevar el cabello suelto, en ese momento no había tiempo para peinarlo demasiado.
Ya eran las 9:40 am, con solo la ducha llevaba 40 minutos de retraso, puesto que la hora de ingreso e inicio de clases de la secundaria era a las 9:00 am siempre. Bajé a toda velocidad hasta el lugar donde se encontraba las tazas de alimento de Dona, Oliva y Gus, además de sus dos hermanos, los cuales no nombraríamos nosotras, para que sus nueva familias escogieran el nombre, porque si les poníamos y luego le buscaban otro iban a tener un conflicto y no entenderían nada.

Deposité en cada de las tazas, suficiente alimento para cada cachorro y agua limpia. Si me había comprometido a tener una mascota tenía que cumplir mi palabra.

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora