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Fue martes veinte de diciembre.
Diciembre, un mes de mis favoritos.

Tenía en frente a mamá y Paulina.
Ellas habían ultimado los detalles de toda la boda.

Me observe al espejo por última vez.

No entendía los rasgos del rostro. Tal vez por el maquillaje o por no tener una sonrisa dibujada.

Paulina dejo una caja gigantesca sobre mi cama. Roja y con terciopelo.

—Si no te moriste antes, con eso, no se… debes verlo tú.

Y camine un poco dentro de la curiosidad pero como no estaba de ánimos, ni me moleste en el bonito adorno y abrí la caja.

—¡Wow! –admiti sorprendida– ¿Que mierda es ésto?

—Caroline. –me regaño mamá al instante por mi vocabulario.

—Una tiara de cristal. La hicieron especialmente para esta ocasión. Con zafiros suizos, alemanes, ingleses y algún que otro rubí de Rusia y las perlas Grecia. –terminó Paulina y la tome entre mis manos. ¿Que era aquello?– Echa para la heredera rusa.
Sentí como mamá dejaba salir una carcajada muy suave, mientras yo reía.

—Y yo que pensaba que te casabas con Marcus Reus, o hasta Alexis Sánchez en tus sueños. Pero cosas de la vida… ¿No? –sonrió mamá con su vestimenta sobria.

A las 14, horas de la tarde en aquella construcción alemana. Papá habría la puerta de aquel vehículo manejado por seguridad.

En frente tenía a el lugar donde comenzaba el primer día de mi historia.  Donde daria mi sí, por completo. A pesar de todo.

Busque a Arthur entre ellos y ahí, estaba. Y pues obvio.
Lucas, entre el casi completo grupo de amigos de mi hermano.
Mamá, entre los reyes.
Clarisa, ausente.
Juan Martín Del Potro, ausente. Aunque estaban Si es Mayer es bueno, y Facundo Conte.

La ceremonia, ante la completa ley de los reyes, la oficializa la corona del heredero. Arthur proviene de Rusia, lo que no comprendo ni tres pepinos, pero al momento del sí, me preguntan en español.

—¿Haz de aceptar usted, mi reina, heredera y próxima soberana a mi trono The Grand Russian; Caroline Solange Sagardia Fyrec a mi rey, cv heredero y próximo soberano el príncipe Arthur Erik Phillips de Russia y Miller, como su esposo, respetando el poder de mi rey y mi reina, tomando así los nombres de Caroline Solange de Russia y Grecia, princesa de Asturias, y señora de Cádiz?

—Sí, acepto. –le anuncié sin dudarlo mientras Arthur sonreía y el hombre nos presentaba ante la multitud.

—Mi Rey y Reina consorte de Russia, Damas y Caballeros, príncipes y princesa, niños y niñas de todos los continentes. Les presento la unión próximamente reinante de toda Rusia. Mi reina Caroline de Russia y Grecia y mi rey Arthur de Russia y Miller. –pronto el aplauso se hizo uno sólo.

Dos horas y cuarenta y nueve minutos duro la ceremonia.

Congratulations Caroline, My new Queen of Russia.  Decía varios carteles colocados arriba de las calles, mientras el auto se adentraba en las zonas alejadas.

New Queen Of Russia.

¿Nueva reina?
Por un momento quise llorar hasta no parar nunca, pero llorar no terminaría mis problemas.

Felicidades, mi nuevamente estúpida yo.

J.M. Del Potro ™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora