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Caro_e.
   Villa Olímpica, Río de Janeiro

(Multimedia)

Caro_e Comenzando 😎 👙

  LaPrincesca Llegando!!!
  Clari_Sagardia ¡Por fiinn! La próxima llegan dos semanas antes.

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Mi primer día en Río; 5 de agosto.

Con Dennise (LaPrincesca), aterrizamos a las 16. Hora acordada para juntarnos con mi hermana, Clarisa. En pleno Río de Janeiro.
Con Dennise, apoyaríamos a la selección argentina de voley femenino en su estadía. Y principalmente a mi hermana.

Divino el edificio que nos tocó, o en realidad a toda la delegación argentina.
Lo primero que hicimos fue bañarnos, volvíamos de Miami y clara marca de ello era el cordón del traje de baño que estaba estampado por mi cuello.

—¡Carito hermanita bellaa! –alargó Yaz Nizetich al darme un abrazo de bienvenida.

—Capitana ¿como marcha el barco? –la jodí a ella imitando su tonada cordobeza.

—Bienn, ahí andamos... ¿Cuando me llevas a ibiza? Te cortas sola vos ¿no? –sonrio y me ofreció un mate.

—Terminan los juegos y nos damos una vuelta ¿Quieren muchachas? –anuncie a Julieta Lazcano y Mimi Sosa, que se atragantaban con medialunas.

—Agendado –anuncio Juli.

Y en minutos me tomé un súper baño, me deshice de la mitad de playa que llevaba sobre mi y cuando salí Julieta hizo que tomara asiento y me seco el cabello y me lo plancho.

No entendía la ansiedad de las chicas hasta que me emocioné mientras me cambiaba la ropa elegante informal.

Constaba de una camisa de gasa un poco transparente, una falda con un desnivel y una punta en mi pierna derecha con muchas tablitas y un saco de mujer en azul marino con el escudo argentino sobre mi pecho.
Hasta eso Julieta había terminado mi peinado, el de Yaz y el suyo.

Con las muchachas caminamos por las escaleras mientras nos cruzamos a algunos muchachos del Voley.

—¡Facu! –grite al sentir como alguien me elevaba del suelo y yo apenas alcanzaba a tocar el techo de las escaleras.


—Hola bellezas –sonrió el capitán de la selección argentina de voley– Caro ¿como andas? –me dio un beso en la mejilla y luego me dejo sobre su hombro.

—Excelente mientras no tenga que subir las escaleras –rei mientras trataba de saludar a el Polaco y a Lima que iban junto a Facundo Conte.

Ellos vestían con pantalones blancos de vestir, camisa blanca excelentemente planchada y un saco azul marino, junto con una corbata a rayas azul y blanco.

Mientras bajamos a planta baja encontramos al presidente de la delegación olímpica.
Entonces automáticamente Facundo me bajo y me tomo de la cintura simulando nuestra cercanía.
Facundo lo saludó con un saludo de hombre y después al vice presidente.
Ellos dos se detuvieron frente de nosotros y el vice Arturo Heredia me otorgó una banda en blanco que tenía escrito 'Argentina', después de saludarme con un beso en la mejilla.

—Tu banda. El presidente argentino dijo que estaba muy contento de tu participación. –asumio el vice mientras el presidente hablaba con Facundo.

—Lo saludare pronto, y muchas gracias –hice un momento de honor y tomé la respectiva banda de mi país.

Hace un mes me convocaron para ser figura internacional argentina y acompañar a los jugadores y participantes en la mayoría de las categorías posibles.
El vice me coloco la banda y me regaló un broche con el cual contenía la banda. Este broche tenía las C y la S con brillos por todos lados. Significaba mi nombre.

Después de hablar con el vice caminamos hasta donde estaba el bus de las delegaciones.
Nos sacamos fotos con las selecciones de Voley en femenina y masculina, además del rugby, también los acompañaban las chicos de boxeo y las chicas gimnastas.
En el segundo bus, subieron la sección de handball femenina, las muchachas de hockey, boxeadoras mujeres, nadadoras femeninas, y los muchachos de Judo femenino y masculino.
El tercer bus, iban los gimnastas hombres, los nadadores, tenistas y en especial los muchachos del hockey.
Con cada uno me saqué fotos en primer lugar los del hockey y terminando con el dioso de Pico Monaco.

Tomé un lugar vacío de dos asientos al otro lado del tenistas cordobés Lopez.

—¡Todo listo muchachos! –grito el conductor y todos dijeron ''.

—No falta delpo. –anuncio Lopez observando la ventana mientras que señalaba a un hombre que venía corriendo del edificio– ¡BOLUDO APURATE! CASI TE DEJAMOS –grito Lopez abriendo la ventanilla.

Y ahí estaba Juan Martín Del Potro.

Esperando para subir.

—¿Otra vez te encerraste en los ascensores? –rió Pico Monaco, mientras que Del Potro subía las escaleras del bus.

—No... Me dormí un poco –sonrió y tomó asiento en el primer lugar vacío, al lado de la ventana al lado mío– hola –volvió a sonreír mostrándome los dientes mientras que el chofer comenzaba a conducir.

—¡Hola! –le sonreí.

—¿Quien sos? –largue una carcajada ante su curiosidad– sos re parecida a una mina que juega Voley.

—¡Delpo es su hermana! –grito Lopez lanzándole una botella con una puntería exacta que le cayó sobre sus piernas.

—¡Uy! ¿Posta? –dijo el– Lo ciento.

—Si es mi hermana, es la mayor. Clarisa. Somos muy parecidas.

—Claro, lo ciento –volvió a decir.

Esa noche llevaba la ropa la tal y cual los demás hombres argentinos, pero había algo en sus pantalones o en sus piernas que me atraían no podía dejar de ver la longitud de éstas. Y lo apretado de su camisa que al tirar de sus hombros entre los botones dejaban ver parte de su pecho, cubierto con una corbata bien hecha y un saco desprendido.
Eres un tonto. Lo noto en la forma que le tiras la botella a tus amigos. O la torpeza al hablar.

J.M. Del Potro ™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora