Capitulo 38.

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— ¿Que hay dentro del espejo? Parece todo un mundo dentro, como el portal a otra dimensión. — Hablo sola mientras lavo descuidada mi cara por tercera vez en la mañana tratando de quitar de una vez por todas, el sueño de mis ojos.

Eran poco después de las 7:00 am y mis ganas de asistir a la secundaria se habían quedado el cesto de la ropa sucia. No podía faltar más, mis padres no me lo permitirían, les basta y sobra con ser suspendida dos semanas y además no asistir una semana completa por lo de Amie. Así que lo siento. Había faltado tanto a clase que ni siquiera recordaba el horario. Nada de nada.

Cuarenta minutos antes de las 9:00 am, bajé a desayunar. La mañana apestaba, también la escuela y mi vida. Mamá estaba desayunando sola en la mesa principal. Parecía deprimida, allí tan sola.

— Buenos días Sarah. — Saluda mientras esparcía sobre su tostada lo que parecía mermelada de fresa o manzana, no lo sé.

— Buenos días Mamá. — Digo sentándome en una silla a su lado. Tomé un plato, una tostada y huevos revueltos.

— ¿Irás a la escuela hoy?

— No. Es un simulacro de cuando en realidad decida asistir. — Contesto irónico, tal vez algo grosera y pasada de raya. Me sentí mal al hablarle así, pero era obvio que iba ir a la escuela hoy.

— No seas sarcástica Sarah. — Dice posicionando su fría mirada en mí.

— Es el idioma natal en esta casa. — Contesto tranquila y serena, dándole un mordisco a mi tostada, observaba a Owen bajar por las escaleras.

Se sentó a la mesa y dio sus buenos días. Mamá y papá no habían dicho absolutamente nada acerca de Amie. El día que llegaron no dijeron una sola palabra, la semana que pasó la visitaron con regularidad por las tardes y sus turnos en la mañana.
Nunca dijeron nada de ella acerca de sus consecuencias o retomar volver a enviarla a un centro de rehabilitación. No quería eso y estaba más que segura de que Amie tampoco. Me preguntaba qué diablos iban hacer...

Mientras comía mis tostadas con huevo sentí la presión por preguntarle a mamá acerca de Amie. Pero no. Sabía que si lo hacía una fuerte muralla se podría alzar entre nosotras, llena de miradas por su parte de "No quiero hablar del tema" y charlas de superación bla, bla, bla...

— ¡Sarah! Tu café. — Dice Owen al percatarse que tenía la mirada pérdida en la ventana con la tostada en mis manos, el pan se enfrió, también los huevos y el café. Genial. Odio con todo mi ser la comida y más el café frío.


— Mira la hora Owen. Se nos hace tarde. — Contesto con causticidad alzando las cejas, estaba levantándome de la mesa rápidamente.

Cepillé mis dientes y acomodé mi cabello. Verifiqué el horario y guardé los respectivos cuadernos y libros del día, algunos de ellos se encontraban dentro del casillero en la secundaria guardados bajo llave. Seguramente ya hasta tenían polvo.

Ya lista, me miré en el espejo de cuerpo completo. Verificando y aceptando triste y vagamente las imprecaciones de mi rostro y cuerpo. A veces desearía ser más delgada o tener menos caderas por lo menos, a mi edad parezco una mujer que ha tenido más de 20 hijos gracia a su gran cadera y su facilidad para procrear hijos y dar a luz. Me sentía como algo similar a una vaca. Con la mochila en hombros y mi celular en la mano analicé mi expresión. Mis ojos empezaron a nublarse. ¿Qué es lo que hace chica con sus sueños de amor? ¿Se supone que deje de pensar en él y en lo mucho que lo extraño? Tengo que resignarme a nada es para siempre y esto no lo va ser. ¿Dónde está tú dignidad? Si alguien la ha visto o la encuentra por ahí, de paso me la pasan dejando a clases de biología.

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora