19

144 6 0
                                    

Dennise llevaba dulces a pedido de los muchachos.

¿Debíamos entrar por la ventana?
¡Era necesario!

Y sí, por que al tocar timbre una compuerta se abrió y lanzó un chorro de agua congelada a Miriam.

Debíamos subir por la casa del árbol, en la casa del árbol nos encontramos con arañas, sangre y murciélagos, todo era de plástico o artificial.
Bueno no quiero decir que a Emma le agarró un preinfarto, pero sí.

Tomamos un pequeño atajo por las ramas del árbol y pudimos entrar hasta la ventana sin balcón.

Entre yo primero por ser la más a audaz en los deportes riesgosos y al entrar por el filo de no tan grande ventana y traspasar la cortina de suaves tejas, caí sobre un colchón lleno de almohadones produciendo un pequeño grito. Estaba dentro de los almohadones. Había cientos de ellos.

—¿Quien está ahí? –comentó en susurros un hombre– ¿Hay alguien ahí?

—¡Hola! –tome asiento sobre los incómodos almohadones y observé como un muchacho de ser piel blanca pasaba a ser más rojo que un tomate a punto– Lo ciento, no sabía... –le dije observando que acaba de ponerse su bóxer.

—¿Caro? –escuche la voz de Dennise y vi como comenzaba a ponerse unos jeans azules claros a la rapidez de la luz– ¡Caro! –mencionó Dennise sobre la ventana.

—Dennise ¿que pasó? –preguntó Emma. Y el muchacho se dirigió a ayudar a Dennise.

—Me encontraron desnudó. Vengan, entren... –Dennise me guiño un ojo.
Perra.

Ellas pasaron y todas observaron con ojos las que abiertos al joven que las ayudaba.

—Bueno mi nombre es Arthur Miller... –avanzó él al ver que ellas no respondían.

—Emma Laprhowisky. –anuncio Em dando una de sus emprendidas sonrisas.

—Miriam...

—Miriam Pleskunou, te conozco. Vives en Dubai ¿Verdad? –preguntó el interrumpiéndola.

—Si, pero yo no... –se quedó callada observando raramente el rostro del tal Arthur Miller.

—Y ella es Dennise, nos conocimos cuando vino a ver la casa.

—Hola... Hola hola hola hola hola hol

—¿Ustedes escuchan algo? –me interrumpió Dennise.

—No ¿tu?

—No...

—¿Quieren bajar? –preguntó Arthur.

—Si. –respondieron las tres juntas.

—Ahí está la escalera, ya sacó a su amiga. –dijo el mientras trataba de sacar algunos almohadones pero estaba atados– ¿Estas ahí? ¿Aún?

—Sí... –tome asiento como pude y lo vi tratando de hacerse paso– Voy a salir por arriba 

Mientras trataba de salir quise escalar algunos almohadones y me di cuenta que los de adentro no estaban atados.

Pero al final salí.

En la sala principal de la casa, había dos chicos. El dueño de la casa, Zack, es nadador y en temporada alta es 'Salvavidas' en las playas.
Y uno de sus amigos, Frederic Rewer, es estudiante de medicina y le fascina los dulces de Dennise.

El Play y el Fifa, no fueron los protagonistas del comienzo de esa hora, pero la pizza echa por Arthur, si.

Pasaron cuarenta y ocho minutos después hasta que un cuarto amigo llegó.

J.M. Del Potro ™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora