Noviembre, 1942
Orsha,Frente oriental de la unión soviética
Camila
El invierno se estaba sintiendo a pasos agigantados cuando las temperaturas comenzaron a decender de un día para otro.
La verdad es que estaba tan acostumbrada a los fríos gélidos que aparecen en esta temporada que para mí fue casi imperceptible el cambio.
Sin embargo, la nieve era prueba filedigna de que el invierno hizo su presencia adelantada y las mañanas en el campo eran llenos de nieve que se mezclaba rápidamente con el barro de todo el lugar, dándole un aspecto tan sucio a la nieve que se derivaba de un color blanco terso a uno gris como lo era el humo de las fogatas que se realizaban cada noche para entrar en calor.
El plan había servido y eso era todo lo que quería hablar sobre aquel tema.
Agradecía el hecho de que Lev viera mi rostro lleno de frustración al salir de aquella habitación y que hubiera respetado mi decisión de no hablar sobre el tema, por suerte Masha tampoco hizo preguntas ni comentario sobre aquello y simplemente se limitó a hablar con Lev sobre cosas y datos que no reconocía y que tampoco entendía.
Aquella noche dormí hasta el día siguiente sin ser molestada de ninguna forma, estaba tan cansada anímicamente como también mi cuerpo pedía con desesperación no levantarme por un buen tiempo. no entendía la razón de aquello luego de haber trabajado por casi dos años en un prostíbulo con decenas de hombres cada tarde, sin embargo, solo me dejé llevar por el hecho de que apenas podía abrir mis párpados sin volver a sentir esa sensación de cansancio que inundaba a cada parte de mi ser.
Aquel día Lev no se levantó ni un segundo de la cama para acompañarme excepto cuándo iba en búsqueda de comida, tuve todo tipo de atenciones de su parte y aunque no estaba muy consciente de aquello, podía escuchar como su voz me susurraba cosas en el oído, palabras que solo había leído en sus libros y que a pesar de que muchas no había podido ser capaz de entender del todo, me habían ayudado a mejorarme.
A pesar de todas las cosas que aquella noche fueron expuestas, agradecía que hubiera sucedido en mi vida porque todo había cambiado desde aquel momento. Lev me veía como otra chica , una que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por parar la guerra y me gustaba la nueva forma en que me veía ya que no era como la chica frágil que él esperaba que fuese sino que de a poco él se habría camino conmigo dejando aquella dureza que trataba de transmitirme y su parte más cariñosa aparecía con sus atenciones de todo tipo y las largas converasciones que abarcaban nuestros panoramas todas las tardes que pasábamos juntos.
Pero no solo Lev había cambiado conmigo sino que también lo hacía Masha quién a pesar de que apenas me dirigía un par de palabras al día, si es que estaba de buen humor, al menos me hablaba y no me veía de menos.
Bueno no de la forma en que lo hacía antes lo cuál ya era un paso más adelante de lo que estábamos en un comienzo.
Hoy en la madrugada una nevada había dejado a toda la base sin poder hacer nada más que tratar de buscar una forma para pasar el frío, los alemanes habían fallado en su plan de retomar la ciudad, no obstante, eso no significaba que no estuvieran cerradas las fronteras y que la leña escaseara por estos lugares derivándonos a no salir de nuestros lugares de descanso. Además del hecho que si el invierno se presentaba de esta forma , las enfermedades que siempre aparecían en estas fechas se iban a convertir en un mal que no podíamos detener y los soldados ya estaban en malas condiciones por la última batalla que le habían hecho a los alemanes.
Lev siempre me decía que el lema que le daba orden al lugar era que siempre se dejaba en el campo de batalla a los muertos y a los enfermos, a los heridos se los trataba para ver si podían servir pero los dos primeros eran indudablemente dejados a su suerte porque eran un peligro en potencia, por lo que sabía que pronto muchos se quedarían en estas tierras pudriéndose si es que no morían en el camino.
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De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)
Tarihi KurguLa guerra es una palabra infaltable en cada conversación. El odio es lo único que le da sentido a la vida. El amor es sólo un recuerdo que de a poco ha sido aniquilado por los humanos o tal vez nunca existió.