***Domingo por la tarde***
(Vía Telefónica)
Llamada entrante de Owen.
— ¿Qué? — Pregunto atendiendo la llamada mientras leía el volante que nos entregó la señorita Malena el viernes antes de salir de clases.
Verificaba que tuviera todo lo necesario para la gira. Me di cuenta que tenía que ir a supermercado por pilas para la linterna.
— ¿Crees que pueda pasar la noche de hoy en tu casa? — Pregunta desde el otro lado de la línea. Se escuchaba impaciente.
— No — Digo sosteniendo el móvil en mi oído con ayuda de mi hombro, tenía mis dos manos ocupadas empacando en una amplia mochila, las dos mudadas demás.
— Mi auto aún sigue en reparación y me preguntaba si tú me podrías llevar a la casa de la señorita Pickman mañana temprano cuando tú vas...— Dice.
Se escucha música bailable de fondo. La música que Alanna tenía en el gimnasio de la casa. La podía escuchar desde mi habitación. Estaba ejercitándose. Haciendo Zumba o algo así.
—Ya estás en mi casa. ¿Cierto? — Pregunto lo obvio. Estaba abajo.
—Así es. — Contesta.
— Sube por las escaleras que dan a los cuartos de huéspedes. La señorita Miller ya se fue, así que tengo que prepárate la habitación yo misma. — Digo rodando los ojos mientras colgaba la llamada.
*****
Salí de mi habitación camino a la cocina por algo de comer, imaginaba que Owen se encontraba en su habitación acomodando sus maletas.
Al estar abajo, se encontraban las luces apagadas, era casi de noche. El sol de había escondido y el cielo era azul profundo del atardecer.
Abrí una puerta del refrigerador y después de abrirla escuché algo similar al sonido de una rata rasguñando poliestireno.
— ¿Pero qué diablos? — Solté en el instante.
Sabía que era Owen comiendo de las galletas preparadas por la señorita Miller. Se suponía que las comeríamos en el desayuno. Pero bueno ya no.
— ¿Están buenas? — Pregunto sin poder ver nada aun.
— Muy buenas. — Contesta la rata.
— Iré por pilas al supermercado. ¿Quieres venir? — Pregunto perezosa.
— Está bien. — Contesta Owen, con su boca llena de galletas.
Traía una piyama blanca de puntos rosas, sin importar como vestía, me coloqué unas deportivas blancas y subí al auto.
Fui al supermercado más cercano por unas pilas, mientras que Owen llamaba a una pizzería para ordenar una pizza grande para los tres.
— Pide paquetitos extra de queso parmesano. — Digo antes de que se bajara del auto por la pizza.
— ¡Y yo soy la rata! — Exclama sarcástico, rodando los ojos y justificándose, a la vez que baja del auto. Provocando que riera.
Entre Alanna, Owen y yo, terminamos la pizza grande de jamón, pepperoni y queso.
— No sé por qué voy al gimnasio, si al salir me como hasta el cartón de la pizza. — Agrega Alanna depresiva terminando su tercer pedazo.
— No te culpes ¡Solo gózalo! — Contesta Owen.
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El Trío Perfecto.
Teen Fiction¿Tienen hermanas, o hermanos? Como ya saben la vida con ellos, suele ser un poco frustrante; pero también tiene bastantes beneficios. Hay altibajos como en cualquier familia, hay problemas, hay discusiones y reconciliaciones. Las Clinton, probable...