Junio 1943
Ucrania
Camila
—¿Por qué querría verme a solas?— pregunté frunciendo el ceño después de que Lev me informara que Masha quería tener una cena solamente para las dos, él rió por mi reacción pero a mi no me parecía nada bueno aquella reunión, ninguna de las dos nos dirigiamos la palabra más allá de lo esencial y aunque Lev me asegurara de que Masha no tenía nada contra mi, por como su rostro tomaba ciertas facciones cuándo me miraba era más que obvio que yo era de su agrado.
—Porque es una maldita controladora — respondió riendo en ruso —No pasa nada, solo quiere hablar contigo —me dijo besando con delicadeza mi cuello —Eres la única chica en kilómetros y además sabe que estás comprometida conmigo así que quiere hablar un par de cosas—me explicó con dulzura y yo fruncí el ceño al no entender porque aquella rubia querría hablar conmigo y me aterraba la idea.
—¿Qué tipo de cosas?—volví a preguntar aún más contrariada y él se encogió de hombros sin saber que responder.
—Mila tranquila, ella no te hará nada —me sugirió con una sonrisa mientras me abrazaba a su cuerpo — Sus razones deberá tener, Masha no es una chica que le encante hacer vida social—rodé los ojos ante aquella respuesta porque no era necesaria solo con verla me bastaba identificar que ser amiga de alguien no era su prioridad —Sin embargo , ella odia el retraso así que vistete — me susurró al oído mientras golpeaba levemente mi trasero ya que solo estaba con la ropa interior debido al calor insoportable que hacía en esta época del año, sonreí por eso ya que a pesar de que llevábamos varios meses comprometidos y que ambos nos habíamos visto cientos de veces sin ropa alguna, jamás habíamos llegado más allá de cálidos besos y dormir juntos en la misma cama.
Lev me respetaba de esa forma y me aseguro que no me tocaría a menos que así se lo pidiese mientras que yo tenía la tímida idea de querer entregarme a él cuándo nos casemos como si mi pasado no dijera que había sido utilizada cientos de veces para darle placer a casi todo el ejército alemán.
—Bien — bufé mientras me levantaba del camastro para tomar la falda y la blusa que había dejado en la silla al lado de los papeles — Pero será tu culpa sino llego a casarme contigoy muero en sus manos.
—Eres una exagerada Mila — me dijo sonriente mientras tomaba mis manos para que me acercara a él y lo besara — No te pasará nada, Masha es buena persona —sugirió al sacar mis labios de los suyos — Ya verás —él se veía tan convencido de que esto era normal, no obstante, para mi no lo era ni en lo más mínimo, si solo verla me hacía tener un miedo desenfrenado; la opción de hablarle y estar frente a ella sin ningún tipo de protección me atemorizaba hasta los últimos huesos de mi cuerpo, sin embargo, Lev tenía razón y debía seguir adelante con lo que sea que ella haya planeado para hoy.
—Te quiero — fue mi respuesta mientras me ayudaba a abrochar la blusa, él sonrío al escuchar esas palabras y aunque siempre se lo repetía porque comenzaban a adquirir una recurrencia en mi vocabulario, Lev siempre sonreía de la misma manera al escucharlas de mi boca al igual como yo hacía cuándo me las repetía.
—Yo te amo —contestó acomodando mi cabello — Y no espero poder enlazar por siempre mi vida con la tuya —estoy segura que si pudiera verme, hubiera visto la cara de tonta enamorada que debí poner al escuchar aquellas palabras aunque no teníamos una fecha fija ni nada en realidad, sabíamos que cuándo decidieramos que ya era hora lo haríamos sin necesitar de nada ni nadie porque nuestra unión era para nosotros.
ESTÁS LEYENDO
De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)
Historische RomaneLa guerra es una palabra infaltable en cada conversación. El odio es lo único que le da sentido a la vida. El amor es sólo un recuerdo que de a poco ha sido aniquilado por los humanos o tal vez nunca existió.