Capítulo 33

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Había desbordado seguridad... cuando hablé con Jason, cuando tomé asiento en una flamante camioneta acompañada por dos de los hombres más grandes que había visto en mi vida... y ahora que estaba a tan sólo escasos centímetros de la puerta, sentía un molesto palpitar en el centro de mi pecho. Daniel Beckett había cumplido con su palabra. Aquellos dos gorilas caminaban junto a mí de manera sobreprotectora y por escasos minutos me hicieron perder los nervios. ¿Cómo alguien podía sentirse cómodo acompañado por personas que aparentan ser delincuentes? No iría a hablar con un traficante, nadie me apuñalaria o me haría daño y estos tipazos lograban que todo el vello en mi cuerpo se erizara con tan solo una mirada. Me hicieron preguntarme a quién debería tenerle miedo realmente. Las palabras exactas de Jessica fueron las siguientes "No te dejaran sola, lo primero siempre sera tu seguridad. Tengo la palabra de Daniel, y se que esos chicos harán su trabajo".

Observé a mi lado, y el hombre junto a mi asintió vagamente para darme seguridad sin decir una palabra, su manera de transmitir un "Estamos listos" sin que sus labios se movieran. Llené mis pulmones de aire y acercando los nudillos hasta la fina madera de la puerta, dí algunos golpes aparentando una calma que en aquellos momentos no tenía. Esperé, pacientemente, y cuando los seguros en el lado contrario comenzaban a deslizarse pesadamente supe que ya no habia marcha atras, habia comenzado el juego. No me había equivocado, pues la dirección en la tarjeta me llevó al centro de Londres, a un alto y moderno edificio donde desbordaron los lujos. Siendo honesta, no me esperaba menos de Diego Russo.

Un flujo de aire corrió por mis pies cuando la puerta fue abierta, llamando por completo mi atención, y en ese instante sentí como mi corazón dejó de palpitar, abrí los párpados de manera espantada y sintiendo como todo a mi alrededor perdía sentido, observé a una alta mujer con el cabello recogido en una cola de caballo que me sonreía amablemente, como si hubiera ido hasta allí para tomar el té por pura casualidad de la vida.

Benvenuto—murmuró en un perfecto italiano, paseando la mirada de mi rostro hacia los dos hombres que permanecían como estatuas tras mis hombros.

—¿Leonor?—susurré dudosa, con la sorpresa pintada en el tono de mi voz, sosteniendo con fuerza el pequeño bolso que había escogido para que combinara con mi ropa de diseñador.

Su rostro parecía inmune a las arrugas, pintado con una leve capa de maquillaje y cuando pude fijarme en sus ojos, estos lucían opacos, a pesar de su sonrisa amigable ante mi sorpresiva pregunta. A simple vista podía jurar que no era la misma mujer alegre a la que conocí cuando era simplemente una niña, no... definitivamente no lo era, y lo confirme cuando esta abrió la puerta por completo dejando que su cuerpo, cubierto con un traje largo de una elegante tela color negro apareciera ante nuestros ojos.

Sentí como mi corazón dolió con un solo palpitar. ¿Qué había pasado con la mujer fuerte y rebosante? Ya no quedaba nada de ella, ahora, un cuerpo flacucho sustituía a la enorme mujer a la que conocí con tan solo nueve años. Sus brazos sumamente delgados, el visible hueso de su clavícula, sus mejillas hundidas. Un escalofrío recorrió por toda mi espalda y en una reacción automática, mis párpados se cerraron llorando en silencio por el ahogado sufrimiento que era palpable en el aire.

—¡Pense que nunca volvería a verte!—contestó con emoción brindándome una sonrisa mucho más sincera en esta ocasión.

No podía salir de mi aturdimiento, ella sabía que la evaluaba de manera analitica y fue por eso que su sonrisa disminuyo. Vi como un suspiro abandonó su cuerpo y al instante una sonrisa llena de sentimientos se posó en sus labios. Carraspeó levemente y dejándome el espacio suficiente para que hiciera mi entrada hacia el interior, no fue capaz de disimular su curiosidad hacia los dos hombres que se negaban a dejarme sola, aquellas habían sido sus instrucciones.

SUEÑOS OLVIDADOS © | SL #1 - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora