■Capítulo 18■

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■ Alexander Russo■

"¿Qué es lo que intentas demostrarle al mundo? ¿Que eres un fracaso? Pon los pies en la tierra, Alexander, tus decisiones lo único que han traído ha sido vergüenza... para mi, para el negocio, para la familia y para todo aquello que había planificado para tu vida... lo destruiste todo."

Las palabras de mi padre seguían reproduciéndose en mi mente, como si realmente tuviera la capacidad de ir hacia atrás en el tiempo, sin poder cambiar nada de lo que ya había sucedido. Me había castigado lo suficiente los últimos ocho años de mi vida, pensando que no era nadie, que no tenía la capacidad de salir hacia delante o mínimo creyendo que todo lo que se acercaba a mi terminaría en la calle, destruido o incluso hasta... muerto... así como sucedió con Daniela.

Suspiré derrotado, cerrando los párpados con frustración y apretando las manos con fuerza sobre la tabla de la cocina. Me odiaba por haber flaqueado en aquel entonces, por no demostrarle seguridad. Darle la razón en un principio fue lo que me llevó a estar en una posición nada agradable con ellos, mis padres, no haber puesto las cartas sobre la mesa desde el inicio, demostrarle miedo cuando en realidad... no debía tenerlo... aunque en aquel momento deseé con todas mis fuerzas que todo fuera una espantosa broma, pero para mi desgracia... no fue así y las malas decisiones no se detuvieron.

¿Quien fue Daniela Sachetti para mi? Siempre me he hecho la misma pregunta, incluso desde mucho antes de recibir la noticia de su deceso. Había sido una atractiva chica, delgada, de ojos color verde y su melena rubia hasta la mitad de su espalda. Era el tipo de mujer italiana que no rechazan para el modelaje de alguna línea de ropa interior, alta, confiada, con una hermosa sonrisa. La había conocido desde el colegio, así como también a su familia. Jamás fue un secreto para mi el hecho de que ellos me hablaran por dinero. Pero en el pasado en lo único que podía pensar era en "¿Y qué? Yo lo único que quiero es estar con ella". Más adelante caí en cuenta sobre la realidad, aquella donde aceptaba que ni siquiera yo sabía lo que quería. Decirle mis inseguridades a Daniela fue el peor de los movimientos, sin duda alguna, pues no lo tomó muy bien después de todo. Daniela había herido en muchas ocasiones a Marcella, luego de eso, intentando cabrearme y si que lo consiguió, me molestó el que no la tratara con respeto, era igual de hermosa que ella así que, ¿por qué no podía respetarla? Creo que el pensar demasiado en eso, tratando de encontrar alguna solución para que se llevaran bien, no me hizo reaccionar a tiempo, deje que la humillara... y siempre viviré con ese peso en mi conciencia.

Ahora, ¿En qué se había resumido todo?

Fácil.

En que tuve una temporada de mierda.

Hace ocho años... mi vida se convirtió en un torbellino de emociones las cuales aún, dado el caso, no sabía manejar. Todo era diferente, ya nadie estaba a mi lado si no que contra mi. Ya las personas a mi alrededor no me sonreían con alegría, ya no tenía amigos. Aquellos que habían jurado estar para mi, al enterarse de lo sucedido habían decidido retirarse, así como lo hicieron mis padres y los padres de Daniela... así como lo hizo ella al dejar de creer en mí, al darse por vencida y culparme por toda la situación... o eso me había dicho la psiquiatra.

Entonces, recuerdo una de las últimas conversaciones que tuve con Daniela... o más bien una de las más importantes, aquella que pasó antes de que todo comenzara a caer en picada.

—Pierdes tu tiempo, Alexander. Te dije que no lo haría, tu me prometiste que...—

Sus ojos me observaron con furia, estaba molesta. Sus brazos temblaban levemente mientras intentaba encontrar estabilidad aún de pie frente a mis ojos, débil, insegura. Sus brazos delgados, sus ojos con notables manchas negras y su clavícula visible demostraban la gran cantidad de peso que había perdido con el pasar de los meses.

SUEÑOS OLVIDADOS © | SL #1 - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora