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El domingo, me trague los estúpidos comentarios de mi abuela.
Yo lo siento mucho con papá, pero su madre es mucho contra mis oídos.

Y la gota que derramó el famoso vaso, fue cuando estaba en los pies de la gigante habitación asignada para ellos.

—Imagínate, Caroline es una arrimada. Al igual que su madre. No le viste la cara de perro que tiene ese tipo. No se ustedes, pero esto me suena mal. Para mí que estaba embarazada o algo así. O el tipo quiere jugar con ella y ella se lo creyó… ¡PERO POR FAVOR! Si es inútil, no tiene ni título, no tiene ni donde morirse, pobre. Aparte con lo rostro de minita de cuarta que tiene ni turro se le acerc…

—¡ABUELA! –le grité al abrir la puerta sin tocar.

—¡PERO COMO TE ATREVES A ABRIR LA PUERTA, QUE NO TE ENSEÑARON MODALES, NO PODÉS GRITARME! ¡NI VOS NI TU PUTA MADRE! –dijo al gritarme mientras me señalaba con su mano.

—¡USTED NO SE ATREVA A GRITARME! PARA QUE LE RESPETE, APRENDA A RESPETAR USTED. Y quiero en este instante y muy respetuosamente que se largue… –le señalé la puerta, en una posición demasiado firme

—¡Y AHORA ME VAS A CORRER! YO TE VOY A ENSEÑAR, MAL EDUCADA! –y por primera vez vi como la mano de mi abuela se estrellába en mi mejilla. Sentí algo que me apretó las caderas y retrocedí en contra de mi fuerza.

—EN SU VIDA VA A TOCAR A MI HIJA –grito mamá desde atrás y en un segundo mi abuela estaba inmovilizada por un tipo de negro.

Mi mamá peleaba por casi sacarle toda su rabia acumulada por años.
Pero no se animaban a tocarla.

—Mamá.

Y fue para que se calmara.

—Que no me llegue a tocar esa perra, que ahí sí…

—Es lamentable escuchar sus sucias palabras de su boca. Primero están mi madre y mi padre, lo que hablen de ellos no me interesa en absoluto. Pero no le voy a aceptar que le falten el respeto de tal manera a la mujer que me dió la vida. ¿Roger? –le pregunté al primer hombre de seguridad que llegue a conocer.

—Mi señora… –dijo amablemente y a la vez serio, un tipo realmente intimidante.

—Saca a esta mujer de mi vista. Sale un vuelo y por favor que no tenga demoras… –anuncié y volví a ver a el resto– Abuelo, no soy rencorosa pero claramente usted no aprobó el matrimonio con mi padre, no tengo malas referencias sobre usted, igual va a acompañar a esta señora.

Salí de la habitación junto a mi madre y me encontré con Arthur junto en la puerta, venía corriendo un poco agitado.

—¿Que sucedió? –preguntó él y retrocedió caminando conmigo.

—Nada… –dije marcando un número ya conocido en mi lista de contactos– En diez minutos estoy en la terraza. –le admito a aquel rubio, desconocido y que a la vez todo.

Llegó a la habitación y lo primero que hago es subir al segundo piso de la habitación. Pronto estoy en una vídeo llamada con Lucas.

¿Mejores amigos? No se.

De fondo en su habitación, sonaba un poco de música.

—¿Y que tal vas con eso?

—Mal, me estoy dando terribles golpes, hoy a la mañana fue el último. Me caí en la entrada de la casa.

—¿Y tu novio?

—No sabe absolutamente nada.

—¿Y Del Potro?

—Nada y tampoco pienso hacer algo para que cambie mi opinión. Lucas ¿te puedo hacer una pregunta?

—La que quieras… –me dijo mientras yo sacaba algunas que otras prendas de mi armario.

—¿Tengo panza? –le pregunté y el lanzó una terrible carcajada.

—Pero por favor, caro… Estas terriblemente increíble. Estas más bonita que nunca. Y no te olvides que tenés un cuerpazo. Tu estado no se nota hasta los seis meses.

—¿Seguro? –pregunté mirándome al espejo, el no podía verme pero me escuchaba.

—Deberías pensar en una situación con tu novio…

—Automática no sera. Aún no se. ¿Te veo el finde?

—Obvio, el cabezón también va ¿viste?

—Pensaba que al final no vendría. Pero mejor. Te veo entonces.

—Dale, pitufina. Nos vemos.

La llamada finalizó. Y baje las escaleras hasta llegar a mi cama. Al costado en una mesa baja, aislada prácticamente. Había cinco revistas y ocho papeles resaltados en amarillo y otro en naranja. Se supone que el naranja es el más importante, según Paulina.

Súper producción.
Vídeo clip.
Chino. Yandel. Pitbull. Chantal.
Miami.
Los Ángeles.
2016.

Vi rápidamente las bases y condiciones. Pensaba que era un papel para algún tipo de extra. Pero al ver que aparecía desde el inicio hasta el final. Mis pensamientos me abandonaron. Quería firmar aquello. Y lo quería hacer ya.

Salí de la habitación rápidamente y camine hasta la biblioteca. Paulina estaba de costumbre con un libro en sus manos, un café y una computadora portátil cerca de ella.

—¡Hey ¿que es ésto?! –le enseñe el papel.

—Ya te dije que buscaban a una rubia de cuerpazo.

—¡Pero no me explicaste! –admiti observando el contrato.

Un hombre llegó para una prueba de supuestos vestidos y ver blanco marfil sobre mi cama y al rededor de mi habitación me daban terribles náuseas.

Pospuse nuevamente la charla con Arthur e invite a la habitación a pasar a mamá, Paulina, Dani un fotógrafo, un tal Pascal diseñador y  además de Roger el hombre de seguridad que serviría para que nadie más tuviera acceso a la habitación.

—Bueno caro, es tu momento. Es una mini pasarla, nosotros somos los jueces, pero obviamente tu defines.

Entonces comence con zapatos, vestidos, vestidos, zapatos, arreglos para el cabello y más zapatos.

Terminé escogiendo un vestidazo de un diseñador francés.

J.M. Del Potro ™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora