Toscana, Italia. (Año: 1999)
—Bien, lista. ¡Estas hermosa! Eres una niña preciosa. –
—Mamma, tengo 9 años, soy grande. -
—Cierto, lo siento amore mio, se me olvidaba que ya eres toda una mujercita. -
—No te preocupes mamma, te perdono. ¿Crees que estoy bien para recibir a los amigos de papà? –
—¿Qué tal si le preguntas? De seguro él tiene una buena respuesta. –
La sonrisa, y la mirada llena de dulzura por parte de mi madre me hicieron sonreír de manera amplia. El reflejo que me brindaba el espejo era realmente satisfactorio, estaba segura. Un traje cómodo de color menta, aquellas especiales sandalias de un tono plateado, que mi padre me había obsequiado por uno de sus tantos viajes al extranjero, y mi cabello castaño suelto. Recordaba por qué le había rogado a mi bella madre aquel atuendo en especial: hoy vería a personas importantes, que, según mi papá, le habían brindado la oportunidad de cumplir un gran sueño. La noche anterior, él, nos había dado la noticia de que recibiríamos a esas personas para agradecerles formalmente, mientras que mi mamá nos recalcó, a mi hermano y a mí, la importancia de tener buenos modales. El día y las personas importantes habían llegado. Me aseguré de que las sandalias se encontraran bien sujetas a mis pies cuando decidí saltar de la cama y comenzar a correr por los pasillos, dejando a mi madre atrás con su vestuario a mitad. Estaba consciente que el ancho de mi sonrisa era enorme, feliz, emocionada, así me encontraba y no podía ocultarlo.
Todos los ventanales de la casa se encontraban abiertos dando paso a refrescantes ráfagas de viento, mientras que los enormes y frondosos árboles del jardín se veían desde la distancia. La larga ventana que había al final del pasillo, aun lado del cuarto de mis padres tanto como del mío, era especial. Siempre brindando una espectacular vista a la luz del sol y de la luna. Desde allí, podías observar el largo camino por donde se acercaban, o se alejaban, los autos visitantes.
—¡Papà! ¡Mamma! ¡¡Ya estan cerca!! -
Mi grito se escuchó con emoción y algo de desesperación, sujetando el marco de la ventana y viendo aquel auto plateado acercarse desde lo lejos con bastante velocidad.
Correr había sido en lo que primero pensé, y antes de que pudiera detenerme ya me encontraba cerca de las escaleras. Mis manos se sujetaron a los barandales del segundo piso y pudiendo asomar mi cabeza por entre ellos, mis ojos se abrieron en un rápido reflejo. ¡Ya habían llegado! Observe con especial atención a aquel hombre con melena oscura que dirigía sus pasos hacia la enorme puerta de la entrada, su vestimenta casual y excelente buen humor eran mucho más notable que de costumbre. Sus ojos varoniles se posaron sobre mí con asombro y pudiendo notar aquella pequeña seña que hacía con su cabeza, intuí que me invitaba a bajar hasta el primer piso y estar junto a él. Algunos golpes, contra la puerta de madera, hicieron que mi padre dejara de mirarme y alargara su fuerte mano hasta la cerradura.
—Bienvenidos, que bueno que ya están aquí. ¡Pueden pasar! –
—Morgan, querido amigo, veo que la vida te trata excelente. –
—No puedo pedir más. –
Mis latidos comenzaron a ser mucho más rápidos, y fue entonces que parpadee de manera instantánea mientras me alejaba de los barandales y en mi subconsciente me preguntaba a qué se debía aquel extraño comportamiento de mi corazón. Varios pasos más, ya solo faltaban la mitad de los escalones y fue entonces que mi mirada se cruzó con algo extraño.
—Morgan, déjeme presentarle a mi hijo. - la mano firme de aquel hombre alto, bajo varios centímetros hasta la cosa extraña y la sujetó de su hombro. - Alex, él es el señor Morgan Ames. Será la cabeza del hotel en Milán. Nos ayudará a que seamos famosos. –
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SUEÑOS OLVIDADOS © | SL #1 - COMPLETA
RomancePRIMER LIBRO DE LA SERIE "SIN LÍMITES" A los nueve años, Marcella Ames conoció lo que era el amor sin siquiera ser consciente sobre el enorme significado que poseía aquella palabra. Se preguntó a diario, ¿Por qué no era capaz de llamar su atención...