CAPITULO 34 La maldad de un hombre.

305 25 0
                                    


---Roderich---

Me siento tan mal, no quería que esto pasará, no por mi culpa, Gilbert no se merece esto, lo mejor hubiera sido que no se acercará a mí, no haberlo aceptado, haberme aferrado a la idea de mantenerlo lejos pero...

El hubiera no existe...

De solo ver mi mano y saber que acepte su proposición...

Pero, lo hice porque lo amor, Gilbert es lo que más me importa y no puedo dejarlo solo.

-¿Por qué? ¿Por qué yo? –solloce.

Siento como si hubiera traicionado a lo que más amo, a mi vida entera.

-Gilbert, te amo, perdona si nunca te lo dije.

Me senté recargándome en la pared y abrace mis rodillas.

-Lo hice porque te amo, no quiero que te hagan daño.

¿Qué le hice a Steven para que me hiciera esto?

Pensé que éramos amigos.

Ya nos llevábamos bien, pero...

¿Por qué?



***Flash-back***

Hace unos días...

Estaba preparando una comida especial, algo romántica porque después de tanto tiempo por fin vería a mi amado Gilbert y tendríamos una convivencia perfecta.

-Se ve todo tan hermoso. –comente.

Coloque un florero con algunas rosas en medio de la mesa y acomode todo los platos.

El timbre de la puerta me distrajo y me dirigí a la puerta. Arregle un poco mi cabello y respire profundamente.

Lo primero que vi al abrir fue un ramo de rosas como en la primera vez que vino a mi casa.

-Son hermosas, gracias mi...
-Hola Roderich.
-¿Steven? –me sorprendí.
-¿Puedo pasar?
-C-Claro. –comente.
-Gracias.

Tome las rosas y el camino hacia la sala.

Espero que se vaya pronto, no me gustaría que Gilbert se molestara de ver a Steven aquí y más aún en este día especial para los dos.

Deje las flores en un mueble y camine hacia Steven.

-¿En qué puedo ayudarle?
-Tengo una proposición para ti.
-¿Eh?

Me tomo de la cintura y me pego más a él.

-Basta. –lo empuje.

Él suspiro y se empezó a acomodar sus guantes con un semblante muy siniestro.

  -No quería llegar a esto pero me has obligado.
-¿Qué? –me sorprendí.
-Quiero que seas mi esposo Roderich.
-No puedo.
-¿Por qué?
-Yo amo a Gilbert.
-Sinceramente, -suspiro- no te estoy preguntando.
-¿Qué?
-Me canse de esperarte, -comento- te confesé mi amor, te confesé lo que sentía y antes que ese idiota, pero tú lo elegiste a él.
-Yo...
-Pero ahora ya no voy a esperar.
-Steven yo en verdad lo siento, pero...
-Ya no hay marcha atrás.
-¿Qué quieres decir?
-Te casarás conmigo quieras o no.
-Jamás.
-¿Seguro?
-...

Él saco su celular y me mostro una foto.  

  -GILBERT. –grite.
-Sin duda alguna, es de mis favoritas. –rio.
-¿DÓNDE ESTÁ? –lo mire.
-Digamos que está encerrado en un calabozo, en la prisión de máxima seguridad del país, esperando a su sentencia.
-¿Qué?
-Se le acusa de traición a la corona, un cargo muy alto. –sonrió.
-NO ES VERDAD, ÉL NO HIZO NADA.
-¿Estás seguro?
-TÚ FUISTE, -lo tome de su camisa- TU LO HICISTE, GILBERT NO ES CAPAZ DE HACERLO.
-No importa ahora, -rio- simplemente él morirá.
-...
-LA condena máxima por traición es la muerte, una decapitación.

Tape mi boca dejando que mis lágrimas cayeran, me sentía asustado.

-No lo hagas por favor...
-Tal vez si fueras más sumiso conmigo y aceptarás ser mi esposo yo mismo me encargaría de quitar esas falsas evidencias y sacarlo.

Siento como mi corazón se empieza a acelerar y me duele tanto el pecho, de solo ver su sonrisa hace que quiera golpearlo.

-Steven...
-¿Sí?
-¿Lo liberarás?
-Es una promesa.

Coloco mi cabeza en su pecho y me aferro a su camisa.

-Me casaré contigo.
-Bien dicho, -me tomo del mentón y me beso- me alegra que hicieras algo romántico para los dos, y si te lo preguntas yo te envié el mensaje.

"Gilbert..."

Steven me tomo del mentón y me obligo a verlo.

-No pienses en nadie más que no sea yo, ¿entendido?
-Sí.

Sentimientos Ocultos - Junjou egoistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora