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Y fue.

Lo nuestro fue o lo suyo o sólo lo mío, ya está.

Uno más para mi lista de Ex Black.

A la noche cene con mamá, cenamos pizza y me comentó sobre su estado de ánimo, odiaba verla así, tan depresiva, tan impotente de si misma.
Como si toda su vida hubiera fracasado, totalmente cayendo sobre la misma depresión.

Le enseñe a jugar al fútbol en el PES, con los controles de la Play.
Y quede en comprar un Pacman para ella.

El teléfono no dejó de sonar en todo momento y en la última deje que mamá contestara y que dijera que no estaba.

—¿Hola? –contestó observándome– Caro, no está. –al punto– Señor yo no... –mi madre a casi nadie llamaba por ese apodo, y si hubiera llamado alguien debería ser de su misma edad– Voy a intentarlo y le creo, haré todo lo posible. –no estaba muy segura de lo que le decían– Adiós, ella irá se lo prometo. –al punto más, imposible– Un gusto Señor, igualmente.

Al dejar el teléfono en su lugar, dio media vuelta y me observó.

—Debes ir a Escocia.

Mamá y sus cosas.

—No, ya hablé sobre eso.

—Ya dije que lo harías.

Y me cerro la boca, ordenando que iría hasta allí, quisiera o no quisiera.

—Hasta mañana... –me tranquilice, y volví

—He hablado con Gino.

—¿Está en Madrid?

—Si, vendrá mañana a la mañana, y te llevaremos hasta el aeropuerto.

A la mañana, estaba mi maleta llena y mi celular al 100% lo que significa ir de viaje.

Me levantaron a las 6:30, Gino.

—Deberías bañarte, tu madre me ha presentado a tu novio. –lo observé desde debajo la sabana.

—¿Mi novio? –por un momento creí que Martín podría estar aquí en España.

—Sí, levantate. –me alejó la sabana de mi cabeza e hizo que me sentara.

—No quiero...

—Dale

—Gino... –lo mire.

—¡Hay está cosita! –me apretó en las articulaciones de los hombros y los brazos.

—Hey sos muy fuerte. –lo rete.

Y así me levanté y ni desayune, hasta que el vuelo salió.

Llegué a Escocia a las 10 de la mañana y me encontré con Fede Delbonis, sonriendo.

Fuimos al hotel donde ellos se hospedaban para dejar mis cosas y compramos un café de ida al estadio.
A las once, ya pérdia Guido ante Andy Murray.

El cuarto punto fue al final para Andy. Y Inglaterra.
Llevando a Argentina hasta un quinto punto.

—¿Va a jugar Martín? –le pregunté a Fede, mientras observaba que Delpo y Leo se acercaban.

—No creo, dijo que le dolía todo.

—A Murray también le dolía todo.

—¡Caro! –lanzó Fede.

—Callate. –desde atrás me colocaron una bolsa de maní salado en frente.

Y observé.

—Hola, Caro. –dijo el y gire la mirada hasta el público, y que mal.
Volví a observar el partido.
¡INFELIZ!

Que mal.
Mi Ex. Su novia. En las tribunas.
Y Martín a un lado.

—¿Que te pasa? –dijo el y tomó asiento.

—¿Que te pasa a ti? Vienes y me hablas así como si nada.

—Caro.

Suspire y escuche como ovacionan a Andy al ver que pasaban una imagen de su pie, como estaba de hinchado.

—¿Como está tu madre? –preguntó as aire.

Yo solo me encargaba de pensar, y tratar de pensar.

—Caro... –susurro el tocándome la pierna derecha– Caro

—No me toques.

Termine la bolsa de maní antes de que comenzará el quinto partido con Leo.

Y el partido comenzó.

Leo ganó el primer set.
El segundo ni se desgastó jugando, lo ganó también.

Hasta eso las redes sociales estaban tirando humo, por que Martín no jugaba el partido.

El tercer set, lo perdió Leo. Así lo ingleses iban 1-2 contra Argentina.

En el cuarto, Leo comenzaba sacando.

Al final lo ganó.
Lo ganó por 6-4.
Grande Leo.

Lo ganó y Argentina está en la final.

En la final frente a Croacia.

¡Ya está Mayer!

Y festejaron, y se silencio Inglaterra.

Argentina alienta.

Y mucho.

J.M. Del Potro ™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora