Extra: Palmeras en la nieve

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De seguro esto los pillo de sorpresa, a mi también créanme pero cuando la inspiración llega no me gusta dejarla de lado y hoy amanecí con tantas ganas de escribir en éste fic que aquí me tienen jajaja. Toménlo como un regalo de cumpleaños, de navidad adelantado, de cualquier cosa porque ciertamente es un regalo para ambos lados, para mí que dándome la oportunidad de retomar los personajes que tanto amo y bueno para quién quiera leerlo; además recién me he fijado que ésta historia ha llegado a tener más de 200k.

Muchísimas gracias a todos los que se han pasado por aquí y dejarse llevar por el masoquismo intenso que se planteó en cada palabra, cada frase y cada escena. Espero que hayan disfrutado de ésta historia tanto como yo y antes de darme un discurso recursi pues los dejo a lo que vinieron, ver que tipo de masoquismo voy a escribir en éste extra.

No aseguro nada pero seguramente varias dudas serán resueltas finalmente en ésta parte y pues sin más preámbulos que decirles gracias por todo.

Solo me queda decir disfruten mientras puedan.

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Praga, Checoslovaquia

Junio, 1945

Lauren

La fría sombra de un pasado que parecía tan lejano pero que solo había sido hace un par de meses trataba de aniquilar el paisaje veraniego que se presentaba entre los caminos que el tren recorría a toda velocidad.

Parecía extraño pensar que solo hace un par de meses, quizás solo unas cuántas semanas toda la vida que existía era como un trozo de papel tirado al viento sin saber que tipo de de porvernir pudiera tener.

Pero a pesar de que las personas habían preferido romper las hojas de esas palmeras que lloraban frente a los seis años de guerra que nos ahogo quitándonos cualquier tipo de humanidad, aún quedaban las pruebas físicas de que existió un mar de dolor durante tanto tiempo, todavía quedan los recuerdos de todos los que dejamos la vida porque nos la arrebataron sin ningún tipo de misericorida.

Aún existían las cicatrices de nuestros corazones destrozados que intentaban refugiarse ante la idea de libertad que todo el mundo comenzaba a respirar ante un nuevo verano y un nuevo sol sobre nuestra piel, mientras que de a poco la paz que tanto anhelábamos se presentaba poco a poco en nuestras fronteras.

Era como el retrato de una muerte anunciada, los enemigos que creíamos que debíamos eliminar ahora se volvían en nuestros aliados si es que aún existían y no habían sido castigados ante la mano dura que el hombre siempre forjaba en su camino llenándose de sangre inocente y de otra que no lo era tanto pero que aún así no dejaba de ser una muestra más del hecho de que éramos los seres más imperfectos que vivíamos en la Tierra.

Somos capaces de destruirnos a nosotros mismos como si la sangre nos alimentara, nos volvemos peores que animales cuando se nos da la oportunidad y así es como nuestros principios nos hacen crear las tormentas eternas que habíamos vivido desde el principio de la humanidad.

Un suspiro ahogado salió de mis labios impregnándose en el vidrio de la habitación, aunque no lo quisiera aceptar estaba navegando en el miedo y dolor de una marea que me había acostumbrado a que apareciese todos los minutos de mi vida. A pesar de que ya no existían mañanas quebradizas entre la vida y la muerte sino que existían madrugadas en donde podía pasarme las horas que deseara en cama observando como Camila dormía tranquila entre mis brazos.

A pesar de que ya no existían horarios ni castigos ni penurias, aún estaba esa parte humana que se nos había sido arrebatada y que de cierta forma no lograba hacer que cicatrizara.

De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora