Capitulo 37.

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La noche de jueves y amanecer viernes pasé la noche con Amie. Ella llevaba cinco días allí en el hospital y aún no abría los ojos. 

Era momento de empezar a preocuparse. Preocuparme más de lo que ya estaba. Ella mejoraba y recaía, era algo vicioso. Me había quedado dormida en la silla junto a la camilla.

En el interior de la habitación había un singular olor a medicina, a limpieza y alcohol esterilizador.
Los globos de "Espero que te recuperes pronto" y "Te quiero" con helio amarrados a la pequeña mesita de noche al lado de la camilla, destacaban en el fondo color azul pastel de las paredes de la habitación. Algunos chicos de la secundaria le habían llevado los globos además varios lindos ositos de peluche.
Había una cantidad de flores en la habitación, estuve estornudando toda la noche, aún no logro distinguir a cual de todas las flores de los ramos y maceteros soy alérgica.

Miré mi móvil y me saqué los audífonos, la música había corrido toda la noche por mis oídos y estaba a punto de descargarse. Solté la mano de Amie y sentí un pequeño brinco de su parte. Abrió los ojos.

— ¡Por Dios! ¡Amie! — Exclamo tapándome la boca con las manos.

— ¡Sarah! — Contesta sonriendo. Con una singular sonrisa que no veía hace mucho.

— No te esfuerces mucho. Tranquila. Habla despacio... — Agrego sosteniendo su mano.

— Gracias... — Agrega con los ojos empañados. Apenas si podía abrirlos.

— ¿Gracias? ¿Por qué?

— Por ser mi hermana... — Susurra antes de quedarse dormida de nuevo producto de la cantidad de sedantes.

Me habló. Ella está mejorando. Todo mejora día con día y pronto ella estará bien. Yo lo sé. Cambié de turno con Elliot a las nueve de la mañana, él traía un ramo de lindos girasoles. Cambié mi atuendo en el tocador de chicas del hospital, por un traje entero de esmoquin.


(Llamada entrante de Nana).

— ¿Si? Nana. — Atiendo la llamada.

— Hola Cielo. ¿Dónde estás? — Pregunta.

— Estoy saliendo del hospital, voy camino al aeropuerto.

— ¿Siempre pasarás por Owen? — Pregunta Nana desde la otra línea. Eso era obvio.

Owen había llegado cuatro días antes de su fecha de llegada normal, su familia se quedaría una semana más en Francia y él pasaría esa semana y algunos días más viviendo en mi casa. No habría nadie en su casa y no le gustaba estar solo. ¿Dónde quedó la valentía de los hombres de hoy en día? Yo podía quedarme sola en mi casa una semana.

— Si. Su vuelo llegará en dos horas. — Contesto sacando las llaves de coche dentro de mi bolso de mano.

— Cuídate Cielo. Les prepararé algo delicioso para cuando regresen.

— ¡Nana! — Exclamo antes de que cuelgue la llamada.

— ¿Si?

— Amie abrió los ojos. También susurró algunas palabras.

— ¿Hablas enserio? — Pregunta y puedo sentir las ondas de alegría emitidas.

— Así es.

— Oh cielo. Lo sabía... Ella estará bien, está mejorando. — Contesta eufórica de felicidad.

— Si. Te marco luego Nana. — Suelto colgando la llamada mientras veía la hora.

Conduje hora y media hasta el aeropuerto. Bajé del auto y caminé al área donde se reciben los pasajeros.

El Trío Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora