J.M. Del Potro ™

15

¿Porque?

¿Por que Martín?

El primer día de las semis de la Davis le coqueteabas ¡a una rubia!

Wow.

El partido término dando como ganador a Juan Martín.

Las semis van a favor de Argentina por 1-0. Lo que me explicó Dennise.

Guido Pella y el jovencito de Leo Mayer, me hicieron llamar con un hombre de seguridad y que por favor lo acompañara hasta los vestuarios.

Negué rápidamente, al mismo instante en el que Dennise me lanzaba cerca del hombre.

A la fuerza tuve que ir.

Y me encontré con Leo saliendo de vestuarios. Pero tenía un rostro enojado, que cambió de inmediato cuándo me vio.

—¡Caro! –me abrazó más de la cuenta mientras yo trataba de preguntarle por que tenía un rostro de espanto.

—Leo. ¿Y Martín? –pregunté yo mientras trataba de salir de su abrazo.

—Nada se está bañando, dijo que después te iba a ver y...

—Necesito hablar con el ahora –anuncié y al instante el negó, camine unos pasos hasta que entre al vestuario y me crucé con Guido que iba con la cabeza baja, hasta que vio mis pies y abrió los ojos sorprendido.
Entre a los vestuarios y sentí algo que antes no había sentido.

Como un pequeño dolor en el centro de mis costillas. Como una molestia, pero dolor en fin.

—Who's she? –pregunto ella de mala manera sobre quién era yo.

Martín que llevaba una toalla en su cintura y estaba sentado frente a la rubia que estaba parada tocándole la nuca.

—Who's she!? –volvió a preguntar ella, y obviamente a cualquier hombre le llama la atención por la forma de vestir de ella; una blusa roja y una minifalda blanca. Además de ser rubia.

—¿Caro quién te dejo entrar? –preguntó asombrado el capitán mientras que se colocaba a mi lado y observaba la escena.

La mano derecha de Martín me aclaró todas las dudas que tenía.
Como; ¿Por que le acariciaba la pierna de ella?

—Juan Martín. –hablo enojado y la muchacha en un segundo desapareció.

—No es lo que parece –aclaro Martín– ella vino a pedir mi número.

—¿Solo a eso? –rio sarcástico el capitán. Orsanic me observó, tal vez para ver si yo me lo había creído.

Aunque sin imprevisto la música de mi celular me hizo distraerme.

—Suerte en las semis, capitán. –anuncié yo decidida.

—Tu no te vas hasta que termine la serié. No te preocupes por éste –lanzó Orsanic nuevamente.

Conteste a mamá mientras que ellos se quedaban en el vestuario.

—Caro.

—¿Mama? –pregunté por su tono de voz, apagada.

—Caro necesito pensar... –me tranquilizó ella.

—¿Que pasó mamá? –hablé lo más rápido que pude

—Caro, no se. Necesito pensar, descansar. Acabo de tener una pelea muy fuerte con tu padre.

—¿Donde estas?

—En los lagos de palermo, estoy confundida, recién me perdí...

—Mama tienes que regresar a casa...