XXVIII

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Enero, 1943

Berlín

Lauren

La noche se mostró indomable frente a los constantes gritos de dolor y el sonido de los soldados asegurándose de que las calles quedaran vacías, la habitación del hotel tenía dos habitaciones completamente separadas por lo cuál le ofrecí a aquella familia una de ellas mientras Ray y yo dormíamos en la misma habitación, ese era el plan oficial hasta que él sin más prefirió dormir en el sofá y dejarme sola porque no quería dirigirme la palabra luego de la locura que había cometido al sacar a una familia judía de "su destino" como él se había referido a lo que habían hecho los soldados aquella noche contra todas las personas que se suponían que eran de razas inferiores.

Mi cuerpo me pedía descanso , sin embargo , esto era imposible frente a todas las imágenes que había vivido en un par de horas; se me hacía difícil siquiera tratar de razonar frente al escenario que se había mostrado ante mis ojos y por ello estuve en vela durante varias horas después que el reloj marcara las doce de la noche . De hecho no hubiera podido dormir si aquella pequeña de cabello oscuro que había intentado calmar de todo el disturbio que sucedía no se hubiera acercado a mí pidiendo protección ya que su madre se había quedado dormida apenas había tocado la cama y ella no quería estar sola.

Así que con una sonrisa y la mirada recriminadora de Ray la llevé a mi cama cerrando la puerta para estar solo las dos, la sostuve entre mis brazos mientras ella no dejaba de abrazar con todas sus fuerzas al pequeño peluche que se había ensuciado en medio del camino.

Era adorable ver como de a poco dejaba el miedo con el cuál la había encontrado y hasta a veces podía sonreír en medio de todo el desastre que se estaba viviendo afuera de este hotel,definitivamente era magnífico como los niños veían con otros ojos el mundo y no eran contaminados con la ceguera con la cuál nosotros convivíamos diariamente.

Se suponía que ella debía odiarme como yo también debía despreciarla por el simple hecho de que una estrella y una religión nos separaba y nos volvían completamente distintas, no obstante, ella se encontraba ahí entre mis brazos sin nada más que cariño y dulzura de su parte.

La senté en la cama mientras abría las mantas de ésta para poder arroparnos y dormir, ella me miraba curiosa frente a cada movimiento hasta que le ofrecí que se acostara a mi lado; lo cuál sin rechistar asintió y gateó hasta mi lado para finalmente sonreírme con una mirada fija como si tratara de descubrir algo en mí.

Verdedijo finalmente en un perfecto alemán y yo la vi sorprendida por aquello, seguramente ella aún no veía las limitaciones del idioma que su madre tenía y la vi con una sonrisa aunque no entendía a que se refería con verdeTus ojos son verdes comentó riendo tocando mi nariz y yo asentí acercándola más a mí para que ella durmiera protegida entre mis brazos.

Así es y los tuyos son grises afirmé acariciando su cabello y ella asintió mirando con curiosidad la habitación en dónde estábamos¿No tienes sueño pequeña?le pregunté mientras ella seguía viendo con detenimiento cada detalle de la habitación.

Mami triste, los soldados malossuspiré ante esa respuesta y traté de abrazarla aún más fuerte, ella tenía razón en lo que su razonamiento y sus pequeños ojos querían decirme, sin embargo, traté de que todo lo que había visto esta noche no fuera lo más importante.

¿Cómo te llamas cariño?pregunté acariciando su cabello y ella se giró para verme con una sonrisa.

—¿Nina y tú?su voz tan inocente se mezclaba entre el silencio que había en la habitación y yo no podía dejar de verla con la inocencia única que presentaban los niños.

De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora