Los muchachos llegaron diez minutos después, riendo y tirándose arena por sobre todo.
Tardamos bastante, de lo debido, por lo que Lucas y Agustín se quedaron en una fiesta playera hasta las cuatro.
En eso Federico, Tomás y Martín prácticamente se dormían, la mayoría había tenido un día de cansados.Llegamos cerca de las una, y Tomás y Federico tomaron el camino hasta su hotel.
—¿Que habitación tienes? –preguntó el y yo sabía que es lo que pensaba.
—La veintisiete ¿y vos?
—La ciento tres, piso trece. ¿Me acompañas?
Sonreí pensando en lo que me ofrecía, hacía tiempo que las propuestas de ese tipo no llegaban hasta mi oídos.
—Tengo películas y un plasma de cincuenta pulgadas. ¿Te sirve? –preguntó en un susurro cuando subimos al ascensor estaban los chicos de equitación esos que van arriba de los caballitos a galopes.
—¡Delpo! –dijeron estos en unión para saludarlo.
—Muchachos... –
—Me gustan las comedias graciosas y las de acción. –continúe yo cuando los muchachos comenzaron a hablar, mientras tanto Juan Martín me abrazó por la cintura.
No estaba segura al paso que estaba dando. Simplemente por que Del Potro podía tener cierto conocimiento con mi familia. Además a mí me gustaban las relaciones casuales sin necesidad de al otro día saber si seguir lo que comenzamos la noche anterior o simplemente que quedarán odiándome por irme y no dejar ninguna huella de mi paradero. Me gustan ese tipo de relaciones las que sirven para una noche y nada más, o tal vez un mensaje sin rodeos y una noche calurosa.
Sin compromisos.
Sin rencores.Y lo que creía y lo que tenía en mi cabeza, realmente, era que el tenista argentino necesitaba una noche, que era también lo que yo necesitaba.
Esa noche, la del lunes quince de agosto, al llegar al piso trece, salimos del elevador, la mayoría de las personas estaban durmiendo o habían salido.
La habitación no estaba tan desordenada como la mía y al contrario sólo había algunas cosas en la mesa, el sofá estaba apenas acomodado con muchos almohadones y dos controles en el suelo, me ofreció algo para tomar y le pedí agua o jugo, terminó trayéndome jugo por que no había comprado agua mineral y no sabía si el agua 'normal' estaba en condiciones.
Tomó asiento al lado mío y encendió la tv.—Las comedias graciosas de estreno. –anunció el mientras que comenzaban a aparecer portadas de películas.
—¡Elegí una buena! –dije yo y el se rió y escogió una.
—Buenos vecinos dos. ¿Te parece? –preguntó mientras se acomodaba en el sofá, realmente era un tipo alto.
—¿Viste la uno? –le pregunté ya que no habíamos visto ni siquiera un tráiler.
—No ¿vos? –negó mientras esperaba que la película comenzara.
—Tampoco, me dijeron que estaba buena, ni idea.
Y cuando los anuncios terminaron y comenzó definitivamente me arrepentí de no haberle dicho que viéramos una de acción.
Y como lo dije de los errores se aprende mucho, pero como se aprende se disfruta...
—Ah... Así, así... Más rápido... Sí –una mina estaba arriba de un tipo en una escena que todos los días no se ve en una película.
—¿Viste que bonita alfombra? –anunció él tratando de obviar el ambiente tenso. Y claro, produciendo mi risa.
—Sí, el vestido de ella. También –calculé yo, mientras que me imaginaba en esa misma posición yo arriba de Juan Martín con ese vestido y produciendo esos sonidos.
—Vos no tenés que mirar esas cosas –rió tapándome los ojos con sus manos.
—¡No seas boludo! –le dije cuando me soltó– Se me pegó la tonada Argentina.
—Te sale bonito –sonrió y nos quedamos mirando por varios segundos, olvidando al cien por ciento la película.
Y sin esperar un segundo más, me beso.
Sentí cuando su cuerpo rozo con el mío y cuando sus manos recorrieron mi espalda. Lo sentí morder mi labio inferior y me quejé, y sin querer me separé de su cuerpo.
Él aún llevaba sus manos en mi cadera y deseaba tanto volver al beso como yo. Así fue, pero en ese momento yo estaba rodeando su cadera con mis piernas y el tratando de consumir el poco espacio que nuestros cuerpos dejaban.
Beso mi cuello mientras que yo desabrochaba uno a uno los botones de su camisa.
De repente y no se en que segundo estaba en su cama sin mi vestido mientras que el estaba sobre mi ingeniándoselas para desabrochar el pequeño brasier que había escogido para esa noche, este tenía un botón en el medio de mis dos gemelas.
Pronto lo saco, y para maravilla mía, también terminó de sacar su camisa de mangas cortas que llevaba.
Tenía un abdomen plano con una fina capa de cabello sobre este, dando a entender que el no era un hombre perfecto, de esos que vienen en las revistas de ropa interior.
Pero me mataba la forma en la que besaba las copas de mis gemelas.
Una estaba cubierta con su mano mientras apretaba la copa y tiraba del pezon, y la otra estaba libre con un jugo caliente sobre ésta, dando señales de que Martín estaba jugando con ella.Su pantalón playero corto, me molestaba y mis intentos fallidos de sacarlo no funcionaban o más bien eran movimiento al azar debajo suyo para aumentar su erección.
Tranquilamente hizo un recorrido por una línea que se formaba justo entremedio de mi vientre y fue bajando hasta llegar a la primera tira de mis braguitas.
—No –gemí en susurros mientras que me sostuve con fuerza de las sábanas para no gritar. Él, por sobre la tela de mis braguitas mordió mis dos labios exteriores.
Flexionó mis rodillas y las abrió prácticamente en un semicírculo ante el, sentí como uno de sus dedos recorría el famoso botón mientras que se mordía el labio inferior.
Con su boca comenzó a morder la parte interior de mis muslos y me causó espasmos calurosos por todo mi cuerpo.
Y cuando definitivamente llegó hasta el centro de mi parte más íntima, con sus dientes tiro de uno de mis labios hasta que esté no estaba cubierto de tela, por inercia cerré mis piernas y el mordió con más fuerza y succionó esa parte, cuando tuvo más acceso sentí como metió su lengua y fue de abajo hacia arriba. Pronto sentí como algo caliente humedecía nuevamente la zona.Y no se en donde me había metido, estaba debajo suyo mientras que poco a poco sus besos iban subiendo hasta mi cuello.
De pronto su pantalón estaba en el suelo sólo hasta donde mi mirada podía observar.
Dentro de mi algo me decía que debía tener precaución.
A la mañana siguiente, estaba allí. En el gimnasio en el horario del medio día, ya no faltaba nada para la finalización del torneo.
Y con eso seguramente volvería a Argentina para el cumpleaños de mi padre y mi hermano, después volvería a España a retomar mi rutina habitual.
O tal vez por tonta, o por cosas del destino me gustaría desaparecer por un momento y ver cómo serían las cosas si no existiera.
Si estarían igual o no.
Si cambiaron por mi o no.
Si mi obsesión es un problema o no.
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J.M. Del Potro ™
FanfictionPrimera Temporada: ¿TENNIS? ✔ Segunda Temporada: INDICIOS (en edición, disponible en mi perfil) Ella es Caro. Él es Martín. Tienen vidas completamente diferentes, aunque ella cree en el destino, en la vida, en el camino. Y él, es muy pendiente de s...