XXIII

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Probablemente publicaré un cap más, es que ayer se fue el internet en mi casa y no pude escribir :3, pero este en definitiva es uno de mis caps favoritos :D.

Disfruten mientras puedan. 

Con amor Taylor.

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Camila

Los días que siguieron a aquel día en donde perdimos a Dinah fueron quizás los más largos, crudos y agobiantes que habíamos sentido en todo el tiempo que llevábamos en este lugar.

Al parecer a nadie le gustó la idea de que cinco chicas se hayan escapado de este lugar por tanto tiempo, así que la seguridad aumentó proporcionalmente, derivando a muchos más castigos de los que ya vivíamos y ese pequeño hilo de libertad que teníamos por ejemplo para conversar en el trabajo; se vio totalmente roto porque ya no dudaban en castigarnos por cualquier acto que no estuviera ligado directamente con los trabajos que nos habían impuesto.

Pero no solo eso fue el castigo sino que también se nos erradicó la comida de la tarde, por lo cuál solo teníamos que sobrevivir con ese café ó té helado que se comenzaba a presentar en nuestros estómagos y aquel pan que ya no tenía nada más que un pésimo aspecto que le daba el hecho de que sabía aún peor que su aspecto.

Estos cambios hicieron que nuestras muertes aumentaran exponencialmente, si antes en nuestro barracón morían entre diez y quince personas, ahora morían quizás treinta ó un poco más sin contar el hecho de que muchas en la mañana se presentaban a la selección siendo menos que nada y eran derivadas a morir.

Hasta en eso se habían vuelto aún más crueles y no solo era la selección de que sabías que llegaría algún camión y te llevaría a dios sabe dónde, sino que esta vez las muertes eran casi instántaneas ó en su peor caso eran más lentas de lo que deseábamos,encerrándolas en aquel barracón de castigos donde se las dejaba encerradas para que puedan morir de hambre y de sed.

Hoy no era un distinto a los anteriores, mis manos estaba partidas por el frío que cada vez se mostraba menos condescendiente con nosotras como si alguna vez lo hubiera sido. Noté como mis manos sangraban ante el frío y la terrible resequedad que se encontraba en todo mi cuerpo, hasta en aquel detalle ellos salían ganando porque mis manos de a poco perdían la vitalidad por el excesivo trabajo que realizaban, los constantes castigos en ellas y el hecho de que sin guantes todo se volvía extremadamente difícil.

Suspiré al pasar por la pila de cádaveres que aún no eran llevados al crematorio, era claro que eran personas distintas pero todas tenían el mismo aspecto tan vacío que la verdad es que no podía ver la diferencia de una con otra. Aparté la mirada recordando el hecho de que Dinah ya no estaba entre nosotras, ninguna esperaba aquella noticia pero aún así todas supimos que era lo mejor en su estado.

Ella no hubiera soportado ni un minuto más de vida si la razón de ella ya no existía.

Sin embargo, hasta la muerte de Dinah fue distinta a las que se acostumbraban en este lugar, de alguna forma que no era capaz de razonar, las chicas que trabajaban en las bodegas obtuvieron un vestido totalmente nuevo que utilizaron para ella, peinaron su cabello y la presentaorn así ante el crematorio. A pesar de que nos llevamos otro buen castigo por ello, sinceramente no nos importó ni en lo más mínimo porque era lo que una chica tan valiente como ella se merecía, tal vez hasta si hubieran habido flores en esta temporada nos hubiéramos atrevido a ponerle unas cuantas demostrando el afecto que le teníamos.

Por dentro yo solo esperaba que aquellos mundos que ambas morenas presentaban volvieran a chocar y ser felices como no pudieron serlo aquí, ójala en otra vida sus almas logren expresar todo el cariño y amor que en esta no pudieron vivir.

De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora