5

330 15 0
                                    

¿Por que me preguntaste sobre él?
Por que te habrá resultado ¿conocido?
¿Por que esa noche?

Sin duda los muchachos me hicieron reír con cada palabra que decían.

—Bueno, con Agustín vamos a comprar cervezas. –anunció Federico mientras caminaban.

—¡Yo voy, esperen! –dijo Tomás y camino con ellos.

Mientras Lucas se recostaba colocando las manos sobre su nuca.

—¡AGUSTÍN! –gritó este mientras Martín observaba su celular– Uh este boludo y la concha d... –puteó Lucas levantándose.

—¿Que paso? –le pregunté

—Para che, voy a comprar cigarros.

Y ahí observé a mi costado izquierdo.
Estábamos él y yo.
O tal vez él y su celular y yo a su lado.

—Eh... ¿Hola? –comenté para ver si es que aún sabía que yo estaba sentada ahí. Junto a él.

Y al ver que no respondía, pase mi mano y la sacudí sobre su celular.

—Basta –corrió mi mano

—Imbécil.

—Que yo no halla encontrado a mi ex en la cama con otro, o otra como vos no es mi culpa.

Apreté mis puños sin querer y después los solté.
En ese momento no articule ninguna palabra ya que mis ojos sobre los suyos decían más que palabras al azar.

El ya había dejado su celular y mi furia se había alejado, dejándome confusa. Confundida.

Pero sus ojos verdes me llamaron la atención, más de la cuenta.

Sus labios se entreabrieron dejandome ver lo hinchados que estaban.

Tomé su hombro derecho mientras lo acerca hacía mi. Nos dimos un beso corto y ruidoso.
A dónde fueron nuestras miradas no tengo ni una idea.
Él me tomo del mentón y sentí como introdujo su lengua hasta hacer contacto con la mía, en ese mismo instante su mano izquierda se concentró en recorrer mi espalda mientras que con su mano derecha dejaba caer su cuerpo y el mío.

Nos separamos por un segundo y nos miramos, se acomodó sobre mi mientras recorría mi pierna derecha, y sin dudar me beso mordiendome los labios.

—Quiero una noche... –me susurro

Lo mire y no pude lograr no sonreír.

Me beso la mejilla y se hizo a un lado, rápidamente volví a mi posición normal, sentada sobre la arena ya que mi vestido estaba por arriba de mi cadera.

Me sorprende un poco, a esa hora, en esa playa, y con ese hombre.

Me tomé del cabello, reproduciendo lo que acababa de hacer.

—Así que... Novia de Calleri

Peor aún que me lo recordaba.

—Perra. –declaré yo

A veces no nos damos cuenta que todas las personas que nos rodean  son no todas buenas. O tal vez si nos damos cuenta, pero aún así somos capaces de correr el riesgo para saber sólo hasta donde llegan.
No se si está mal o bien, eso lo entiendo.

J.M. Del Potro ™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora