SO © | CAPÍTULO 1

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Londres, Inglaterra (Año: 2016)

Sintiendo como me sostenían de la cadera de manera firme y escuchando el golpe que recibió mi espalda al ser pegada contra la pared; mis párpados se despegaron rápidamente al caer en la realidad. Estaba mojada, mojada y excitada. Abrí la boca en busca de un poco de aire, mientras las manos masculinas toqueteaban mis muslos tensos debajo de aquella falda negra de oficina, subiéndola hasta mis caderas, y sus labios hambrientos mordisqueaban por mi cuello con deseo. La única fuente de luz en aquel cuarto oscuro era el móvil que se había resbalado por mi bolso y que se encontraba perdido en el suelo, junto con la ropa del hombre que me besaba, vibrando por alguna llamada entrante. ¿Cúal había dicho este hombre que era su nombre? ¿Fausto? ¿Claudio? ¿Kevin? ¡Diablos! ¡Estoy en problemas!

—Tócame... —

Su voz ronca cerca de mi oído me hizo fruncir el ceño mientras cerraba los ojos con fuerza y el chico rozaba toda su masculinidad en mi pierna derecha.

—¿Qué? ¿Qué dices? —

—No voy a esperar por ti toda la vida, cariño, tócalo... con firmeza, sostenlo. —

Su mano, gruesa sobre la mía, acerco mis dedos a su sólida entrepierna y trató, al parecer, de animarme a tocar con un interminable, pero lento, va y ven. Estaba duro, podía sentirlo tras la tela del pantalón. A su defensa, tenía un paquete grande y si hubiera estado lo suficientemente ebria lo más seguro ya estaríamos en pleno acto. Sus labios demandantes se acercaron mucho más a los míos, hicieron caso omiso a todas las veces que me aleje para no recibir más besos mojados.

—E-Espera... necesito un poco de aire.—

El rostro varonil sonrió y achicó sus ojos estando a centímetros de mi rostro, y como si estuviera imaginando cosas pervertidas luego de mi comentario se acercó a mordisquear mi mejilla. Mordió sus gruesos labios y asintiendo con lentitud se alejó, dándome la espalda. ¿Alguna vez han sonreído sin ganas? Imaginen mi expresión en este instante.

—Iré al baño, nena. Ponte cómoda. —

—Claro... ve, yo... acomodaré la manta mientras tu... —

El sonido de la puerta del baño al cerrar logró que el alivio se expandiera por todo mi cuerpo. Maldije por lo bajo. Estaba desesperada, era cierto, mi cuerpo vibraba y aquel botón excitado entre mis piernas pedía a gritos que le atendieran. Pero de cierta manera estaba demasiado consciente como para dejarme tocar de aquel desconocido. En acto reflejo, mis piernas comenzaron a correr por toda la habitación del hotel, de la manera menos pesada posible para no hacer ruido, recogiendo cada una de mis pertenencias. Mi corazón latía de manera desenfrenada por la adrenalina del momento y cada uno de mis gestos eran suplicas, feas suplicas, para que el señor me librará de todo mal.

Hace a penas cuatro horas había estado sentada a la barra del hotel, pidiendo algunos shots de tequila luego de la interminable conferencia, cuando por alguna razón mis labios cosquillearon por un beso. El hombre, del que no recuerdo su nombre, se sentó a mi lado y se aseguró de que el tequila no faltara. Había accedido a un par de besos y pequeños toqueteos pero... definitivamente... la situación se me había ido de las manos.

Tratando de no perder el equilibrio y poniendo alrededor de mi cuello una gruesa bufanda crema, me observe en el espejo que se encontraba cerca de la salida y sonreí de manera triunfante.

—Luego nos encargamos de tu vagina, nena.—le susurré a mi reflejo.

Un espeluznante zumbido me hizo dar un pequeño salto y recordando que mi móvil andaba por el suelo, hice gesto complicado. La camisa del camarero voló hasta la cama y sujetando mi celular con victoria... el sonido del retrete al ser bajado, logró que mis labios se abrieran con sorpresa.

SUEÑOS OLVIDADOS © | SL #1 - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora