VI

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Lauren

Cariño despierta —pude sentir entre mis sueños que Ray me estaba hablando y aunque mis párpados aún pesaban por el viaje en tren, pude sentir como su mano acariciaba mi mejilla para que me levantara.

Definitivamente amaba esa forma tan dulce que él siempre tenía para levantarme, así que a través de bufidos logré levantarme — Vaya si la bella durmiente ya se levantó — me dijo apenas abrí mis ojos y me besó en los labios; mi primera reacción ante eso fue asentir aún dormida tratando de acomodarme para incorporarme a la escena, dejando que mis labios bailaran entre los suyos hasta que él los despegó suavemente con una sonrisa que se reflejó en mis labios.

Al tratar de levantarme pude darme cuenta de como la chaqueta negra de Ray estaba arropando mi cuerpo y yo estaba entre sus piernas, lo más probable es que en la madrugada cuando nos subimos al auto estaba tan cansada que ni siquiera me fijé en como me quedé dormida.

¿Qué sucede? —pregunté bostezando y él solo sonrío ante mi tono cansado de voz mientras trataba de quitar unos mechones de mi cabello que no me dejaban ver bien, sus manos estaban cubiertas por sus guantes de cuero y con suavidad dirigió mi vista hacia la ventana dónde una hermosa ciudad deslumbraba ante mí.

Ya llegamos preciosa, pensé que querrías ver la ciudad —respondió riendo por mi actitud aún soñolienta. Yo asentí acercándome a la ventana, notando como el sol comenzaba a alumbrar el alba del amanecer y de a poco iluminaba aquella ciudad que comenzaba a tener vida ya que las personas ya estaban en la calle para ir a trabajar, sonreí ante esa imagen tan natural y a la vez tan artística que se mostraba en cada esquina de la ciudad, mi sonrisa tuvo una razón exacta y fue que podía sentir hasta el aire fresco de la ciudad, lo cual no sentía hace mucho tiempo en Berlín.

Árboles con hojas naranjas adornaban aquella ciudad llena de edificios de color mármol en dónde deslumbraban cada uno con una rica historia arquitectónica, en el horizonte se podía divisar los Alpes suizos rellenos de blanca nieve que parecía estar tan cerca que pude sentir dentro de mí la suave sensación que deja la nieve después de tocarla.

Y para terminar de adornar aquella ciudad que parecía sacada de algún cuadro paisajista, entre ella se imponía un río de aguas tranquilas que le daba un brillo singular a la ciudad, definitivamente Zurich no tenía nada que envidiarle a grandes ciudades europeas, ni siquiera a Venecia con sus ríos.

Era simplemente una delicia visual.

—    ¿Esto es Zurich? —pregunté emocionada.

Ray rió ligeramente y asintió tratando de quitar las gotas de agua que empañaban el vidrio del auto, el otoño estaba muy cerca y al igual que en Alemania, Suiza era reconocida por el frío que calaba los huesos; las constantes lluvias y como olvidar el chocolate como droga obligatoria en cualquier estación del año.

Te mostraré la ciudad mañana, por hoy tenemos muchas cosas que hacer — respondió con una sonrisa y yo no entendí su "tenemos muchas cosas que hacer, hasta que lo pensé nuevamente y me di cuenta que eso sólo significaba una cosa, más reuniones aburridas de nuestra parte.

Recién nos mudamos y ya quieres invitar a tus amigos —comenté frustrada mientras trataba de limpiar el vidrio de la ventana que aún seguía empapado de vapor y agua, de seguro en la noche debió llover sobre la ciudad porque podía sentir el olor tan característico que dejaba la lluvia.

Venga Lauren sabes que es importante mi trabajo rodé los ojos ante aquella frase. Siempre me lo decía cuando le reclamaba el hecho de que estábamos presentes en todos los eventos sociales posible, sabía que era mi deber como esposa acompañarlo en cada reunión pero la verdad es que últimamente ya me estaba sintiendo frustrada con eso.

De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora