Es impresionante el nivel de estrés que puedes llegar a adquirir cuando llevas minutos, minutos y más minutos hablándole a una persona la cual ni siquiera te presta atención, su mirada está pérdida en aquel pequeño árbol de magnolia al lado de una mesita de concreto del jardín de la preparatoria, estaba empezando a florear, por su tamaño daba tan solo una pequeña sombra que si acaso nos tapaba.
— ¿Alanna? ¡Oye! Estoy aquí. — Suelto chasqueando los dedos en frente de ella. ¿Qué estoy pagando, Dios?
— Lo siento yo, estaba pensando cuál podría ser mi calificación en la prueba de Química. — Contesta Alanna algo desubicada. Siempre estaba en la luna pero hoy estaba en otra galaxia. — Me estoy esforzando en graduarme con ustedes éste año.
— No has prestando atención a nada de lo que acabo de decirte. ¿Cierto?
— Mmm... — Hace un gesto temerosa pero al final contesta. — No, Sarah. No lo he hecho. — Afirma con sinceridad. — Enserio lo siento, no sé qué me sucede. Últimamente mi cabeza está en otro planeta.
— Si. Me doy cuenta. — Contesto seca. — Trata de relajarte, de todos modos te irá bien. Ya estás con nosotras, no te bajarán el grado una vez que te subieron. — Le digo pero me deja con muchas palabras en la boca que me gustaría decirle.
— Yo... Me tengo que ir, quedé en ver a Amie antes de entrar nuevamente a clase. — Agrega Alanna levantándose de la mesa de concreto del jardín de la secundaria en la cual nos encontrábamos. — Adiós. — Exclama y se pierde de mi vista.
Claramente no hablaría ni se vería con Amie, eso solo era una excusa para retirarse puesto que Karima gritó mi nombre y fue acercándose poco a poco hasta nuestra mesa.
— ¡Hola! Sari — Saluda Karima, sembrándome un beso en el cachete. A veces era demasiado cariñosa y eso no me gustaba mucho. Era así con todo el mundo pero en general yo no era así.
— ¡Hola! — Contesto su saludo sonriendo. — No te he visto mucho ésta semana, tampoco has asistido a clases. ¿Qué te traes? — Pregunto curiosa mientras ella se sienta a la mesa. — ¿Por qué no me tomas el móvil?
— Mis padres me lo quitaron, ya sabes. Dicen que paso unida a él como si no pudiera despegarlo de mi mano. — Me dice rodando los ojos y asiento lentamente. — Estos días he estado bastante enferma. Y por supuesto que también ya sabes que está la fiesta por mi cumpleaños. He tratado de organizarla para que salga lo mejor posible.
— ¿Has estado? — Le pregunto enmarcando una ceja.
— Hemos. — Se corrige así misma para incluirme. Le he ayudado con muchas cosas. No tengo experiencia en esto como mis hermanas pero ayudo en lo que puedo. Es mi mejor amiga, ¿Cómo no hacerlo?
— Claro... — Contesto dudosa. — ¿Y de verdad? No sabía que cumplías años. — Le digo solo para verla molesta.
— Ja- Ja. Muy graciosa. — Rueda los ojos por segunda vez y saca brillo labial y un espejillo para retocarse. — Siento que éste sábado será de los mejores y mucho más porque tú asistirás, eres la primera y la mejor de todas las invitadas. — Suelta con su sonrisa de oreja a oreja mientras guarda el labial y espejillo en su mochila.
— No me la perdería por nada. — Contesto con una sonrisa maliciosa y ella ríe. Karima era linda, era bellísima y la quería muchísimo.
Terminé mi yogurt light de fresa con chispas de chocolate, pero aparté las chispas de chocolate y se las di a ella. No me gusta el chocolate. Karima las aceptó con gusto y seguí leyendo mi pequeño libro de poemas el cual saqué de la habitación de Amie por la mañana, ella había hurtado mi libro. Eso era ella, Karima era las chispas de mi Yogurth. ¿Entienden? Posicionaba mi mirada en el libro abierto sosteniéndolo con las dos manos mientras que algunos chicos y chicas llegaban y tomaban asiento en nuestra mesa para hablar con ella. Hablaban de temas pasajeros, mientras que Karima les comunicaba acerca de su gran fiesta. Una de sus ex novias se sentó a mi lado y me saludó y me tocó devolverle el saludo. Karima era homosexual y yo la había apoyado en eso siempre, no hace mucho, bueno, hace un tiempo desde que la conocí le ayudé y apoyé para que le dijera a sus padres. Pensaba que cada persona es distinta y tiene el derecho de hacer con su vida lo que le plazca y de eso se trata la amistad, de apoyarse mutuamente en todo momento, como nosotras. Yo la adoro por sobre todas las cosas, porque ha estado allí cuando en verdad la necesito y porque me ha demostrado ser alguien que vale la pena tener en la vida. Observé la cantidad de chicos y chicas de varios grados rodeando la mesa de concreto emocionados con mi amiga, lo cual ocasionó algo de incomodidad, la mayoría eran bobos sin cerebro que piensan que un cuerpo y una cara bonita lo es todo. Estúpidos descerebrados, superficiales y vacíos que solo buscan agradarle para que los o las inviten. Yo pensaba eso de ellos y puede que alguien más de la preparatoria o fuera de ella, pensara lo mismo de mí. Guardé mi librito, tomé mi mochila, el envase vacío de yogurt y me retiré del lugar manteniendo mi postura firme al levantarme.
ESTÁS LEYENDO
El Trío Perfecto.
Novela Juvenil¿Tienen hermanas, o hermanos? Como ya saben la vida con ellos, suele ser un poco frustrante; pero también tiene bastantes beneficios. Hay altibajos como en cualquier familia, hay problemas, hay discusiones y reconciliaciones. Las Clinton, probable...