XXVI

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Último cap antes de la cuenta regresiva oficial.

Disfruten mientras puedan

Con amor Taylor.

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Lauren

Los días pasaban más rápido de lo que todas esperábamos, era como si en este lugar el tiempo no siguiera ningún tipo de protocolo, porque mientras algunos días se presentaban como si nunca hubieran existidos, también habían otros que las horas parecían eternidades.

No obstante, eso no quitaba el miedo instaurado que este lugar te ofrecía por cada minuto de vida que aún seguías con vida. Ya se había vuelto normal ver como se eliminaban barracones enteros y al día siguiente podías encontrar nuevas personas condenadas a este lugar, tampoco era anormal ver como los aviones llenaban el cielo de vez en cuando y como muchas veces nos habían devuelto a los barracones para no mirar aquel espectáculo que era ver como las bombas comenzaban a caer en lugares cercanos a éste.

Todas teníamos el mismo pensamiento de que era mejor morir por alguna de las bombas que directamente por alguna orden impuesta en este lugar, pero ni siquiera eso podíamos escoger.

Los días gélidos también comenzaban a hacer acto de presencia y arrasaban sin ningún tipo de compasión, Polonia siempre había sido un lugar frío para mí, no obstante, estar de esta parte de la historia solo reafirmaba que siempre podía haber algo peor.

Las reglas del campo eran las mismas que en Ravensbruck con la diferencia de que eran más blandos en cierto sentido, la violencia era diaria pero no como la que habíamos visto Camila y yo en el otro infierno, era una violencia más directa, preferían matarte antes de gastar fuerzas golpeándote y eso de cierta forma era más misericordioso.Además del hecho de que si en Ravensbruck la falta de personal ya se estaba notando, aquí era prácticamente algo diario, cada vez menos soldados se encontraban en este lugar y eso solo era una pequeña esperanza que nosotras guardábamos de que quizás era cierto todo lo que habíamos escuchado sobre el rumbo de la guerra y que tal vez solo tal vez esto terminaría antes de que nosotras muriéramos.

No obstante, aunque pareciera extraño aquellos detalles ya no llegaban a mi mente porque tenía que aceptar que casi todo el tiempo mi mente estaba ocupada en aquella castaña de ojos oscuros que me tenía suspirando desde hace mucho. Camila se había mostrado mucho más amable y comprensiva desde que habíamos llegado a este lugar, ya no era aquella chica que no le importaba nada y que trataba de mantenerse a la raya con sus chistes llenos de ironía.

Ahora se mostraba como alguien mucho más sensible , se preocupaba de que estuviera bien y en las noches se quedaba despierta hasta que yo me quedaba dormida. Lo sabía muy bien porque muchas veces yo también había hecho lo mismo al sentir que el frío estaba azotándonos y solo deseaba que ambas conserváramos el calor para seguir vivas otro día.

Si en un principio tenía dudas sobre lo que aquella castaña era capaz de provocar en mí, ahora no había duda de que me había convertida en una esclava de su mirada.

No podía dudar en mi interior que sus ojos eran el manantial de vida que necesitaba en este lugar, su belleza traspasaba las fronteras formadas por mis pupilas y era sorprendente como todo podía ser mejor solo con tenerla junto a mí.

Primero es un albor trémulo y vago, raya de inquieta luz que corta el mar; luego chispea y crece y se dilata en ardiente explosión de claridad—me susurró al oído antes de pasarme mi plato de sopa de todos los días, ella no tenía ni la más mínima idea de que aquellos actos que ella hacía sin pensar eran los desencadenantes de mi mayor tortura. Creo que ningún golpe podía doler más que el hecho de que ella se mostrara tan cariñosa hacia mí siendo que solo me veía como su compañera en este infierno.

De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora