De la guerra, el odio y otros amores (Libro 1 de amores y otras aberraciones)

Final original(I)

Venga a ofrecerles masoquismo con el final original que se divide en tres partes, ésta que es el capítulo final, la segunda parte que es otros amores y la última que es el epílogo.

Solo quería ponerlo porque creo que se merecían conocer el verdadero final, pueden quedarse con cualquiera, solo que éste demuestra que la realidad es más dura de lo que realmente desearíamos.

Así que sufran todo lo que quieran.

Con amor Taylor.

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Febrero, 1945

Camila

La vida es la suma de todos esas memorias que quedaron incrustadas entre medio de recuerdos, sensaciones y definiciones. Es ese pedacito de nosotros que queda ante cada día que el destino nos presenta, entre las eventualidades que nos persigue y todos esos deseos que no necesariamente se cumplen a través de las décadas.

Es la historia hilada por el destino.

La cuál está llena de mareas que azotan nuestras costas como también puede afirmarse que existen ciertos tipos de veranos que relucen entre los más vivos recuerdos y los inviernos más fríos entre esas memorias que deseamos sacar de nuestro corazón. Sin embargo, también existen de una forma silenciosa y cautiva aquellos momentos que fueron capaces de definir ciertas palabras.

La palabra amor, guerra y odio fueron tatuadas en mi mente durante años, no obstante, debo aceptar que entre esas tres palabras tan potentes; la que más odio en la definición mental que escogí es el miedo.

Ese sentimiento que es capaz de quitarte la respiración y la razón en apenas unos segundos.

Esa actitud tan humana que se presenta en todos los corazones pero aún así duele recordar que al igual que la muerte, el miedo nos persigue hasta el último suspiro de nuestras almas humanas.

Y la definición de miedo en mi caso fue aquella tarde de verano de un pasado tan lejano y a la vez tan distinto al actual que duele mucho más recordarlo que vivirlo.

Como el sol se ocultaba tras la marea de turbulencia que recreaba cada día a Leningrado, llevábamos solo un par de días desde que las fronteras habían sido sitiadas por los alemanes, sin embargo, el tiempo vio su exilio desde el primer minuto que esto pasó porque ya nadie era consciente de como el tiempo podía ser tan cruel y convertir días en años.

Fue hace tanto tiempo que no parece real, no obstante, mi corazón conoce de memoria cada uno de los detalles que hacen real aquel acontecimiento.

Sí.

La definición de miedo llegó con la perdida de mi virginidad.

El primer cliente de tal vez miles fue quién tatuó con tinta indeleble mi definición de miedo entre medio de aquellos ojos oscuros que mostraban con más frialdad que la propia muerte y con la misma falta de piedad que ésta.

El aire dejó de estar presente en mis pulmones cuando observé por primera vez aquella mirada seria y de cierta forma sádica entre medio de décadas que me superaban de edad.

Era como si la muerte se hubiera presentado en mi vida de una forma tan humana que no podía creer que existiese una peor manera de quitar cualquier pedazo de humanidad que pudieses tener.

Aquel hombre fue el autor de mis pesadillas, quién creó el primer capítulo de otros miles que abarcaban mis recuerdos, sin embargo, a pesar de que los años habían pasado y ya no era la misma chica asustada que tiritó esa primera vez mientras su lágrimas la desplomaban entre medio de sábanas tersas, respiraciones agitadas y la oscuridad de la noche; hoy mi definición cambiaba rotundamente a algo que ni siquiera podía explicar.