XXII

4.9K 381 142
                                    

Lauren

Después de lo sucedido aquella mañana , el día se hizo lo más eterno que hemos vivido en años.

De alguna forma que aún no podía entender varias de las chicas con las cuáles compartíamos barracón lograron que Dinah regresara a cama y la separaron del cuerpo de aquella morena, nadie murmuraba ó hablaba sobre lo sucedido , sin embargo , no era muy difícil palpar que todas estábamos afectadas por lo que habíamos presenciado.

Me era difícil prestar atención en alguna de las acciones que estaba realizando, era como si tan solo fuera una autómata que ya sabía lo que tenía que hacer y no hacía nada más allá de eso, pero en mi cabeza se reproducía una y otra vez la escena que había sucedido en la mañana y las lágrimas de impotencia lograron salir de mis ojos , porque me negaba a creer que ha eso se había derivado la vida de todas las que ocupábamos este lugar.

No éramos humanos, no éramos nada, apenas éramos números en un plan mayor que siempre estaba relacionado con romper nuestras almas hasta que solo eran cenizas que ni siquiera el viento era capaz de llevarse.

Lauren —musitó Camila mientras acariciaba mi hombro para que la mirara , yo me limité a suspirar y regresar su mirada —¿Estás bien?—preguntó sin ningún tono en su voz, era como si todas hubiéramos tomado aquel modo sin vida que nuestros verdugos deseaban que tomásemos desde un principio.

No di ningún tipo de respuesta frente a su pregunta porque era seguro que mi rostro podía decir a gritos todo lo que mi corazón resonaba con cada latido , así que Camila se acercó para abrazarme y no dudó en posar sus brazos sobre mi espalda tratando de mostrar algún tipo de cariño que esta vez yo no podía captar, simplemente lo sentía porque todos mis sentidos estaban perdidos aún en lo que había sucedido.

Tranquila —respondió dulcemente mientras removía mis lágrimas, era increíble ver como a pesar de que ella mostraba el mismo rostro afligido de todas, no dejaba de mostrarse calmada tratando de consolarme —Te quiero — murmuró dejando que sus ojos castaños pudieran atravesar hasta lo más recóndito de mi alma, suspiré asintiendo mientras me alejaba de ella. Estaba suficientemente herida como para al menos pensar en los sentimientos que últimamente había encontrado en ella.

Voy a seguir trabajando —contesté sin más y ella asintió mientras dejábamos que la tarde se mostrara un poco más condescendiente que la mañana pero realmente eso no pasó, porque las temperaturas bajaron abruptamente cuando el sol debía estar alzado en el cielo mostrando su resplandor como astro rey, sin embargo, hoy el sol no se hizo presente de ninguna forma y tuvimos que adecuar nuestros cuerpos cansados al invierno que se acercaba con sus ráfagas sin vida de vientos que quizás nos harían desfallecer en un futuro no tan lejano.

Cuando al fin todo terminó y tocó la hora de comer, nadie de nuestro barracón se presentó al comedor. Todas sin excepción conocían a Dinah y sentían aquel remordimiento de lo que había sucedido, así que todas estábamos atentas tratando de apoyar a la morena en el momento más difícil que se nos había presentado. La coletividad y la amistad eran valores que se olvidaban cuando llegabas a este lugar porque tu instinto de sobrevivencia no le daba cabida a este tipo de sentimientos, no obstante, ahí estábamos todas negándonos a comer un bocado de lo que podían ofrecernos mientras intentábamos dar algún tipo de reconfortamiento frente a la horrible situación que estaba viviendo.

Cuando Camila y yo llegamos al barracón,Dinah estaba durmiendo con el cuerpo hecho un ovillo, eran notorias las lágrimas que había derramado antes de quedar dormida y así en ese estado parecía la cosa más frágil que podía existir y no como la chica que se nos había presentado hace unos meses atrás cuando llegamos a este infierno.

De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora