I

6.7K 395 385
                                    

Londres , Inglaterra

Julio 1936

Lauren

¿No se cansa de seguirme?—pregunté sin dejar de mirar el libro que había comenzado hace un par de horas en la biblioteca , la verdad es que a pesar de que solo me faltaban treinta páginas para poder terminar el libro . Yo no había dejado de ver como aquel chico seguía cada uno de mis movimientos tratando de llenarse de valentía ó lo que fuera para hablarme , sonreí ante la primera coincidencia que tuvieron nuestras miradas , claramente no era anormal que una persona viniera a la biblioteca pero cuándo pude sentir sus como su mirada  constantemente se perdía ante mi lectura supe que eso no era solo una coincidencia — Ya sabe, puedo creer que es un psicópata — sonreí ante aquella idea y unos segundos después aquella sonrisa fue acompañada con una risa que parecía tan adorable que me produjo un mar de reacciones en toda mi piel , reacciones que jamás había sentido en mi vida —Aunque sería uno con unos pies muy buenos para bailar — cambié de página recordando la noche de mi cumpleaños y como había bailado con él hasta que ya se hizo más tarde y debió irse , aquella noche no pude dormir pensando en lo mágico que había sido todo , en como deseaba volver a encontrarlo en mi camino y cómo solo deseaba que la barrera que se imponía entre nosotros por ser perfectos desconocidos simplemente desapareciera como si jamás hubiera existido.

Mis pies solo lo hacen con compañías tan preciadas como la suya — todo mi cuerpo tembló ante aquellas palabras y supe que estaba pérdida desde que su boca comenzó a emitir palabras, suspiré cerrando el libro ya que no podía seguir poniéndolo como obstáculo entre una conversación que necesitaba con desesperación —Además yo no la he estado siguiendo , solo pasaba por aquí y. —reí ante su contestación y antes de que siguiera tratando de excusar el comportamiento más obvio que había visto en mi vida , me adelanté a decirle que me había fijado en como sus ojos estaban buscando mi mirada desde que me había sentado a terminar el libro.

Es el truco más estúpido que he escuchado señor —enarqué la ceja al no recordar su apellido , sin embargo , él no pareció impresionado y con una sonrisa termino mi pequeña laguna mental.

Kitchner —sugirió con una sonrisa triunfante frente a eso , sus ojos color avellana se veían centellantes y sentí como mi corazón se doblegaba ante el simple hecho de tenerlo tan cerca de mí.

Exacto señor Kitchner —contesté tratando de afirmar su respuesta — Me hubiera resignado a que era una coincidencia sino hubiera pasado treinta minutos observando como se le caía la baba por mi presencia y no creo que Ulises sea la razón para ello —murmuré mientras él volvía a sonreír por ello como si hubiera estado esperando que la conversación llegara a este punto y se acercó aún más a mí , cada centímetro de mi piel se sentía atacada frente a su presencia , sin embargo, yo no podía dejar totalmente hechizada por su mirada. Sus ojos avellana , su cabello castaño, sus rasgos . Todo lo que lo envolvía parecía fuera de este planeta .

Supongo que me ha atrapado y que tendré que saltarme todas las excusas que tenía preparadas para justificar mis actos —comentó sin dejar de mirarme fijamente como si quisiera saber algo más que yo ocultaba detrás de mi mirada como si él fuera capaz de ver hasta el último pensamiento que había tenido —Supongo que mejor que con palabras la sinceridad se muestra con acciones—a pesar de que no me gustaba Shakespeare y que trataba de no encontrarme sus letras en mi camino, tenía que aceptar que estaba sorprendida de que él utilizara una de sus frases en una conversación cotidiana.

Shakespeare —respondí mientras tomaba el libro y me acercaba a la repisa dónde lo había encontrado, porque sabía que aunque tuviera tiempo , mis pensamientos estarían más ocupados en pensar en aquel chico de ojos avellana que en el final del libro — Veo que estoy frente a todo un letrado—él me siguió hasta la repisa y no dejó de sonreír frente a mis palabras, no entendía porque su sonrisa era la razón por la cuál yo no podía ni siquiera hablar , era como si ésta fuera capaz de quitarme las palabras que mi conciencia quería pronunciar .

De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora